El juego interdiscursivo en Imágenes para una anunciación de Roxana Elvridge-Thomas

Lizette Cortés examina la relación que el poemario Imágnes para una enunciación guarda con la música y su lenguaje para ofrecernos un acercamiento por demás interesante a la poesía de Roxana Elvridge-Thomas.

Desde tiempo atrás, la humanidad ha sentido la necesidad de representar gráficamente la música con el afán de perpetuarla. Lo mismo ha ocurrido con la escritura. Haciendo un repaso breve por la historia de la literatura, sea cual sea la lengua a la que pertenezca, se observa que antes de ser escrita existió una importante tradición oral.

Durante la Edad Media, la música occidental comenzó a organizar un sistema de signos que representaran las posibilidades de una pieza musical. Al sistema que nació en los monasterios le siguió una evolución que desembocó en ese lenguaje ampliamente codificado y operativo que podemos leer en las partituras: tal es el caso de la división por compases, calderones, notas, corcheas, semicorcheas, tresillos, cifras metronómicas, etcétera.

El vínculo entre música y poesía es congénito. Al igual que el mito platónico de la hermafrodita: música y poesía en algún punto de la historia se separaron. Suele decirse que no hay poema sin música. Esta relación tan intensa, muy parecida a la que existe entre elementos que se complementan, ilustra el modo en el que dos disciplinas artísticas descubren y exploran sus propios misterios, pues muchas características de la música permanecen como el recuerdo de que alguna vez fueron el mismo cuerpo.

Este escrito versará sobre una arista poco explorada de la relación entre la representación de una obra musical y la poesía. No es la relación directa entre la ejecución de una pieza y la lectura de un poema, sino la realización del poema en la voz, partiendo de un modo de leerlo derivado de algunos elementos que componen una partitura. Para ello recurriré a Imágenes para una anunciación, poemario escrito por Roxana Elvridge-Thomas.

Si atendemos a la convención de ubicar a los poetas por la década en que nacieron, esta poeta pertenece a los poetas mexicanos de los años sesenta. A esta generación también se insertan poetas como María Baranda, Dana Gelinas, Rocío González, Armando González Torres, Raquel Huerta-Nava, Jorge Fernández Granados, José Homero, Mario Bojórquez, León Placencia Ñol, por citar algunos nombres.

Se trata de una generación que se distingue ante todo porque la mayoría de sus integrantes posee una poética definida. Juan Carlos H. Vera en Eco de voces, refiere que tienen en común el uso de algunas innovaciones técnicas empleadas por generaciones anteriores, como el rompimiento de la sintaxis. Y agrega que es una generación que cobijó la influencia de escritores como Huidobro, Oliverio Girondo, Mallarmé, Joyce, Freud y Lacan.

Roxana Elvridge-Thomas nació el 5 de marzo de 1964 en la Ciudad de México. Su inclinación por las letras la impulsó a estudiar Ciencias Humanas en el Claustro de Sor Juana.

Públicamente, su producción literaria comenzó a los 24 años de edad, cuando la UNAM editó Memorias del aire dentro de la colección Labrar en la tinta. Su recorrido literario se legitima a partir de la calidad intrínseca de sus textos, que han sido ampliamente publicados y que han recibido una respuesta favorable de la crítica.

Otro ejemplo de su destreza literaria es Imágenes para una anunciación. En las siguientes líneas haré un recorrido por este libro, haciendo especial énfasis en la correspondencia del uso de las cifras metronómicas y algunas formas musicales como estrategia de lectura que el autor modelo instaura.

Es necesario señalar que no analizaré el aspecto que tradicionalmente se entiende por musicalidad en el poema, sino cómo la lectura ayuda a una realización más expresiva del lenguaje poético.

En esta obra, cada poema tiene debajo del título una cifra metronómica indicada entre paréntesis, o bien, la tesitura de la voz que ejecutará cierta pieza de la música vocal. El primer caso señala el tipo de movimiento que rige la lectura del poema, íntimamente relacionado con el tono y tematizaciones de éste, lo cual implica una lectura pausada, acelerada, etc. Es importante destacar que en Música, el movimiento puede indicarse por medio de palabras y del metrónomo, aparato empleado para medir la velocidad y por ende el tiempo de las composiciones en la Música académica. Así, en el poemario desfilan cifras metronómicas como el allegro, scherzo, lento, entre otras que iré mencionando. En el segundo caso, la tesitura de la voz, también llamada registro, corresponde a la enunciación de distintos sujetos poéticos: un aria ejecutado por un tenor, un recitativo ejecutado por una contralto, un solo vehemente, solo airado o un rondó.

