El poeta y ensayista Gustavo Osorio de Ita reseña el ´libro más reciente del poeta Víctor Toledo, “Des-varíos”, título perteneciente a la colección “La abeja de Perséfone” de la BUAP.
Des-Varíos de Víctor Toledo: hacia una sincronización poetizante
Primera advertencia: Víctor Toledo en este libro advierte que debe de entrarse al mundo de Dionisio y a sus misterios siempre con la antorcha de la luz apolínea – el fuego del conocimiento – , así es de esperarse que adentrarse en estas placenteras páginas solo representará un goce absoluto si todos los sentidos se encuentran agudos como el aguijón de la abeja.
Segunda advertencia: atención a la división intencional de la palabra que da titulo al libro pues todo desvío en poesía causa extrañamiento; precisamente extrañamiento es lo que suscita el título de este libro. Podemos inferir las siguientes posiciones en cuanto al libro de Víctor Toledo:
Por una parte el desvarío es una alteración de un contexto social aceptado; una desviación del grado cero (de existir tal), una anomalía, una alotopía; algo que salta a la vista. Y este pasado siglo XX (y por lo que llevamos del XXI) como podría ser mejor descrito sino como un desvarío; una concatenación de hechos a-lógicos los cuales sin embargo encuentran su orden y encabalgamiento; de alguna manera el libro refleja la unión de lo imposible; asemejando la labor de todo poeta: el encontrar amalgamar el antrophos y el cosmos después de tanto distanciamiento racional; el desvarío es una ventana a la fusión original.
Por otra, el título de este libro pudiese advertirnos que lo que pretende es presentar la enunciación “desde varios”, es decir hacer una aproximación multiconvergente de varios temas; postulando tal vez la poesía como el centro mismo de todo tema.
Así “desde varios” pretende de alguna manera la conjugación de los imposibles. Visita y hace revista de la poesía que emerge de los lugares sagrados, tan disímiles como el Bosque de la Calera y la Taberna de “El perro vagabundo”. Viaja panorámicamente hacia al inframundo del campesino Fomá mediante una danza sufí, pasando por las travesías de Lezama Lima y José Carlos Becerra a la Puebla barroca de la Capilla del Rosario y planea sobre el estanque donde Narciso viaja hacia sí mismo en el pulido espejo de su imagen. Transpone la lírica griega hacia la Latinoamérica de medio siglo XX donde Retamar conjuga con Lezama Lima quienes a su vez hacen eco de Epidauros y de Ovidio. Sitios, viajes, palabras: es el mundo convergiendo, desde varios y todos sus ángulos; un mundo que se cierra en sí mismo; mundo poético.
Ahora, ¿cómo fusionar ese mundo disperso? ¿dónde encontrar la marca y la mediación propicias para poder comprender algo que se aleja desde cada punto observado?
Toledo postula la sincronía, la coincidencia significativa y trascendental que concatena la partícula con el todo, y toda partícula con todos los todos. Así hablar de un mundo sincrónico es referirse al mundo en términos de azar y decisión; el umbrevit y el obradit, “la sombra y la energía de la crepitación solar”.
En un orden sincrónico del mundo súbitamente se encuentran las correspondencias y aparecen en la misma delgada línea del verso Lezama, Shakespeare, Maria Sabina, Orfeo, Akjmátova, Narciso, Mandehlstam, Retamar, Toledo; todos una sílaba agregada, todos desviando el lenguaje hacia una nueva potencia, y el siguiente recuperándolo y atizando la flama – llevan la antorcha de Apolo por los bosques de Dionisio –; todos conviviendo en “El perro vagabundo” bebiendo del mismo vaso de vodka de la lengua.
Y Toledo encuentra en “Des-varíos” les liens de l´existence, las coincidencias marcadas, el phatos revisionado, la tela que une al mundo, la madeja de Dánae que envuelve el tiempo inmortal. El autor, avivado deconstructor y experto en telares y desenredamientos: se detiene en cada fibra, en cada golpe del gancho. El resultado es una interpretación lúcida que intenta conectar todos los puntos hasta el origen; poetizar el mundo y re-habitarlo.
Así el libro se muestra como el entramado – un nuevo entramado de lo ya deshilado – que va y viene como la respiración misma: del Bosque de la Calera (“un grito de nubes terrestres”) con su voluptuosa fauna y misteriosos escondrijos (todos conocidos por Víctor Toledo el también guardabosques) – inspirar – a la taberna de “El perro vagabundo” donde Ana Akjmátova recita versos a media voz a Blok y a todos los demás poetas de la generación de plata rusa entre el aire enrarecido por el tufo y el humo – espirar – y nuevamente a la alta cultura y el lenguaje revisado por Retamar que enfrascan una revolución poética – inspirar – y hacia el silencio ruso de la represión stalinista – espirar – y un abuelo cosechando melones pipa en mano en una aldea de Dikanka mientras sus nieto atentos contemplan lo sobrenatural – inspirar – . Todo en un inspirar y espirar, como la vida misma, como un verso encabalgado y asmático de Lezama Lima. Ritmo cíclico condensado en des-varios; un libro sincrónico y sincrónico también – trascendental y significativo – el tenerlo hoy en nuestras manos. Un des-varío necesario e imprescindible.