Poesía chilena: Emilia Pequeño Roessler

Presentamos una muestra poética de la autora chilena Emilia Pequeño Roessler (Santiago de Chile, 1997). Es poeta, profesora e investigadora. Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas y Magíster en Teoría e Historia del Arte por la Universidad de Chile, actualmente cursa el Doctorado en Literatura en la Pontificia Universidad Católica de Chile. En 2018, ganó el Premio Roberto Bolaño en poesía y fue becaria de la Fundación Pablo Neruda. En 2023 obtuvo el Premio de Poesía Joven Vaso Roto. Ha publicado los libros La chacra de las fresias (Pez Espiral, 2022) y Notas para una cartografía imaginaria de los fiordos (Vaso Roto, 2024).

 

 

 

dehiscencia​​ 

 

 

hay algo en pensar cartografías​​ 

inequívocamente amoroso

crear un recorrido que acorte distancias​​ 

cuando el tacto

no puede afirmarse​​ 

entre manos y pies que enraízan​​ 

sobre estuco​​ 

 

hablo

sobre el brazo del agua​​ 

que nos recogerá​​ 

y volverá a juntarnos

 

si miro entrecerrando los ojos

este canal podría ser un fiordo

 

hay detalles en el vidrio​​ 

que nos permiten ver los paisajes

de otros modos

 

empaño la ventana​​ 

trazo un camino hacia la costa

podríamos recolectar conchas​​ 

machacarlas entre ellas

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ formar un puente

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ un ligero andamio

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ una calzada de piedras

 

hambre que persigue​​ 

una pregunta sostenida

 

enfilamos hacia las rocas​​ 

tus hombros delante de los míos

 

la caída de la luz

se pliega a los eucaliptus costeros

los pinos las docas​​ 

rastrean la orilla

como un alga de tierra

 

carne enroscada

toque y espasmo​​ 

el racimo de tus dedos​​ 

dibuja​​   en el suelo

una construcción que se levanta  ​​ 

solo para desmoronarse

 

dación de tacto

dehiscencia que permea

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ para quedar​​   ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ por siempre​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ desmoronándose

 

hablo de la posibilidad​​ 

de que algún día  ​​ esa arena

llegue a ser un vidrio

​​ por el cual mirarnos

 

desigualdades del hielo

 

 

1.

 

las desigualdades del hielo​​ 

solo pueden ser medidas​​ 

mediante su crecida y decrecida

 

trizadura en cristales

resistentes​​ 

a toda apropiación de los números

hacen perder las piedras​​ 

en lo profundo de su coraza

 

allí​​   cualquier yuyo​​ 

sabe cómo parar el tiempo​​ 

para la mala hierba​​ 

no hay estación agreste​​ 

resistir una helada o granizo

parapetándose al borde​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ de un peñasco

 

 

 

2.

 

quebrada​​  la astilla es memoria sutil de su forma

imposible predecir los ángulos​​ 

que adopta​​ 

fundiéndose en los rostros de las cosas​​ 

se adapta a cuerpos de todo ángulo

no así del suyo

 

3.

 

cualquier yuyo sabe​​ 

creció a contrapelo ​​ 

a labio desnudo​​  un manojo de dientes​​ 

la lengua llagada con el filo de las hojas​​ 

a rape del suelo​​ 

raíz o gancho​​ 

lo que fue hielo​​ 

sobre agua​​ 

hiere la superficie

reparto ​​  impreciso

 

un cuerpo no puede sino

​​   medirse contra otro

un músculo ​​ 

informe frente a lo informe

 

a pleno escombro florece un yuyo

la materia midiendo​​ 

a su vez la materia

 

 

 

 

postales de invierno

 

 

resplandor

mecido de infancia

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ escucho la cordillera

 

santiago es glaciar a medio derretir

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ ¿habrá sido esto​​ 

 ​​​​ fiordo alguna vez?​​ 

 

valle ahuecado​​ 

ahora desierto

 

pienso en cómo caemos

espalda sobre espalda

cada vez​​ 

que su viento

nos arroja

 

las rocas inalterables de la cordillera​​ 

quebrándose

 

una ciruela​​ 

sobre el pavimento​​ 

​​     

podrían rasgarse en tu boca

 

los vacíos se palpan

fuerza mimética de la geografía

 

