Nueva poesía peruana: Sarai Cavero Pacco

Leemos algunos textos de la poeta cusqueña Sara Cavero Pacco (2003). Actualmente se encuentra trabajando en su libro inédito de poemas titulado Wiñaspa huk rapipi.

 

 

 

 

 

 

 

Sarai Cavero Pacco es una​​ poeta cusqueña apasionada por la palabra y la expresión artística. Ha participado en eventos literarios como el recital "Enero en la Palabra". Actualmente, estudia Ciencias de la Comunicación y se encuentra trabajando en su libro inédito de poemas titulado​​ Wiñaspa huk rapipi​​ y un proyecto fotográfico-poético.​​ 

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

4.​​ Mallkischay

 

La vi así.

La vi sola y nostálgica,

el tiempo pasó sobre ella,

y sobre ella mis recuerdos.

 

En los carnavales,

cubría nuestros cuerpos pequeños.

En ella se grabó las carcajadas,

alrededor del agua ardiente.

 

Sin más tiempo,

desgraciadamente,

sin más oportunidades,

los hechos pasaron al recuerdo,

del recuerdo a la nostalgia,

y​​ de​​ la nostalgia​​ al olvido.

El olvido de la​​ casa.

 

 

 

 

 

 

 

 

5. La Gigante

 

No sabe cómo sentirse,

el calor se escapa de sus manos,

ya no siente la proporción​​ de​​ las​​ píldoras,

contra sus lágrimas.

 

Mi gigante se siente pequeña,

siente el frío del mes de enero,

en sus huesos,

en sus ojos.

 

Se mira en un pedazo de vidrios rotos,

mira las grandes y pequeñas líneas de su cuerpo.

Si, la gigante solo mira.

 

 

 

 

 

 

 

 

6. Noches y Vidrios

 

Toqué fondo.

Cuando los vidrios,

parecían incrustarse entre​​ mis ojos.

Cuando​​ mi reflejo

no sostenía en mis manos,

sino​​ el amor propio.

 

Toqué fondo,

cuando en mis ojos achinados,

por noches de agonía,

se ausentaba los días sin sol,

y en mis labios,

solo curvas agrietadas.

 

Los vidrios,

no podían mirar de día,

pero en la noche,

en la noche era otra historia.

 

Él​​ se esparció en lo gris,

y sentí que todo pasaría,

con solo ver el reloj.

 

Esperé​​ a los árboles,

¿Al menos me den una pista de esperanza?

pero las noches y los vidrios,

siguieron con su historia.

 

 

 

 

 

 

7. Chispa y cenizas

 

Soy fuego.

Soy chispa, la​​ ceniza,

calor y color, trazo líneas y no

límites.

 

Suelo quemar:

troncos en pedazos, los llantos,

miedos,

sudor, recuerdos, ciego los ojos.

 

Podría quemar pastizales verdes,

frescos, secos, amargos.

 

¿Mi rebote está molesto?

 

Porque soy luz,

bailo, danzo con el viento,

al compás de las risas,

chispeo aún más.

 

Soy trazos de luz,

ilumino pupilas, sonrisas.

Doy calor, color, luz.

Acobijo​​ el frío, las heladas,

las heridas marcadas.

 

Pero se alejan cuando chispeo

fuerte,

y regresan los perros,

al sentir sus uñas frías.

 

Ayy! Mi rebote no ha regresado.

 

Enciendo velas, las mantengo,

suelo estar para dar de comer,

tengo afecto de madre y de novia,

o se cansan de mí​​ o se

acostumbran.

 

Casi nadie se arrepiente,

no he recibido disculpas,

a veces recibía migajas de

troncos.

 

¿mi rebote dónde se habrá

quedado?​​ 

 

Soy luz, calor, color, chispa,

ceniza,

el rebote dice que traza límites.

buscando luz.

 

Mi rebote me ha reemplazado.

 

Las heladas,

son muy heladas,

El rebote había sido ajeno.

 

Resultó ser otro perro

pero ya le​​ corté​​ las uñas.

 

 

 

 

 

 

 

 

10.Qué pena

 

Feliz, con cuatro cigarrillos salí,
el frío en las manos, pensándote.
El clima, maldito, me dio su permiso:
pensarte de nuevo, sin ningún juicio.

La plaza sin luz, el templo cerrado,
la cruz encendida, el paso callado.
A una cuadra más abajo, el destino:
muerto y oscuro, igual que el camino.

El hostal con la puerta entreabierta,
los cuartos sin vida, la calle desierta.
Otras parejas entraban riendo,
y yo, celosa, por dentro ardiendo.

Una anciana y una joven me vieron,
¿por el humo o el luto que no entendieron?
No lo sé, pero sus​​ ojos se clavaron,
y mis pasos del recuerdo, regresaron.

Se agotaron los cigarrillos​​ 
esa fachada​​ me hizo temblar.
¿Qué gratos recuerdos?,​​ ¿qué travesura?,
una sonrisa venció la amargura.

Qué pena,
yo aquí, sin razón,
reviviéndote a trozos,
con tímpanos rotos
de tanto escucharte
adentro del pecho,
como si tu eco
fuera mi techo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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