Poesía mexicana: Álvaro Vallarta

Presentamos una muestra del poeta Álvaro Vallarta (Ciudad de México, 2000). Actualmente estudia el bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria 5 José Vasconcelos. En 2018 fue becario del Festival Cultural Interfaz ISSSTE, en el programa Los signos en rotación. Su primer libro La patria íntima (UNAM, 2018) resultó ganador ex aequo del Premio de Poesía Joven UNAM 2018.

 

 

 

La patria íntima

 

Para mis amigos y amigas por su presencia

 

Primero

hay que alejarse lo suficiente

para reconocer

lo que calladamente

hemos perdido.

 

Las tristes novias

que aprendieron a jugar con la distancia

porque nadie les enseñó nunca

a desvestirse solas.

 

Los amigos que cerraron filas

y con educación, poco a poco,

dejaron de invitarnos a las fiestas.

 

Solamente así terminaremos

el poema de hermosas novias

que amaron lo suficiente.

 

Aunque, la verdad, en el amor

siempre fuimos los grandes perdedores

sin palabras para el desenlace.

 

No escribirás de amor cuando el amor te corresponda

ni corresponderás al amor cuando el amor te escriba.

 

Volverás la vista atrás

y no verás tu casa

entre la niebla.

 

Aprenderás que los poemas se miden por olvido

y la memoria por la ausencia que dibuja sus contornos.

 

Para invocar la presencia de mis amigos

tuve que despedirlos a todos en silencio.

 

Nunca hice falta

en donde yo no estuve

sin embargo, llegué tarde

a todas las fiestas de cumpleaños

y mi novia se moría de vergüenza.

 

En un día soleado para la poesía

elegí poner en modo avión

la falsa correspondencia de este mundo.

 

Debe haber otro lugar en todas partes

debe haber algún país en otra parte

una patria íntima donde las cosas

tengan la medida exacta de su nombre.

 

Digo patria y la intimidad se hace presente

digo amor y la desigualdad pregunta dónde

digo desigualdad y el olvido responde patria

digo patria y la intimidad se hace presente.

 

Pero una doble soledad presiento

que los televisores han callado.

 

¿Qué es poesía? dices mientras clavas

en Nicaragua tu pupila azul

¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?

Nicaragua eres tú.

 

Solo cuando puedas acostarte a la sombra de tus poemas

para hacer el amor o leer una novela de Milan Kundera

es momento de reunirnos bajo un título simple pero hermoso.

 

 

 

El fin de la oscuridad

 

Homenaje a Paul Bogard, por su libro del mismo título.

 

La extinción de la noche y sus rincones

es una continuación del progreso.

 

Ya casi no queda oscuridad

en la ciudad ciega de luces.

 

 

 

El colmo de la evolución

 

No hay dolor más grande que el dolor de ser vivo.

Rubén Darío

 

Otra vez despertamos abrazados

como en la primera madrugada del mundo.

 

Mundo de los comienzos extraviados

con su inclemencia de hogares felices

y sus íntegras especies amorosas.

 

Todo nos parece más distante y ruidoso en las mañanas,

parecemos homínidos temerosos del fuego y los espejos.

 

Tú caminas erguida hacia la regadera

mientras yo me visto con resignación

de ciertas bestias sometidas en lunes.

 

No hay tiempo para inventar la rueda y la escritura.

 

¿Cómo sobrellevar la soledad

de ser un mono erguido?

 

Las exhaustas teorías de evolución

no podrán explicar por qué el amor

nos volvió tan primitivos.

 

 

 

Responso al padre de Malva Marina

 

Un ser perfectamente ridículo.

Pablo Neruda de su hija Malva Marina

 

Esta tarde he leído que enterraste una flor en los periódicos.

 

Tiene el nombre cálido y celeste de una orquídea que cosecha tempestades.

 

Oh niña entre las rosas, oh presión de palomas.

 

¿No queda amor en este mundo para tu niña enferma?

 

Tiene el Amor

una cabeza deforme

como de punto sobre la coma.

 

Todas las noches ríe,

todas las noches llora.

 

Malva Marina Trinidad la nombraste

pero tu amor no quiso quererla

o nunca tuviste amor

para contigo mismo.

 

Tiene el Amor

una cabeza deforme

como de punto sobre la coma.

 

Neftalí Ricardo Reyes Basoalto

¿Tuviste alguna vez el corazón tan generoso como un grano de trigo?

 

Desde el fondo de ti y arrodillado

un niño triste como yo nos mira.

 

Tiene el Amor

una cabeza deforme

como de punto sobre la coma.

 

En una patria al sur de tu alma solitaria

una flor del campo enfermó de hidrocefalia.

 

La enterraron en las nubes,

la enterraron en el monte,

la enterraron en tu olvido.