 

la carne misma ​​ 

se vuelve  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​  espacio

 

mirar no lo es todo

postales de invierno

 

 

el frío parece la cosa más limpia​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ del mundo​​ 

allí

sobre un lago

que ya no es lago

sino espejo de hielo

un anillo

reflectante

 

procedo a extirpar​​ 

el órgano del dolor

guardar la piel​​ 

para cuando haya

motivos para tocar

 

la carne es una noción última

que no es unión​​ 

o compuesto​​ 

de dos sustancias

sino pensable por sí misma

 

 

 

 

un tropel de barro invade las algas​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ mi pelo en tu red  ​​ ​​ ​​​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ cubre el corazón del daño

 

un manto de adobe

escondido de la sinceridad

 

el pálpito se hace menos audible

ha parapetado la luz del invierno

sobre los cuerpos rocosos

 

pero quién quiere

amortiguar el amor

 

desgajo un trozo de naturaleza

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ para llamarlo paisaje

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ rayo sobre agua

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ agua sobre tierra

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ tierra sobre montaña

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ un sauce podrido floreciendo

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ tres monedas fluctúan

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ líneas  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ adoptan

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ la figuración del lenguaje

 

las cosas​​  

no pueden resistir por un tiempo indefinido

 

lugar de tránsito

el cambio

es también una forma en que el amor

   ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ se torna sustancia

 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ una mueca se convierte en deseo

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ la piedra evoluciona con el tacto de la corriente

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ una llama curte su pelaje con el aire que respira

 

 

decir  ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ la permanencia de una huella

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ es relativo

 

la ternura es un paisaje en la deriva de los cuerpos​​ 

su roce concatenado construye una porción

unitaria de este amor​​ 

 

poema de amor en la tempestad

 

1.​​ 

 

un rasgo de nube

anida en el cielo​​  

despeja

las formas mínimas de una tempestad

morosa​​   ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ contenida

 

la fractura de un sonido

​​  apenas​​  un sonido

un verbo​​ 

presiona como gozne​​ 

contracturado

 

rema entre la línea  ​​ de tu ombligo

​​ y mi cadera

 

niego un estrecho de brazo

porque quiero más que eso​​ 

si la ola no enternece la arena

 

he dejado un pedazo de mí

para desentrañar​​ 

en la fuerza del yerro

cómo habitas otro tiempo​​ 

junto al mío

2.

 

no hay azar en caber

sobre el hueco​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​​​ de una mano vasta

 

peso​​  sedimento

arcilla​​   ​​ ​​ ​​​​ calcárea

 

una gruta​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​​​ abriga el agua

 ​​ ​​ ​​ ​​​​ en su corriente

 

 ​​ ​​ ​​​​ el lastre de la noche me recibe

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ empapada

 ​​ ​​ ​​​​ a codazos​​   ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ el mareo

 ​​ ​​​​  

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ canto a canto

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ los dorsos

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ rejuntados​​ 

 

 

3.

 

duermes en silencio el ansia​​ 

de un primer sueño compartido

acidez de la mañana

regusto guardado​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ en el vaso

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ de la mesa de noche

 

una isla sobre otra isla

allí donde se filtra

la indecencia del mundo

 

no es cierto

 

soy yo la que pierde

su agua en el sueño

 

no me reconozco

en el calor de la mano

antes adorada

cuando las lenguas

se remecen como una​​ 

caja de resonancia​​ 

en la nueva resonancia

 

para la sábana bajera​​ 

el movimiento no es virtud​​ 

 ​​ ​​ ​​ ​​​​ más que escapar​​ 

 ​​ ​​​​ a lo que envuelve​​ 

una boca que devora​​ 

sin dientes

así como se dibujan los pétalos

y se dibuja el fuego

 

la bruma se levanta contra el ventanal

 ​​ ​​ ​​​​ con el amor demorado​​ 

 ​​ ​​ ​​​​ de quienes pueden verse madurar

 ​​ ​​ ​​​​ en el transcurso de los años

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