Presentamos una muestra de la poeta Geraldine Mac Burney Jones (Patagonia argentina, 1984). Reside en Gales. Realizó estudios en la Carrera de Medios de Comunicación en la Universidad de Bangor, y es abogada por la Universidad Católica de Córdoba. Ha publicado Vestal de luna (Tela de Rayón, 2012) y participó en diferentes publicaciones colectivas. Estos poemas pertenecen a su reciente libro Canción para un alma en vilo (Espacio Hudson, 2018).
III
Delicioso pájaro azul:
come mi vestido.
Dentro no habrá tiempo.
XI
Hay algo de luz en esta barca.
¿Dónde veré la luna?
¿Cómo cantaré bajo la tierra?
¿Quién comerá de este cuerpo?
Habrá algo de luz
y será la nieve.
XVII
El mundo duerme hasta su cicatriz,
duerme, el mundo duerme,
para no saber de qué turbulencias
está hecha su carne.
Pero el reverso de los ojos no miente.
Porque herida sobre herida es ardor.
XVIII
Cae la lluvia acharolada.
Una rebelión de pájaros
arremete contra el cielo.
De tanto desierto
quieren coserse
mares en la boca.
Huele a damascos.
El bajovientre de la tarde
enraíza su trino en la curva de los pájaros.
Las alas se pliegan. Baten su plumaje
más allá del tibio jadeo de los álamos.
Abajo
muy abajo
el valle prieto,
el vuelo de un pájaro inmolado
la sacra ofrenda de una bandada diaria.
De pétreas algas nace la noche. Espatularia,
recoge los restos de la última marea.
Las estrellas son moluscos eléctricos. Aspas,
deletreando siseantes el secreto de los cielos.
Pero aquí
abajo
no hay ventosas de luz que rediman lunas.
¿Oyes el desamparo en los huesos?
Es como una medusa
o una torre
blandiendo su aguijón lingual.
Luz rojiza sobre la meseta.
Y la ciudad es un panal de soles nevados
una hechicera implacable
de la que hay que huir a tiempo.
Días así las luces arañan la mezquindad de las pupilas,
se apaga tu voz de mandolina,
los canales se vacían,
las plagas acechan y las hormigas
se ahogan en tazas de café.
Así
respiro
entre sortijas de espuma.
Esa noche la red estaba roída
de ramas
y rocas
y ruinas.
Sin embargo, pelaba papas. Caían halos
de piel y tierra
sobre una bolsa de nylon.
Era mi cuerpo.
He nombrado mi memoria, caballo de niebla
pronto brillará mi herida.
Alguien en mí despluma hogueras.