Todo es brillo, incandescencia y reverbero. La luminosidad es tan intensa que, alrededor de mediodía, se puede, desde cierta distancia, percibir claramente las vibraciones de algunos colores, particularmente del rojo, que hacen ondular el aire alrededor de las plantas florecidas
Juan José Saer, El río sin orillas
Ante la mirada matinal
se mezclan
la jamra1
el cemento
el hormigón
y otra tierra
muy ajena.
Los cimientos
siguen enraizándose
más y más metros hacia el fondo
y no hay
sino futuros fósiles
entre una y otra bota.
Mis pies seguirán reclamando
el misterio del suelo más oculto,
donde se desdibujen los cauces
y las cartografías.
Los baldíos, el verdor entre las calles
pierden,
perderán
la riqueza de sus límites borrosos
y todo estará recortado
sin piedad
declarando
a viva voz
la geometría urbana.
Al final de tantos recorridos
No sé.
Es que no sé
si me faltan todos los glosarios
o prefiero los silencios de la revelación.
En el derrumbe de aquel edificio de Bauhaus
que linda con mi casa,
la vida se abrió.
Cómo puede ser
que a diez centímetros bajo tierra
todo tenga otra nomenclatura
y otra mudez.
La jamra se retorció
Se sigue retorciendo
Pariendo qué.
Velando
a quién.
La ingeniería de los suelos
se hace cargo.
Y otra vez
me faltan las palabras
Los cimientos
¿A qué se arraigarán?
¿Cómo se llama el punto de contacto entre los hierros
y los vástagos de suelo que salen a la luz?
Un séquito de hormigas
traza unas hileras frágiles,
siempre cargando su esclavitud,
siempre madres
de ninguna mies.
Me detengo a contemplar
los hogares que hubo,
los andamios,
el esqueleto de un futuro.
Las intensas palas del tractor
se llevan los excesos
hacia un lugar incierto.
En este ir y venir de los corpúsculos de vida,
algo
intruso y feroz se yergue
con una intención colosal.
El aire
alrededor
va perdiendo
terreno.
Si esta demolición
y estos cimientos
hubiesen transcurrido
en el verano hiriente,
las víboras y las lagartijas
habrían desbordado la calma.
La relativa
calma.
Pero los contratistas excavan en invierno,
donde el reducido bestiario no estalla.
Sin embargo,
todo estalla.
Todo estalla.
Están construyendo una cisterna subterránea
para almacenar el agua de los cielos.
No hay promesa de diluvio.
Solo una esperanza de lluvias por venir.
¿Vendrán las lluvias?
tierra rojiza (jamra: rojo en árabe) característica del Medio Oriente, rica en óxido férrico