Foja de Poesía No. 117: Ana Minga

Ana MingaA continuación, una breve selección de la poesía de la novísima autora ecuatoriana Ana Minga (1983). Estos textos pertenecen al volumen Pájaros huérfanos.

 

 

1

 

Dentro del cuerpo vive un despojo de la rutina

una infancia que ya no  quiere dormir

con el fantasma del miedo.

 

En esta jaula

los minutos muertos como borrachos caen al suelo.

 

¿Alguien puede encender la vida?

 

 

 

2

 

Ayer fue difícil existir

pesaron las imágenes de la noche

la madrugada amenazó con recuerdos grises

y el día lastimo los pies.

Es complicado vivir tres veces en un solo giro.

 

Al corazón le dio taquicardia

cuando miro como un excursionista

las sombras que dejo un cuerpo sin norte.

 

Hubo lágrimas de animal abandonado

que sabia de todas las ausencias

de las disculpas que no sirven para nada.

el tiempo fumo otra vez en las tinieblas

y un niño entendió la moraleja de su cuento:

en uno no existe olvido

pero el resto nos olvida.

 

El payaso se confundió en plena función

no supo si reían con él o de él

y los aplausos desaparecieron

cuando ya no tuvo su nariz roja.

 

Luego de la fiesta

el ebrio lloró con todo su cuerpo

mientras el sobrio encontró el punto final

al temblarle las manos.

 

La llama de la vela no consumió la plegaria

el teléfono no escucho la única llamada.

 

Me dolieron los huesos

los fantasmas me miraron desde el techo.

 

 

Ayer fue difícil existir

mañana ya es hoy

es decir un prematuro ayer.

Es complicado vivir tres veces en un solo giro.

 

 

 

3

 

Llueve

ahuecada lluvia en la que un cadáver pide limosna.

Nunca había visto a un cadáver pedir limosna.

 

Los pies caminan sobre la locura

ese engendro que no cierra la boca.

 

Rinocerontes son el perro y el por qué

audaces son el sí y el no

el azar se entiende con el quizá.

 

Sigue la lluvia

ese cadáver arde en dolor

llora como lo hace un borracho

con todo su cuerpo.

 

Desde la migraña

quito una lagrima de cebolla

y con uno ojo abierto y otro cerrado

me llega la realidad a palazos:

bajo la lluvia

un cadáver pide limosna.

 

 

 

4

 

Abandonada en la calle

¿a quién pertenece

esta sombra?

Alejandro Jodorowsky

 

Adolorida detrás de las pestañas

Culpable por escuchar pianos a media noche

Por quedarme en las calles como huérfano de los días.

 

Soy culpable de probar la hierba de otros

De caminar con miedo vagabundo

Que lleva en un costado abierto el desprecio.

 

Soy culpable de estrenar esta melancolía de delfines

De mirar la nada con ojos llenos de muerte.

 

 

5

 

La memoria muestra ojos deteriorados

la muerte se arrastra como un enfermo

los demonios murmuran cuchillos

mientras las cosas raras se sientan

el lado mas oscuro del cuarto siente el temblor de las

manos

todo tiembla

cuando el Dios vino reza en las venas.

 

 

 

6

 

Mas allá de la vela

oscuridad

tengo miedo

mi sangre brota entra lagrimas de marihuana

tengo miedo.

 

Soy maldición

estoy hecha un cuervo

me he sacado la mirada

la llevo en algunas canicas de mi suerte.

 

Negada por cada uno de mis dedos

la luna vuelve a su insomnio

la vela se apaga

el entierro es inevitable

 

aunque los niños no deban morir.

 

 

7

 

Es difícil convertirse en león

o en algún Dios invencible

cuando las palabras se rompen y lloramos pájaros

muertos.

Cuando por enésima vez golpeamos la pared

diciendo:

¡esto es todo!

 

Ya no podemos desconocer

las conversaciones alrededor de una mesa llena de

botellas.

 

Es imposible negar que la vela consume un sueño.

Ya no  podemos abrazar a los que se cansaron de

parirnos.

 

Doctor:

Para despistar siempre nos convertíamos en otra cosa

pero esto es un desatino

lo que somos ya no se desprende.

 

 

8

 

Algo se hunde

se rompe

su cabeza ya no avanza.

 

Nadie lo conoce

su dolor alcoholizado busca una ventana

pero en su casa solo hay espejos

que hablan de su regreso.

 

Gira como Lucifer en el silencio

y otra vez se pregunta:

¿Qué se hace con el niño que nace soñando

con la muerte?

 

 

9

 

Otra vez este huérfano

Fue tentado por las botellas del alcohol

Y por los tabacos que son necesarios en la despedidas

 

No hay regreso se repite

mientras observa el horizonte

ese camino donde se pierde el alma.

 

Poco a poco su huesos se adormecen

el alcohol corta su voz

y el corazón se le arruga

como las frases que tiene escritas en el papel.

 

Mientras bebe

sus manos enloquecen

y buscan un cordón umbilical

no lo encuentran

y él llora en el fondo del bar.

 

Huérfano de vida y de ataúd

su canción de cuna siempre saldrá de una rokola.

 

 

10

 

Un abismo se acerca

cuenta regresiva

no importa

ya estamos adiestrados para mutilarnos los ojos

ya conocemos como preparan su menú los demonios

sabemos que vendrá el vacio a mitad de semana

que se acerca al filo oxidado de una navaja.

 

Hay poca arena en el reloj

la muerte nos dejara con la boca abierta.

 

Pero no importa

a punta de reiteraciones ya estamos preparados

para que el infierno nos envuelva

entonces

por qué el miedo

si ya somos completamente ingenuos

nosotros sin nadie:

absurdos.

 

 

Datos vitales

Ana Minga nació en Loja, Ecuador, en 1983. Es periodista. Realizó sus estudios de Comunicación Social en la Universidad Central de Ecuador. También tiene estudios de Psicología y Semiótica. Ha triunfado en varios concursos de cuento y poesía. Es autora del libro de poesía A espaldas de Dios, obra preseleccionada para el I Festival Hispanoamericano de la Lira de Oro. Textos suyos están publicados en antologías poéticas nacionales e internacionales.

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