En el Osario de las Capuchinas de Cuenca, en el marco del festival de la lira, en 2009, el poeta Mario Bojórquez decretó la muerte del neobarroco, en presencia de sus santones. Maruizio Medo (¿acomodaticio?) aplaudió efusivamente, y sin enender mucho, aquella declaración. Dos años después, Medo recula y en un ejercicio más político que estético publica el decepcionante “Un país imaginario. Escrituras y transtextos, 1960-1979″.
LA MUERTE DEL NEOBARROSO
Mario Bojórquez
Ya habíamos anunciado, junto a otros nostálgicos arrepentidos, el fin de la poesía neobarroca en el Osario de las Capuchinas de Cuenca, Ecuador. Los santones del viejo neobarroso, echado a andar hace más de sesenta años por Lezama Lima, los inteligentes pero, con todo respeto, ya muy pasados de moda, Roberto Echavarren, José Kozer, Eduardo Espina y Tamara Kamenszain …aceptaron el reto de darle muerte. Maurizio Medo, sin embargo, ha reculado y relanza el mismo cadáver sin sorpresas: los misterios insondables de la anulación del yo, el metalenguaje críptico y una escritura-discurso incomunicable. Ya basta de esos juegos pirotécnicos, la nueva antología que propone es otro refrito del Medusario, mucho peor que aquella, donde al menos había poemas, hoy sólo forrajes de una escritura que desde luego no es poesía, es lo que se cosecha en esos campos desolados.
Un país imaginario. Escrituras y transtextos, 1960-1979
Ruido Blanco 2011, Ecuador
Ruido Blanco 2011, Ecuador