Como dijimos al principio, los poetas de esta generación, a decir de Juan Carlos H. Vera, recurren a procedimientos empleados por la vanguardia. Éste es el caso de Roxana Elvridge-Thomas, pues anteriormente, León de Greiff (1895-1976), poeta de la vanguardia colombiana, exploró ampliamente el sendero del que venimos hablando.

En Imágenes para una anunciación se vislumbran dos ejes: el sagrado y el profano. Por su relación con la Música, el poemario podría estar inspirado en una Cantata u Oratorio, que consiste en desarrollar musicalmente una obra literaria sobre un tema religioso mas no litúrgico, razón por la que no se consideró apto para el culto eclesiástico. Destaca además de su amplio sentido melódico, el empleo de figuras intercaladas y los recitativos, lo cual se cumple en Imágenes para una anunciación, pues al cambiar de página el lector encuentra un poema distinto que debe leerse de acuerdo al movimiento señalado por la cifra metronómica o en concordancia con una forma de la música vocal.

La Cantata fue introducida por los italianos. Sin embargo, floreció gracias a las composiciones de Haendel; músico alemán dotado de una capacidad artística sorprendente. Escribió El Mesías en 1741, basándose en pasajes de la Biblia y del Prayer Book o Libro de Oraciones. Dividió la obra en tres partes dedicadas al nacimiento de Cristo, a su pasión y muerte, y a su resurrección, respectivamente. La primera parte de la obra hace referencia al advenimiento de Cristo, las profecías sobre la venida del Mesías, el nacimiento de Cristo y la importancia de este acontecimiento para la humanidad. En esta ocasión nos enfocaremos al advenimiento de Cristo, pues hay una relación intertextual en Imágenes para una anunciación.

El libro abre con el poema “Del ángelus matutino”. Si nos detenemos a observar el título notaremos que precisamente coincide con la composición de Haendel.

Hagamos una lectura programática. ¿Qué es el ángelus? Sus raíces están sujetas a la orden de los franciscanos. Es una oración en honor al Misterio de la Encarnación. Toma ese nombre tratando de revivir el pasaje en el que el arcángel Gabriel visita a María para anunciarle que quedará embarazada por gracia del Espíritu Santo y tendrá un hijo: Jesús. De modo que el primer verso de la oración se instituyó como sigue: “El Ángel del Señor anunció a María… y concibió por obra del Espíritu Santo.”

Ahora bien, líneas atrás hablábamos de que la expresión musical es la manera de ejecutar una obra, derivada de su interpretación. Los factores que influyen en la expresión musical son el matiz, el carácter, la acentuación, el fraseo, el movimiento y el tiempo. Las palabras que se emplean para indicar el movimiento hacen siempre referencia al grado de lentitud o velocidad con que deben ser marcados los tiempos del compás. Se dividen en 1) Movimiento uniforme 2) Aumento o disminución progresiva 3) Los que indican un breve y súbito cambio 4) Los que indican una suspensión de la regularidad del movimiento confiriendo al ejecutante la facultad de llevar el compás, más o menos caprichosamente y 5) Los que restablecen la regularidad alterada del movimiento.

En este poema, celebración del nacimiento de Jesús, el movimiento que Roxana Elvridge-Thomas nos sugiere es el allegro:

Del ángelus matutino
(allegro)

Un estrépito de aldabas.
Sus bronces incitan clarines por las cóncavas esquinas
de la tierra.
– Despiertan del letargo las bestias. En los
manantiales nace la respiración del mundo
.
Con su oro desperdigan por el cielo semillas de
girándula. Para el alcatraz es llovizna, para los
pichones un halcón en acecho.
Cimbran cavernas, afluentes, palabras. Resuenan
piadosas en el sueño último de un niño – el más
placentero, tocado de soles.
¿Quién irrumpe así en el aire, quién los toca?
Pasado ya el estrépito, después de dos segundos – ¿u
ochenta años?- dijo uno:

Cesó todo y déjeme
___________dejando mi cuidado
___________entre las azucenas olvidado.

(Las cursivas me pertenecen)

Tanto la palabra ‘estrépito’ como ‘girándula’, ‘cimbran’ e ‘irrumpe’ nos dan idea de movimiento, acorde a la cifra metronómica propuesta para el poema: el allegro, que corresponde a un movimiento rápido, reproducido con viveza, sensación que se experimenta al leer el poema.

