Los Idus de Marzo, según Jorge Luis Borges

En los Idus de Marzo, Julio César es asesinado por conspiradores del senado para arrebatarle el poder. Su figura es todavía memorable. Según Suetonio, Julio César escribió un poema llamado​​ El camino, del cual ya no tenemos noticia. Leemos, a modo de homenaje,​​ dos​​ poemas de Jorge Luis Borges para recordar este acontecimiento​​ que marcó Occidente.

 

 

 

César

Aquí, lo que dejaron los puñales.

Aquí esa pobre cosa, un hombre muerto

que se llamaba César. Le han abierto

cráteres en la carne de los metales.

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Aquí la atroz, aquí la detenida

máquina usada ayer para la gloria,

para escribir y ejecutar la historia

y para el goce pleno de la vida.

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Aquí también el otro, aquel prudente

emperador que declinó laureles,

que comandó batallas y bajeles

​​ 

y que rigió el oriente y el poniente.

Aquí también el otro, el venidero

cuya gran sombra será el orbe entero.

 

 

 

La trama

Para que su horror sea perfecto, César, acosado al pie de la estatua por los impacientes puñales de sus amigos, descubre entre las caras y los aceros la de Marco Bruto, su protegido, acaso su hijo, y ya no se defiende y exclama: ¡Tú también, hijo mío! Shakespeare y Quevedo recogen el patético grito.

Al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías; diecinueve siglos después, en el sur de la provincia de Buenos Aires, un gaucho es agredido por otros gauchos y, al caer, reconoce a un ahijado suyo y le dice con mansa reconvención y lenta sorpresa (estas palabras hay que oírlas, no leerlas): ¡Pero, che! Lo matan y no sabe que muere para que se repita una escena.

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