Oscura rama de saúco. Marina Tsvetaeva según Ilya Kamínsky

En 2012, el poeta Ilya Kamínsky (Odesa, 1977), junto a Jean Valentine, publicaron, bajo el sello de Alice James Books, Dark elderberry branch: poems of Marina Tsvetaeva. Presentamos, en la versión de Ithiel Estudillo, el excelente epílogo que ha escrito Kamínsky a estos poemas. Historia literaria, reflexión poética y biografía urden un texto que nos acerca a una de las mayores poetas del siglo XX.

 

 

 

 

dark elderberry...

 

 

 

OSCURA RAMA DE SAÚCO: LOS POEMAS DE MARINA TSVETAEVA

 

 

No puede haber demasiado sobre lírica ya que esta por sí misma es demasiado.

Tsvetaeva.

 

 

De niña, Marina Tsvetaeva sintió un deseo frenético por perderse en Moscú. Soñó con ser adoptada en sus calles por el diablo para así convertirse en su pequeña huérfana. Mientras que la poesía rusa había comenzado en San Petersburgo (la nueva capital fundada a principios del siglo XVIII), Moscú era la antigua capital carente de cualquier literatura. En Rusia no existió literatura alguna antes de la que apareció en las calles cosmopolitas de San Petersburgo.

Durante doscientos años, San Petersburgo estuvo vigilada por el Zar, dominada por la policía secreta, repleta de soldados y de guardias civiles. Era la ciudad con menos libertad en Rusia: la ciudad de la soledad que Dostoievski y Gogol nos compartieron.

Moscú era una ciudad donde el Zar aún era visto como una figura divina, carecía de extranjeros y profesores; fue durante mucho tiempo el respaldo de la antigua Rusia y consideraba blasfema a San Petersburgo. En una ocasión, la esposa no amada de Pedro El Grande, estando en Moscú, lanzó una maldición sobre San Petersburgo diciendo que debería quedar vacía.

En medio de este Moscú, Marina Tsvetaeva quiso un escritorio.

 Para ella el escritorio significaba el primer y único instrumento musical. A menudo mencionaba que su primera lengua era la música y no el ruso; la primera palabra pronunciada al año de edad: gamma o escala, sin embargo la música era difícil. “Presionas una tecla en el piano, dijo recordando su infancia… la tecla está justo allí, blanca o negra, pero, ¿y la nota?”. Un día, en lugar de observar a las notas descansar en el piano, hubo aves. Después me di cuenta que el hogar de las notas musicales eran las ramas, cada una en su lugar y que desde ahí brincaban hacia las teclas produciendo sonido. Cuando dejaba de tocar, las notas retornaban a las ramas, así como cuando las aves van a dormir.

Cuando Tsvetaeva era aún muy joven, su madre, que era una excelente intérprete, cayó enferma. Esta condición propició que ambas viajaran de una ciudad a otra, de un país a otro. Durante este recorrido,  aprendió alemán, italiano y, por último, francés, lengua en la que escribió poesía, así como en alemán, lengua en la que su abuelo le recitaba poesía. Sin quererlo, la enfermedad de su madre la llevó durante varios años a recorrer Europa.

Su madre quería morir en Rusia, su hogar. Así que en 1906 madre e hija emprendieron camino hacia Moscú. Tsvetaeva tenía catorce años cuando su madre falleció, sin alcanzar la ciudad.

¿Cómo podríamos explicar que la poeta a la que Pasternak nombró: la más rusa de todos los poetas rusos pasó gran parte de sus años de formación en Alemania, Francia e Italia? ¿Por qué llamó al alemán su lengua materna? Tal vez porque los poetas no nacen en un país, sino en la infancia. Tal vez porque Tsvetaeva era capaz de expresarse en más de una lengua, de guardar secretos en un bolsillo vacío o, incluso, como Emily Dickinson lo preferiría, inclinarse por la lengua rusa. Tal vez, la siguiente historia ayude…

Hablando acerca de la travesía de regreso a Rusia, Tsvetaeva recordó cómo murió su madre. Se puso de pie y negándose a recibir ayuda dio unos cuantos pasos hacia el piano, que significaba su última práctica, suspirando, sonriendo y murmurando para consigo: Bien veamos aún de qué soy capaz.  Todo mundo permaneció de pie, mientras ella se sentó y tocó con sus manos fuera de práctica.“Prefiero no nombrar la música, que es, sin embargo, el secreto que aún guardo con ella, mi madre”.

