Conversación con Vicente Quirarte

El poeta y periodista Moisés Ramos Rodríguez nos presenta una conversación con el poeta, narrador, ensayista y dramaturgo Vicente Quirarte (Ciudad de México, 1954).  Ha merecido, entre otras distinciones, el Premio Nacional de Poesía Joven Elias Nandino, el Premio Nacional de Ensayo Literario José Revueltas, el Premio Xavier Villaurrutia y el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde.

 

 

 

 

Vicente por Quirarte. La poesía es como la peste: no se puede salir de ella

 

El sábado pasado [Entrevista publicada el 16 de mayo de 2005], Vicente Quirarte presentó en la Feria Nacional del Libro de la UAP su libro Nuevos viajes extraordinarios, publicado por la Secretaría de Cultura de Puebla y editorial Colibrí. En entrevista, habló de poesía, libros y otros menesteres propios de su oficio. Este es el autor en sus propias palabras.)

 

Vicente Quirarte

 

De la Colección As de Oros de poesía de la Secretaría de Cultura de Puebla y Colibrí, donde publicó Zarabanda con perros amarillos: El hecho de que poetas como Rubén Bonifaz Nuño, Alí Chumacero, Francisco Cervantes (RIP) y Francisco Hernández hayan aceptado publicar en Colibrí, es un signo de confianza hacia la colección, la  seriedad tipográfica, el cuidado de la edición que Sandro Cohen pone —Sandro Cohen es un gran editor en el sentido original de la palabra editor— y, por supuesto, la colaboración en todos sentidos de la Secretaría de Cultura de Puebla. Yo creo que ninguno de los poetas vacilamos cuando nos invitó a publicar en la Colección As de Oros. Lo difícil es la distribución. Aunque yo insisto: la poesía es clandestina, llega inevitablemente a sus lectores, los encuentra. La poesía es como la peste: no se puede salir de ella (risas). O —para utilizar un aspecto menos repulsivo— es como el amor; el amor cuando llega o quiere llegar, llega, tarde o temprano.

Los lectores de poesía son muy poquitos, pero por fortuna, esa cofradía, como la llaman algunos, esa pequeña cofradía de lectores e impresores está muy aliada.

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De la poesía, los lectores y la poesía. Los lectores son pocos; los lectores de poesía son muchos más pocos, son una cofradía muy pequeña, pero las sociedades reconocen el trabajo del poeta, tarde o temprano, por eso existe una identidad con Ramón López Velarde; existe una ciudad como Lisboa cuyo símbolo es Pessoa; existe una ciudad como Praga que tiene en Kafka a su narrador; y París tiene más de uno—Baudelaire y muchos otros.

Siempre vamos a encontrar cómo la relación del hombre de palabra con la polis, cuando es real, cuando es auténtica, se va dando; claro, la poesía no es tan popular como otro tipo de expresiones literarias —qué bueno—; sin embargo, también es un género que tarda en llegar, porque a veces la excesiva popularidad de un poeta llega a ser sospechosa.

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De poetas y narradores. La palabra poesía viene de poyésis, que significa creación, es decir, todo escritor debe tender a ese sentido de creación; hay narradores que no leen poesía, yo lo sé. Incluso varios narradores dicen: “El poeta escribe chiquito, porque no llena toda la página”. Es una broma, pero tiene mucho de serio. A veces hay narradores que no acuden a la poesía. Sin embargo, si examinamos algunos grandes narradores que han comenzado por ser poetas, se nota ese rigor y ese peso de las palabras. Por ejemplo, Julio Cortázar, Fernando del Paso, Enrique Molina, argentino, Álvaro Mutis, escritores en los cuales se nota ese poder de la poesía. Sin embargo, también puede ser riesgoso. Los novelistas o narradores que comienzan siendo poetas, a veces se vuelven poetosos, suelen resultar afectados en sus resultados. En cambio hay narradores que desde el principio lo son, y que sin embargo tienen una gran capacidad poética, como serían García Márquez o Rulfo. Nos asombraría pensar que Rulfo escribió algunos poemas, y esos poemas son muy malos. El poeta Rulfo está en la prosa.

Por eso es que hablo de la poesía como una exigencia y como una tensión gramatical, estilística, de combinación de palabras, de ritmos, de todo lo que da la poesía.

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De Nuevos viajes extraordinarios y el viaje. En general, el tema del viaje aparece desde las primeras cosas que escribí, ahora que lo pienso; por ejemplo, mi libro Elogio de la calle quiere ser un viaje por la ciudad de México a través del tiempo. Todo el libro está planteado como un viaje de viarios escritores en varios momentos de la ciudad de México: el viaje que hace Guillermo Prieto a través de su longeva existencia; el viaje que hace una noche de junio Ramón López Velarde, ya enfermo de pulmonía; y otro libro que está por aparecer El monstruo considerado como una de las bellas artes, también incluye varios viajes: ahí hay un viaje a Transilvania, que es precisamente con el interés de ir a buscar el vampiro literario; hay un viaje a Francia, por el centenario de Rimbaud. En general, la imagen del viaje es permanente en todo lo que escribo. Cuando en México había trenes, yo fui un viajero constante y entusiasta de los trenes. Siempre que hay oportunidad de recorrer el mundo, me gusta hacerlo de manera física, y cuando no se puede, a través del barco maravilloso que es la literatura; la lectura nos hace conocer y reconocer lugares donde tal vez nunca podamos estar.

El título Nuevos viajes extraordinarios, es una osadía y un homenaje a Julio Verne porque, como ustedes saben, él llamo al conjunto de sus libros Viajes extraordinarios, con historias de lugares a los que nunca fue, por ejemplo, México; precisamente su primera novela se llama Los primeros navíos mexicanos.

 

 

 

 

 

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