Poesía argentina: Edith Lomovasky-Goel

Leemos algunos poemas de Edith Lomovasky-Goel (Argentina, 1952). Emigró a Israel en 1972 donde graduó en Literatura Española por la Universidad Hebrea de Jerusalén. Es autora de catorce poemarios en lengua española y dos en hebreo.

 

 

 

 

 

 

 

Todo es brillo, incandescencia y reverbero. La luminosidad es tan intensa que, alrededor de mediodía, se puede, desde cierta distancia, percibir claramente las vibraciones de algunos colores, particularmente del rojo, que hacen ondular el aire alrededor de las plantas florecidas

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ Juan José Saer, El río sin orillas

 

 

 

 

Ante la mirada matinal

se mezclan

la jamra1

el cemento​​ 

el hormigón​​ 

y otra tierra​​ 

muy ajena.

 

Los cimientos

siguen enraizándose

más y más metros hacia el fondo

y no hay

sino futuros fósiles

entre una y otra bota.

 

 

 

 

 

 

 

Mis pies seguirán reclamando​​ 

el misterio del suelo​​ más oculto,

donde se desdibujen los cauces​​ 

y​​ las cartografías.

 

Los baldíos, el verdor entre las calles​​ 

pierden,

perderán​​ 

la riqueza de sus límites borrosos​​ 

y todo estará recortado​​ 

sin piedad

declarando

a viva voz

la geometría urbana.

 

 

 

 

 

 

 

Al final de tantos recorridos​​ 

No sé.

Es que no sé

si me faltan todos los glosarios

o​​ prefiero los silencios de la revelación.

 

En el derrumbe de aquel edificio de Bauhaus

que linda con mi casa,

la​​ vida​​ se abrió.

 

Cómo puede ser

que a diez centímetros bajo tierra

todo tenga otra nomenclatura​​ 

y otra mudez.

 

La​​ jamra​​ se retorció

Se sigue retorciendo

Pariendo qué.

Velando

a​​ quién.

 

La ingeniería de​​ los​​ suelos

se hace​​ cargo.

Y otra vez

me faltan las palabras

 

Los cimientos

¿A qué se arraigarán?

 

¿Cómo se llama el punto de contacto entre los hierros​​ 

y los vástagos de​​ suelo​​ que salen a la luz?

 

Un​​ séquito de hormigas

traza unas​​ hileras frágiles,

siempre cargando su esclavitud,

siempre​​ madres​​ 

de ninguna​​ mies.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Me detengo a contemplar

los hogares que hubo,

los andamios,

el esqueleto de un futuro.

 

Las intensas palas del tractor​​ 

se llevan los excesos

hacia un lugar incierto.

 

En este ir y venir de​​ los corpúsculos de vida,

algo

intruso y feroz se yergue  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ 

con una intención colosal.

 

El aire

alrededor

va perdiendo

terreno.

 

 

 

 

 

 

 

 

Si esta demolición

y estos cimientos​​ 

hubiesen transcurrido​​ 

en el verano hiriente,

las víboras y las lagartijas

habrían desbordado la calma.

La relativa

calma.​​ 

 

Pero los contratistas excavan en invierno,​​ 

donde el reducido bestiario no estalla.

 

Sin embargo,​​ 

todo estalla.

 

Todo estalla.

 

 

 

 

 

 

 

 

Están construyendo una cisterna subterránea​​ 

para almacenar el agua de los cielos.

 

No hay promesa de diluvio.

Solo una esperanza de lluvias por venir.

 

¿Vendrán las lluvias?

 

 

 

 

 

 

1

​​ tierra rojiza (jamra: rojo en árabe) característica del Medio Oriente,​​ rica en óxido férrico

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