¿Cómo escribió?

En la mañana, muy temprano, con el estómago vacío y la cabeza fría. Sobre su escritorio se encontraba una taza muy caliente de café negro con la que caminaba cada día tal como lo haría un trabajador hacia su máquina. Todo lo que había en el escritorio estaba ordenado, sólo quedaba espacio para una libreta y dos codos. Ensordecido y ciego todo a su alrededor, escribía en cualquier tipo de libretas, fueran escolares o contables, pero nunca en hojas sueltas. Una bocanada al cigarrillo, un  sorbo de café, murmurando palabras en sus labios. Respondiendo cartas al momento, en las que vio un oficio necesario como sus poemas.

 Al poco tiempo del deceso de su madre, su padre abrió un museo de Bellas Artes en medio de la Rusia campirana que estaba repleta de trabajadores de fábricas, huelgas de hambre y amaneceres sangrientos, producto de la Primera Guerra Mundial. En medio de un país entre dos revoluciones, Tsvetaeva y su hermana menor crecieron dentro de un museo.

 Era el primer museo de Bellas Artes en Rusia. ¿Por qué construir un museo? –decían los titulares de los periódicos. Necesitamos hospitales, escuelas y laboratorios científicos, reprochaban los periódicos. ¡Construyámoslos! Una vez que la Revolución venga, derribaremos estatuas, pondremos pupitres y camas de hospital aquí. ¡Las paredes serán útiles!

Años después Tsvetaeva recordó dichas maldiciones y a aquel edificio al que llamó hermano; la inauguración ocurrida en medio de disturbios civiles, al Zar cortando los listones y a las mujeres encantadoras. Mucho tiempo  después de la Revolución comparó la apertura del museo a Kitezh, la mística ciudad rusa cuyos habitantes, que de acuerdo con la leyenda, sus habitantes decidieron esconderse justo debajo de la tierra  para escapar de la invasión.

Pocos años después de la muerte de su madre, Tsvetaeva, siendo aún muy joven, publicó  su primer libro, al que los críticos anunciaron como una intimidad fuera de tono y su estructura un diario lírico, por otra parte,  la valentía de esta intimidad fue elogiada. Sin embargo, Brusov, el venerable poeta viejo, alentó sus poemas pero declaró que la  sensación de intimidad era a menudo, demasiada.

Pero, no puede haber demasiado sobre lírica ya que esta por sí misma es demasiado. Tsvetaeva:

 

Un poema lírico es creado y de inmediato destruye al mundo. Cuántos poemas, explosiones, fuegos, erupciones, espacios VACÍOS hay en el libro. El poema lírico es una catástrofe que apenas comienza y ya ha terminado.

Tsvetaeva afirmó que su primera lengua fue la música, su primera lengua nativa el alemán, además fue  llamada por Pasternak como la más rusa de todos los rusos, entonces, ¿cuál es su trabajo en ruso? Al respecto, Khodosevich mencionaba:

 

Tsvetaeva entendió que tanto el trabajo auditivo como el lingüístico desempeñaban un rol importante dentro de la canción popular, que es en gran parte letanía, alegría y duelo. Hay un elemento de lamentación, trabalenguas y juegos de palabras, ecos, conjuros, incluso exorcismos. Es un puro juego de sonidos siempre es en parte histérica, casi una caída en el llanto o la risa y, en parte, zaum.

 

Belmont, el poeta  dijo una vez: “Demandas de la poesía lo que sólo la música puede dar”.

 ¿Era una poeta difícil? Tal vez. Pero primero debemos definir lo que “difícil“ era para aquel país durante aquel tiempo. Para aclarar esto, uno retoma a Pushkin, el padre de la tradición poética rusa:

 

Uno de nuestros poetas solía decir orgulloso: aunque mis versos parezcan oscuros, jamás son prosaicos. Hay dos oscuridades distintas, una surge de una falta de sentimientos y pensamientos, los cuales han sido reemplazados por palabras, la otra de una gran cantidad de sentimientos y pensamientos, y la manera inadecuada de expresarlos.