La obra adquiere otro matiz con la introducción del scherzo, palabra italiana que significa juguete o diversión. Se usó para titular composiciones breves, de movimiento ligero y compás libre. En el poemario la sección se intitula De los gratos oficios y comprende tres poemas, en analogía con los tres tiempos del scherzo. Los poemas son “Cocineros”, “Jardineros” y “Regresan los cocineros”. El tono es en apariencia cómico, aunque se aprecia con mayor nitidez la alusión a Dios pero también a los ángeles:

Cocineros

¿Por qué nunca los pintan cocinando?
Si ellos dan aliento a los bocados. Consagran sal
cernida en sus trompetas….
Será que entre sus artes está el Secreto del Jefe
de Cocinas, que dice sin ámpula:

Dar a los nacidos en el aire un tañido de luz.
Dar a los mortales muchos granos, como a las aves. (2000:14)

Ese ‘Jefe de cocina’ es la divinidad, es también el que manda ‘Dar a los nacidos en el aire un tañido de luz’. Los ángeles también participan, y cito: ‘Consagran sal cernida en sus trompetas’. Ahora bien, en el poema “Jardineros” el autor implícito retrata a Dios como el ‘Supremo Jardinero’ -siempre con mayúsculas- en compañía también de ángeles que, cito: ‘Con su túnica dan lustre a plantíos de alcatraces’. Comienzan a abrirse campos semánticos relacionados con la naturaleza, en específico el de las plantas, pero también se insertan las palabras ‘arterias’, ‘ojos’, ‘venas’, que están relacionadas con el cuerpo humano. Por último, en “Regresan los cocineros”, justo al inicio del poema hay una alusión clara al músico Rossini, tan apasionado de la Música como de la gastronomía, lo que le valió para ser reconocido como un excelente cocinero. La anécdota cuenta que en toda su vida lloró únicamente dos veces: cuando murió su padre, y cuando se le cayó por la borda del barco un pavo trufado. Vemos entonces que la alusión es evidente cuando la voz poética exclama:

¡Quién dejó su música por guisos!
Rossini, voraz de trufas, mirando desde su cocina una cigüeña.
(2000: 16)

Entremos ahora en el Rondó del ángelus. El rondó es una forma musical cuyos orígenes nos remiten a una danza francesa, en la cual una voz entonaba diversas coplas, a cada una de las cuales el coro contestaba con un estribillo alegre y juguetón, como en el scherzo. Se observa que en Imágenes para una anunciación el estribillo es “Un estrépito de aldabas”, presente tanto en el poema “Del ángelus matutino” como en “Del ángelus vespertino”, que tiene lugar casi a la mitad del poemario. En resumen, el rondó es un recurso anafórico: repite constantemente la misma frase.

En la tradición católica, el ángelus sólo se rezaba al atardecer, inmediatamente después del toque de las campanas de la iglesia. Años más tarde se propuso rezar al amanecer, al mediodía y al atardecer; y se añadió la triple repetición del Ave María. Entonces, tenemos que los ángelus que aparecen en el poemario forman parte del estribillo del rondó, sobre todo en la frase “Un estrépito de aldabas”. Pero no son los únicos elementos que comparten. El matutino al hablar de las palomas las muestra como pichones, quizá porque es el amanecer, en tanto que el vespertino ya las anota como tal, puesto que ya es el crepúsculo:

‘Para el alcatraz es llovizna, para los
pichones un halcón en acecho’ (2000:11)

‘Para el alcatraz, llamadas; para las palomas
un enjambre de difuntos’ (2000:21)

Sin embargo, es interesante resaltar cómo a lo largo del poemario hace mención de esta ave para simbolizar al Espíritu Santo, recalcando el eje de lo sagrado.

Encontramos nuevamente la mención de los ángeles en el poema “Ordenanzas”, esta ocasión por medio de una imagen exquisita, de una plasticidad notable, en la que se compara una bailarina con el alba:

“Ellos izan pardas nubes. Enjugan en el alba esos
dedos de rosácea bailarina que se alista a debutar…” (2000:18)

En tanto que una voz ajena dice: – “Como Aquél que extiende auroras a través de su ventana”. Ese ‘Áquel’, de nuevo en mayúsculas, es la divinidad.

Poco a poco Roxana Elvridge nos traslada del mundo que pintó como religioso a uno profano. Esta transición se manifiesta en “Del ángelus vespertino”, donde pasa del macrocosmos al microcosmos. Si antes aseguraba que “En los manantiales nace la respiración del mundo”, ahora, al hablar de una gata, expresa que “En su tazón de leche nace la respiración del mundo”. Es un regreso a lo profano a través del allegro en el que se repite el “estrépito de aldabas”, las palomas y el alcatraz que connotan, que simbolizan la presencia de la divinidad.

