En esta nueva entrega de la serie El Vacío y la Plétora, nuestro editor, el poeta Mario Bojórquez nos acerca a las enseñanzas del maestro zen de la espada Takuan Osho y los Divinos Anales de la Sabiduría Inmóvil.
Takuan Osho, el maestro zen de la espada, construyó un sistema de entrenamiento para la mente que podía ser utilizado aún en el arte de la estrategia, sus reflexiones se han reunido en el volumen Divinos Anales de la Sabiduría Inmóvil (不動智神妙録, fudōchi shinmyōroku), allí nos habla de la mente que no es apresada por un pensamiento, que no se queda aferrada a la ilusión del mundo sino que libre atraviesa todos los planos de la existencia en un sólo movimiento abarcador y desapegado: “Inmóvil (fudō) (dentro del término fudōchi) no significa la inmovilidad de la piedra o del árbol. Es la mente que se mueve allí, allá, a la derecha y a la izquierda, en las diez direcciones y en las ocho direcciones, pero que no se detiene en ninguna parte en ningún momento, esto es fudōchi…” El último aprendizaje en el Arte de la Espada es el de la inmovilidad de la muerte, después de eso ya nada puedes aprender, sólo veras que todo está vacío, que todo está lleno, plétórico, de un gran vacío, como ha dicho el Buda en el Sutra del Diamante: “Cada fenómeno es como un sueño, una ilusión, una burbuja, una sombra; es como el rocío y también es como el relámpago. Eso es todo lo que verás.”
MB
¿Dónde pones tu mente?
Si pones tu mente en el movimiento corporal de tu oponente, serás distraído por ese movimiento. Si la dejas en su espada, te distraerá su espada. Si la pones en el deseo de atacarlo, serás distraído por ese deseo. Si la pones en tu propia espada, te distraerá tu propia espada. Si pones la mente en tu deseo de no ser atacado, te distraerá tu deseo. Si la pones en la postura de tu oponente, serás distraído por su postura. En resumen, no hay un lugar para poner tu mente, como ha quedado dicho hasta aquí.
Alguien nos dice: “Si pones tu mente en cualquier parte, estará en cualquier parte y se perderá, y serás derrotado por tu oponente. Entonces coloca tu mente en el área debajo de tu ombligo, que es el lugar donde el coraje y la fuerza se generan, y no se irá a ninguna parte. Simplemente mantenla respondiendo a cada uno de los movimientos de tu oponente.”
Esto es comprensible; sin embargo, desde un punto de vista más avanzado en el conocimiento del Budismo, colocar la mente bajo el ombligo para impedir que se vaya a cualquier parte, es poco eficaz y no demuestra un avance en este conocimiento… Si pones la mente bajo el ombligo en un intento por impedir que se vaya a cualquier parte, volverás a ser distraído por este intento y al final no podrás tomar todas las iniciativas que se te ofrecen, y no te sentirás en verdadera libertad.
Alguno pregunta: “Si conservar mi mente bajo el ombligo obstaculiza mis movimientos, me hace sentir sometido, y me impide tomar todas las iniciativas a mi alcance, ¿en qué parte de mi cuerpo habré de poner mi mente?
Le respondo diciendo: “Si la pones en tu mano derecha, serás distraído por tu mano derecha y no podrás tomar todas las oportunidades que se te ofrecen. Si la pones en tus ojos, serás distraído por éstos y no estarás en posibilidad de tomar libremente todas las opciones. Si la pones en tu pie derecho te distraerá tu pie derecho y no podrás tomar todas las iniciativas a tu alcance. No importa, por tanto, el lugar donde pongas tu mente, si la pones en un lugar en especial, todos los demás lugares no te ofrecerán la posibilidad de tomar todas las iniciativas en todo momento.”
“Muy bien, entonces, ¿dónde la pongo?”
“Si no la pones en ninguna parte —le digo—, tu mente llenará completamente tu cuerpo, se extenderá y se propagará sobre todas las cosas. Entonces, servirá a tu mano cuando ésta la necesite, a tu pie cuando tu pie la necesite, a tus ojos cuando tus ojos verdaderamente la necesiten. Porque existirá plenamente ahí donde es necesitada, y servirá en todo lugar donde deba servir…”
“Si dejas de pensar en algún lugar donde ponerla, tu mente se extenderá y se propagará sobre todas las cosas y llenarás con ella completamente tu cuerpo. Si no la pones en ninguna parte, permitirás que sirva en todas partes según se necesite en cada momento, respondiendo a cada uno de los movimientos de tu oponente.”
“La voluntad de no poner la mente en un sólo lugar depende enteramente del entrenamiento. No dejar depositada la mente en ningún momento en ninguna parte es el objetivo y, además, es de vital importancia. Si logras no poner la mente en ninguna parte, estará entonces en todas partes.”
Takuan Osho
Divinos Anales de la Sabiduría Inmóvil
Fudôchi Shinmyô Roku
Traducción del inglés de Mario Bojórquez