 

Así que, ¿cómo traducir un trabajo que incluso los poetas rusos encuentran especialmente complicado? Los traductores normalmente citan el famoso temperamento de Tsvetaeva. ¡La próxima vez naceré en un cometa y no en un planeta!, escribió. Anunciaron su ambición por imitar su música (¿RITMO?) en inglés para permanecer fieles a su poesía. Simplemente reconociendo el intento de imitar los sonidos de Tsvetaeva, que produce un intento de imitación que no puede elevarse al nivel del original. Esto puede ocurrir porque el traductor carece de la habilidad o porque la recepción del inglés como lengua es un medio totalmente distinto a un mismo punto en su desarrollo, un punto en el que los efectos de sonido en particular significan algo completamente diferente.

No pretendemos hacerlo mejor, de hecho Jean Valentine y yo no pretendemos traducirla. El significado de la palabra éxtasis está tan fuera del propio cuerpo y es justo lo que no queremos (deseamos, podríamos, algún día), Jean Valentine y yo. Suponemos que somos dos poetas que se enamoraron de un tercero y pasaron dos años leyéndolo juntos. Si la traducción –como muchos traductores están dispuestos a reclamar– está lo más cerca posible de la lectura, entonces esto no es una traducción sino una notación, un midrash.

Esas páginas son fragmentos, notas al margen, como decía Mandelstam: Borra todo lo que has escrito, pero conserva las notas al margen.

¿Qué es esta organización? Nuestros temperamentos difieren de los de Tsvetaeva, sin embargo están hundidos por su magnetismo y así nosotros continuamos leyéndola juntos de la siguiente manera: leyendo líneas, fragmentos, momentos, dos años de dos poetas leyendo a un tercero, un homenaje.

¿Qué pensaría Tsvetaeva acerca de las múltiples traducciones al inglés sobre su trabajo? Ella, quien tradujo al ruso a: Rilke, a Shakespeare, Rostan y Lorca, así como al francés a:  Mayakovsky, Pushkin , Lemontov  e incluso a ella misma , dedicándose una gran cantidad de tiempo y atención. ¿Era fiel? No del todo. Ella también tradujo de lenguas que desconocía como el georgiano, polaco y yiddish. La mayoría de sus traducciones estaban alejadas de lo literal. He tratado de traducir, escribió, pero luego me cuestiono :¿por qué debería permanecer en mi mismo camino?. Por otra parte, hay gran parte del francés que difícil de entender. El resultado fue: lo reescribí.

En 1940, cuando le preguntaron acerca de sus escritores favoritos, Tsvetaeva nombró estos tres: Selma Ottilia Lovisa Lagerlöf (escritora sueca para niños, autora de Las maravillosas aventuras de Nils), Sigrid Undset (escritor noruego de novelas acerca de la Edad Media Escandinava, quien murió en un campamento nazi) y Mary Webb (novelista inglesa).

 Esta lista plantea una pregunta: ¿qué pasa con algunos de sus famosos,numerosos y extensos poemas dirigidos a otros poetas? Ella, quien conocía muy poco acerca de ellos en persona, mantuvo relaciones a distancia con: Rilke, a quien nunca conoció, Blok, con quien nunca habló, Akhmatova a quién conoció muy poco, Mayakovsky a quién conoció de pasada (le llamaba ‘querido enemigo’) y con Pasternak a quien conocía mayormente por correspondencia.

 (Uno comienza a pensar en Fernando Pessoa y sus diferentes máscaras, o Borges y su librería imaginaria: su inclinación de la imaginación que se combina con la intensidad de la forma de Dickinson).

 Al cambio de siglo, la literatura rusa fue tierra de muchos movimientos literarios, Akhmatova, Mandelstam y Gumiliov fueron los poetas Akhmeist; Blok, el simbolista, Khlebnikhov, Kruchenukh, Mayakovsky, Aseev, incluso Pasternak, comenzaron el en mismo grupo innovativo. Tsvetaeva permaneció alejada de todo grupo o manifestaciones.

Encontró el compañerismo en su trabajo y no en los poetas. Akhmatova, Mayakovsky, Essenin, Pushkin, Pasternak, Blok, no eran gente real que vivía a sólo a unas cuantas calles, sino el trabajo que dejó Tsvetaeva para imaginarlos y dedicarles sus mejores poemas.

Para un poeta, la educación sucede en la biblioteca. No en un grupo, en un programa MFA o un salón de clases. Los maestros y grupos imponen reglas, mientras que los libros y poemas brindan oportunidades, posibilidades para la expansión del arte.