A lo largo del poemario se va notando la variación de las cifras metronómicas que se relacionan con los poemas en su modo de ser leídos, pero también en su carácter, en la cualidad intrínseca que denota la intención del sentimiento y el estilo que posee una obra musical.

“Envío de alcatraces” debe interpretarse como un aria, que significa aire, es decir, suavemente. Se comprende bajo esta denominación todas las piezas de melodía manifiesta que contrastan con el recitativo. Se habla ahora no sólo de la divinidad, del Espíritu Santo y los ángeles, sino también del destino del hombre.

Y las flores de esos seres son sin duda alcatraces.
Es la flor de los alados.
Es el ave de fortuna que redacta los designios.
Porque Él ama las historias creó los alcatraces: … su alta
pluma azafranada y amplios folios que contienen los
relatos
-y la vida- de la gente.
Y la alondra original nacida de Su mano, trazó en el
firmamento con el dorso de su cola esas historias de
capullos. (2000:22. Las cursivas me pertenecen)

A partir de “Antón, el gato, se asolea”, el poemario se traslada al polo negativo de esta alegoría sagrada. Enseguida se desvanece la imagen de los ángeles para dar inicio a la de posibles demonios, como Dorfán, que:

‘Lanza dagas a las ingles – injusto- goloso de fluidos…
Y no es el más voraz, posee compañeros que se ensañan con la espera y lo amarillo de la vista; otros que prefieren breves tajos, no por eso menos dolorosos’. (2000:24)

Para hacer la analogía de la acentuación musical, es decir, la intensidad de cada nota para resaltar su importancia, Elvridge-Thomas construye el siguiente poema a través de un Solo vehemente: Farión, en el que se habla de un demonio con atributos taxidermistas:

‘Acecha a los amantes, capta el momento justo en que segregan aroma de cebolla. Con él impide la fermentación de los restos que almacena. También es buena la sal de los artejos y el extracto de canela de los glandes encendidos’. (2000: 26)

Viene a escena posteriormente el Coro, en el poema “Mañana en el jardín”. Es importante señalar que en el poemario se emplea el blanco de la página para distribuir las voces del coro, como si se trata de representarlos.

“Yadián”, en recitativo bajo, es ‘Bestia que inunda cornisas, inflama la ira pulsando escondidos resortes al tiempo que escuece las llagas y anuncia que el hombre se va a desgarrar’ (2000: 32). El recitativo es una declamación musical en la que se modula la voz a voluntad de quien lo interpreta y se termina en la tonalidad que conviene. Es muy cercano a la espontaneidad del lenguaje hablado. Por ello podemos decir que este poema es intencionalmente recitativo, para enfatizar el destino al que habrá de enfrentarse el hombre.

El poemario cierra con “Migaro”, en recitativo oscuro. De nuevo los demonios y vampiros acechando al hombre y éste encontrándose con la muerte.

Como pudimos ver, Imágenes para una anunciación plasma lo que comúnmente conocemos en las obras musicales como los distintos movimientos que dan a la obra musical un matiz, una intensidad y por supuesto un carácter.

La interdiscursividad en Imágenes para una anunciación radica en la estrategia de lectura que sugiere la música académica en las partituras. En ese sentido, la propuesta de Roxana Elvridge-Thomas tiene como sustento entonar la frase musical, apoyada sobre todo en el movimiento, en la velocidad en que el poema es leído.

Lo que hizo la poeta no fue establecer la vieja relación del binomio música-poesía; su mérito es relacionar por medio de la escritura, la música que también es posible ejecutar en un poema escrito. Interviene la expresión musical, interviene la interpretación y la emoción, que obedecen a una inspiración mística, la relación manifiesta entre la mística y la poesía, entre lo sagrado y lo profano.

BIBLIOGRAFÍA

Basso, Alberto.
1999 La época de Bach y Haendel. México, CONACULTA.
Elvridge-Thomas, Roxana.
2000 Imágenes para una anunciación. México. CONACULTA.
H. Vera, Juan Carlos.
2004 Eco de voces. Generación poética de los sesentas. México. Ediciones Arlequín.
Moncada García, Francisco.
1964 Teoría de la Música. México, Framong.
Zamacois, Joaquín.
2002 Curso de formas musicales. México. Editorial Idea Música.

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