 

Mi alma no se contenta con haberla perdido.

 

Nada en esta tierra es sagrado para la muerte.

 

Desde entonces

tiene el Amor

una cabeza deforme

como de punto sobre la coma.

 

No te perdono, Pablo.

 

Aunque este sea el último dolor que ella te causa

y estos sean los últimos versos que yo te escribo.

 

 

 

Elegía y samba por dos poetas en movimiento

 

Debe desaparecer a tiempo aquel por quien habló el espíritu.

Friedrich Hölderlin

La verdadera seriedad es cómica

Nicanor Parra

 

De cuando Octavio Paz escuchó la “Elegía” de Caetano Veloso y Augusto de Campos.

 

También lo conocí por las palabras,

un sauce de cristal, un chopo de agua,

por páginas de claridad perpetua,

una presencia como un canto súbito.

 

Lo conocí por tristes homenajes,

puertas abiertas a un salón vacío

y por mi juventud de verso en pecho

como el deslumbramiento de las alas.

 

Un buen día John Donne llegó a Brasil,

iba en camiseta y lentes oscuros

y brindaba con una caipiriña

junto a Caetano y Augusto de Campos.

 

Deja correr mis manos calurosas,

atrás, arriba, enfrente, abajo y entre,

mi América encontrada, mi Sao Paulo,

continente solo por mí poblado,

mi Amazonas, mi carnaval de Brasil.

 

Son palabras de John Donne en Ipanema.

 

Octavio Paz levanta la mirada,

una mirada que sostiene en vilo

al mundo con sus mares y sus montes,

desdobla su sonrisa de poeta

y entra bailando al ritmo inmortal

donde el mármol se vuelve viento.

 

¿Te parece una profanación?

 

Caetano Veloso bailaba samba,

Augusto de Campos bailaba samba

y Octavio Paz bailaba samba.

 

Todo se transfigura y es sagrado.

 

Poeta es el oficio de la estatua,

en sus obras completas

solo el silencio del bronce es eterno.

 

Querido Octavio Paz:

Bajo tu clara sombra

alguien baila.

 

¡El hombre ha muerto,

larga vida al poeta!

 

Porque la eternidad es movimiento:

esta agua corriente, esta luz inquieta,

un árbol bien plantado mas danzante.

 

 

 

Los refugiados

 

No deseo del amor sino el comienzo. Sobre las plazas

de mi Granada las palomas remiendan el vestido de este día.

Mahmud Darwish

 

Nos dijeron que no éramos de aquí, que éramos viajeros, gente de paso, huéspedes de la tierra, camino de las nubes.

Rafael Alberti

 

Cuando leo sobre los refugiados españoles que llegaron a México en 1936

o me conmueven las ruinas beligerantes de Palestina en 2018

me pregunto ¿De dónde soy? ¿A dónde pertenezco?

 

A veces encuentro una patria sencilla en el café de las conversaciones,

pienso en Ramón Xirau y en la teva veu silenciosa que en el mal posa amor i troba amor.

 

Yo he cruzado labios como puentes de una ciudad húmeda y discreta,

las sábanas en el suelo disimulaban la cobarde retirada del invierno

pero era marzo entre nosotros, a pesar de las dulces tormentas en la playa.

 

Al amanecer

una luz nacida sin prejuicios

alumbra la iglesia y la mezquita

desde Adonis hasta León Felipe.

 

Es el amor la piedad que nos alumbra

y dos soledades forman nuestra patria.

 

¿De qué país he venido huyendo para no volver?

 

La presencia es navegación hacia nosotros mismos

-me responde José Gaos desde las aulas invisibles-.

 

El mío debería ser un acento de lumbre estrecha y consonantes mediterráneas

donde la vida pueda escribirse también con “b” labial de baluarte y de belleza.

 

Los olvidados no era una película de Luis Buñuel con tema mexicano,

era una profecía sepultada en los vastos jardines sin aurora.

 

Han venido caminando desde España o Palestina,

de noche cruzaron los desiertos, poemarios y periódicos;

no atravesaron solo espacio, sino tiempo, buscándose.

 

Perdón que insista en hablarles de ella

mientras alguien siglos arriba está muriendo,

pero no existiría mi lengua sin vuestro continente.

 

Yo quiero una nación de cuerpos enlazados

y quiero arribar al puerto de un abrazo fuerte

como si tu soledad hubiera esperado a la mía

para fundar una república de besos incendiarios.

 

Mahmud Darwish

descubrió a Federico García Lorca

junto a los escombros del amor en Palestina;

se escribieron entonces y hasta nuestros días

hermosos poemas eróticos en tiempos de guerra.

 

Hoy rezo porque en el amor nunca falte espacio.

 

Yo soy ciudadano de un poema que empieza contigo.

 

Pido compasión para los que no habitan su propia intimidad.

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