 Tsvetaeva creó un Kitezh de poetas. Absorbió y expandió sus poéticas. La dedicación a su obra,  el homenaje a otros poetas, es en realidad un ejemplo de éxtasis. Extiende a ella cada gramática, con sus inversiones desenfrenadas. Su prisa, su desenfrenada sintaxis que borra lo innecesario, las bagatelas y las pequeñas pláticas han desaparecido. Sus guiones saltan de un aliento a otro, la sintaxis se desmorona y se clava en rimas.

 Esto no era del agrado de todos. En una ocasión, Pasternak preocupado por la pobreza de Tsvetaeva, escribió a Gorky alabando el talento lingüístico de la poeta y rogándole por su ayuda, Gorky, disintiendo, declaró: ‘Ella tiene un escaso dominio del lenguaje, este la domina’. Su lírica –para el líder de los realistas sociales– era demasiada.

Tsvetaeva siempre llevaba una libreta en su bolso, libretas grandes, pequeñas y cuadernos finales. y pensaba que era necesario escribir todo, sueños, conversaciones, argumentos y pensamientos acerca del trabajo. Repitiendo: Haz esto.

 Por años, llevó en su bolso una carta que escribió pero nunca envió a Anna Akhmatova en la a pesar de que se dirigía a ella como contraria, le pedía que recordara lo que ambas empezaron.

 

Tsvetaeva escribió:

 

            Pequeña ciudad en los árboles pájaro-cereza, en las barbas de los abrigos de los soldados 1916.

            La gente camina hacia la guerra.

 

Akhmatova escribió:

 

            Los ojos bajos y secos

            y retorciéndose las manos, Rusia

            antes me dirigí hacia el este.

 

Lo que Akhmatova y Tsvetaeva compartieron fue la ecuación: poeta vs. Estado, la cual dentro de Rusia iba en retroceso.

 Vasily Trediakovsky, temprano poeta ruso y autor del primer texto sobre  poesía, era un poeta de la corte. En una ocasión un funcionario le exigió una oda con motivo  de alguna fiesta, pero esta no estuvo lista en el tiempo requerido, por lo que  el funcionario castigó al ingenioso y negligente poeta con una varilla. En ese sentido, para el poeta de aquel tiempo, la Revolución fue el regreso del Oscurantismo y la libertad de Muscovy.

 Durante 1917, Tsvetaeva vivió en Moscú, donde la vigilancia era tan severa que pasear alegre en un trineo con un pequeño paquete de alimentos, podría desencadenar en pasear en trineo pero con un ataúd. Aquel año tuvo la ocasión de leer junto con Lunacharsky, el comisionado de educación. ¿Qué hizo con el jefe del partido en primera fila? Recitó las palabras de un personaje quien estaba a la espera de su ejecución a manos de los revolucionarios, después se reflejó en la experiencia de este, considerando: Nunca respiré tanta responsabilidad, el soliloquio de un noble a la derecha en la cara, el comisario, ¡A esto llamo vida!

En aquellos años, compartió su suministro de alimentos con Balmont, poeta de edad avanzada quien se encontraba enfermo. Ella agendó citas para ver a Lunacharscky e ir a rogarle que ayudáse a los escritores radicados en Crimea, quienes estaban a punto de morir de inanición. En ese tiempo ella pidió conservar la capacidad de vivir mientras pudiése escribir: Dios me pide y los amigos no lo hacen, dijo.

 ¿Y qué se siente dar lectura de poesía durante la Revolución Rusa? ¿Qué imaginamos cuando pensamos en su voz durante esos años? Durante la Revolución, Tsvetaeva  tuvo la costumbre de llevar a su hermana menor a las lecturas públicas y recitar sus poemas al unísono con ella. Sus voces sonaban idénticas.

