Presentamos una muestra de Ruth Madievsky. Originaria de Moldavia Es poeta, escritora de ficción y ensayista. Radica actualmente en Los Ángeles. La colección de poesía con la que debutó es Emergency Brake y fue publicada por Tavern Books dentro de la serie Wrolstad Contemporary Poetry en el año 2015. Actualmente, está trabajando en su segunda colección de poesía, una colección de cuentos sobre la soledad urbana y la epidemia de opiáceos, así como también un libro de ensayos. Cuando ella no está escribiendo, trabaja como farmacéutica. Las traducciones son de Gustavo Osorio de Ita.
Fuente
Jardin des Tuileries, mayo de 2013
Sentada al lado de esta antigua y gris
fuente, estoy pensando que probablemente estas
vivo en algún lugar del mundo,
y no sé cómo me siento
al respecto. Estás apretando
los tornillos de un desgastado juego de columpios
en un complejo de apartamentos en Hollywood
y guiñando el ojo a las niñas
que te están esperando en el pasto
a que termines: niñas con cuadernos Lisa Frank
en sus mochilas y macarrones con queso
en sus dientes, niñas que
ni siquiera tienen senos aún,
niñas con madres
que peinaron colas de caballo
antes de la escuela esa mañana y padres
quienes no les dejarán ver
películas PG-13. O tal vez
te estás comiendo un sándwich de mantequilla de maní
en una celda de prisión, pelando la corteza
igual que un amargado vendedor
rasga el vestido de un maniquí. Estás comprando
tangas extra chicas en Victoria’s Secret. Estás hundiendo
tus uñas en la piel de un durazno.
Estas lamiendo tus dedos. Creo
que necesito dejar de pensar. Creo que esta fuente
está hecha del mismo material que las lápidas.
Creo que si alguna vez
conocieras a la luna, tú
la agarrarías por la garganta.
Agujero de gusano
Mira a la ardilla limpiar su cara
hasta que sus manos sean tus manos,
hasta que la energía química de la luz solar
sea gentil como un beso
en tu mejilla, no pares hasta que
los senadores dentro de ti
vayan a casa a su crema de maíz y sus televisores,
a sus parejas y perros, hasta que
los espejos de dos vías
y los cuchillos para ostras que cuelgas de tus nervios ópticos
como ropa lavada
sean llevados por el viento, déjalo
que desoville tus pestañas,
deja que te lleve
en su bolsillo como una menta. Todo es verdad–
la cosa rara del sexo, las píldoras amarillas, cómo trepé
sobre mí como por un árbol Básicamente cualquier cosa
puede volverse rehén de sí misma.
La pregunta no es ¿por qué? sino ¿entonces?
Aún así, hay formas
de tocar sin arrasar,
formas de lavar un cuerpo
sin hacer que la persona dentro de él
se sienta como un plato
No tienes que simpatizar
con los dientes de las motosierras
si no quieres.
A dónde vas
cuando entras en un agujero de gusano
no es importante.
Cuéntame
sobre aquella vez que robamos peras en Surprise, Arizona
y cuando dejamos que los campos de maíz nos desvistieran
en Assumption, Illinois
Había ejércitos de terracota en nuestros corazones
Escuchábamos
a la boca de los caracoles
Y cuéntame cómo el día derramó su miel
sobre todo, y después,
sobre el recuerdo de todo
Cómo lucimos nuestra piel como una pregunta
Había lidocaína, sí, y manzanas
del cementerio
Y cuéntame cómo bailó nuestro té
con las mareas de la luna
Cómo me enfermé
Que mejoré
Deja fuera la parte
sobre el aire que se volvió tóxico,
cómo nos abrió
como higos
Cuéntame en cambio
sobre mis ojos
bajo el árbol de ponderosa
¿Cómo fue que los llamaste?
Vino tinto
sobre un trozo de vidrio
Electrones
El ojo muerde la manzana,
envía al cerebro
una imagen de la no-manzana. Lo cual se parece
a la forma en que lanzo mi voz
como un Frisbee, como lanzar la sal
sobre un hombro, como dar una fiesta de cumpleaños
donde el hermano de alguien
asa en la parrilla hot dogs, un poco de velocidad
en su sangre,
algunos globos rojos. El ojo
es el más engañoso
órgano del cuerpo.
Seguido de cerca por la mano,
que se niega a aceptar
que el tacto se resume
a la repulsión de electrones,
de modo que cuando sostengo
la mano de la persona que amo,
en gran medida lo estoy
alejando. Lo cual tiene algo que ver
con el sorprendente parecido
entre una bolsa
de caramelos envueltos individualmente
y el corazón humano.
El vidrio pegajoso
de su destrozo. Cómo el amor
puede romperse como un diente
besando una banqueta,
la forma en que justo ahora el auto de alguien se sube
en una banqueta, el cuerpo de ella
haciendo el amor con el parabrisas
y volviéndose
el parabrisas. Y aún las luciérnagas brillan
con su dolor particular.
La cinta policial
separando la mente de todo
lo que no es la mente
prueba ser imaginaria. Mis ojos
encuentran la cara
de la persona que amo
y sacan su tenedor y su cuchillo.