Otro gran poeta de su generación fue el joven Osip Mandelstam, a quién Tsvetaeva conoció en 1916 Tuvieron un breve romance durante la Guerra Civil. Él la visitaba a menudo, por tren desde San Petersburgo, por lo que un amigo bromeaba: ¡Me pregunto si él trabaja para la empresa ferroviaria!. Años después, Nadezdha Mandelstam, la viuda del poeta, aseveró:

 

        

La amistad con Tsvietáieva, en mi opinión, jugó un papel muy importante para el trabajo de Mandelstam. Era un puente sobre el que caminaba de un periodo de su obra a otra. Con poemas dedicados a Tsvetaeva comenzó  su segundo libro de poemas, Tristia. El primer libro de Mandelstam, Piedra, fue restringido,  a pesar de que era una elegante obra del poeta oriundo de San Petersburgo. La amistad que Tsvetaevava le brindó fue un regalo mágico. Estoy segura de que mi propia relación con Mandelstam no habría sido lo mismo si en su camino no hubiera conocido a  la tan brillante y salvaje Marina, quien despertó en él el amor  desenfrenado por la vida y la capacidad para la espontaneidad, que llamó mi atención desde el primer momento en que lo vi.

De acuerdo con Madame Mandelstam: Tsvetaeva poseía una generosidad de alma y abnegación inigualables , fue dirigida por su terquedad e impetuosidad, las cuales tampoco tenían igual.

El paso de la Revolución dejó en Tsvetaeva pobreza y la larga ausencia de su marido, quien se unió al Ejército Blanco y durante cinco años  luchó contra los revolucionarios en Crimea y otros lugares. Después de la Revolución, casi muerta de hambre, dejó a sus dos hijas en un orfanato creyendo  que allí  no padecerían hambre, sin embargo una de ellas, Irina, la pequeña,  murió de inanición.

Cuando me enteré por una persona  totalmente desconocida que mi hija había fallecido en Rusia, ( Irina, tu hija? –Sí- , murió ayer, mañana vamos a enterrarla). Guardé silencio durante tres meses. La niña sin embargo no murió porque vivió en mí.

Esta lección  se ve reflejada en su poesía: Tsvetaeva, la poeta obsesionada con la lengua rusa, la poeta rusa de su generación, la que escribió elegías para todo el mundo, en otras partes, incluyendo el salón; en su propio momento elegiaco decidió permanecer en silencio.

 Puedo comer y soñar con las manos sucias, pero escribir las manos sucias, no. (En la Rusia soviética, cuando el agua era escasa, decidí lamer mis manos). ¿Qué hizo Tsvetaeva bajo aquellas circunstancias?, sentarse  en su escritorio y escribir  más de un millar de textos.

El 2 de Agosto, el destacado poeta Nikolai Gumiliov,  marido de Akhmatova, fue detenido y posteriormente fusilado. El 7 de Agosto, Alexander Blok, murió en un estado de desesperación, casi rayando en la locura a la edad de cuarenta y un años. A finales de ese mismo mes, circularon rumores acerca de que Akhmatova se había suicidado, por lo que Mayakovski organizó una cadena de amigos para disipar rumores y descubrir la verdad.  Como muestra agradecimiento, Tsvetaeva le dedicó un poema llamándolo: “Arcángel de pierna pesada”.  A principios de 1922, el gran poeta futurista Vladimir Khlebnikhov falleció.

En 1922, los comunistas exiliaron a doscientos filósofos, científicos y escritores, obligándolos a  abordar un barco, al que posteriormente nombrarían: “El barco de los filósofos”, cuya tripulación incluía a cada prominente filósofo no marxista en Rusia. En la primavera de ese año, Tsvetaeva abandonó Rusia y llegó a Berlín el 15 de Mayo.

Fue la  época más difícil, donde muchos huyeron y uno de los pocos con quien mantuvo contacto fue Lev Shestov (Yehuda Leyb Schwarzmann). Ambos se beneficiaron del desfase cultural que ocurría en Rusia, por lo que Shestov  quien iba en contra de las reglas, era indiferente ante los comentarios que escuchaba acerca de Platón o Spinoza. ¿Qué es para el humano  el “Yo”?, ¿qué busca para si mismo?, ¡quiere ser  toda una demanda! El “Yo” se enfrenta a un mundo cuyo nombre es : necesidad, el cual sigue sus propias leyes. Esto, de acuerdo con Shestov, era la base de la Filosofía … El  “Yo” debe aceptar el inevitable orden del mundo, en un lenguaje sencillo: “sonreír y aguantar”; en uno más sofisticado: “El destino conduce al hombre dispuesto y arrastra a  los reacios “. Esta era la idea de la base de gran parte de la cultura occidental, el estoicismo. Shestov lo rechazó diciendo:

 

 

(Él) se niega a jugar a este juego. ¿Por qué debería el “Yo”, aceptar la sabiduría que obviamente viola su deseo más intenso? ¿No hay algo terrible  en el consejo de Spinoza para los filósofos?: “No es para reírse, llorar, odiar, sino para  entender”. En un país, un hombre jamás debe gritar, reír, burlar o protestar.

Aunque no estén destinadas a Tsvetaeva, estas palabras,  describen su  metafísica  porque ella también amó a aquellos quienes como Pascal, “buscaban mientras gimoteaban”.

Al llegar al extranjero, Tsvetaeva escribió: Mi patria es cualquier lugar con un escritorio, una ventana y un árbol junto a esta;  y acerca del exilio: Para los poetas líricos y autores de cuentos de hadas, es mejor que ver su patria desde muy lejos, a una gran distancia. Palabras que recuerdan a Gogol, quien dijo : … Mi naturaleza es la capacidad de imaginar un mundo gráfico sólo cuando me encuentro lejos. Es por ello  que puedo escribir sobre Rusia sólo en Roma, donde existe delante de mí en toda su inmensidad.

Una vez más, mencionó, que el sonido de la palabra Rusia era inexistente, sólo habían cuatro letras: URSS, no puedo ni quiero ir  a donde en lugar de vocales, hayan consonantes silbantes; además ellos no me dejarán permanecer allí ni esas letras se abrirán.

Así es como Tsvetaeva pasó diecisiete años en Francia, donde no se permitía que los extranjeros obtuviesen  trabajos  y los papeles eran difíciles de obtener. A pesar de esto,  París tenía una gran concentración de revistas , editoriales e intelectuales emigrados Tsvetaeva escribió: ” Me llegan numerosas invitaciones , pero soy incapaz de mostrarme a mí misma porque no tengo un vestido de seda, medias, zapatos de charol, todo lo  que conforma el uniforme local; así que permanezco en casa, acusada por todos de  ser orgullosa”.

Después de que Adolf  Hitler asumiera  el poder en Alemania, la URSS comenzó a prestar más atención a muchos de sus emigrantes. Después de mucho drama familiar (en el cual no necesitamos adentrarnos), Tsvetaeva, sin nostalgia, regresó a Moscú el 18 de Junio de 1939. Apenas unas semanas  después de su regreso a la URSS, los familiares de Tsvetaeva fueron arrestados. Pasaron unas semanas, más arrestos. Tras las detenciones, ella comenzó a vagar por todo Moscú, del departamento de un amigo hacia otro, la poeta se libró de los muros de la prisión.

¿En qué consiste el mito de Tsvetaeva? Una poeta, quien a diferencia de los demás, tuvo una vida  radical y extraña, pero a la vez tan representativa. Era una mujer que se escapó, corrió, gritó, hizo una pausa y encontró el silencio, el ruido del alma. ¡Pero seguiremos de pie siempre y cuando no hayan escupido en nuestras bocas!, mencionó.

Incluso su suicidio se convirtió en una metáfora del suicidio cívico de un siglo que envió a la muerte a millones de hombres. Tsvetaeva se suicidó en el último día del verano, el 31 Agosto de 1941, Entonces, ¿su actitud era para consigo misma o para con el tiempo? Tsvetaeva escribió: “No puedes comprarme, ese es el punto, hacerlo sería comprar uno mismo fuera de sí y  no se puede comprar fuera de ti, de mí. Sólo puedes hacerlo con todo el cielo dentro de ti, mismo en el que tal vez no exista lugar para mi. Sin embargo esto no es una cuestión de la biografía, personalidad o vida personal, es una cuestión de artesaní , de tono”.

¿Con qué se encuentra uno cuando se ocupa de la dificultad de traducir aquel tono?, ¿Qué es la dificultad?, A continuación un fragmento de los últimos escritos de Tsvetaeva:

 

Hoy, 26 de septiembre, escribo sobre John en el día de la fiesta de los teólogos. Tengo cuarenta y ocho años, me felicito, toco madera, por seguir estando bien, y, tal vez por cuarenta y ocho años de existencia ininterrumpida. Mi dificultad (para escribir poemas y quizá la de hacerlos entendibles para la gente) es la imposibilidad de mi objetivo, por ejemplo: para usar las palabras que expresan un gemido –nnh,nnh,nnh; para expresar un sonido con palabras, con significados, para que lo único que quede en los oídos sea: nnh,nnh,nnh.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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