En el marco del dossier “Poesía boliviana actual”, preparado por Gabriel Chávez, presentamos el trabajo de la poeta y crítica Mónica Velásquez Guzmán (1972). Mereció el Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal en 2008 y 0btuvo la beca del International Writting Program de Iowa en 1997.
1.
Ahí
en el aire profundo del vacío
tu cuerpo en el fondo de la tierra
ese vértigo es un rito antiguo
salta el paso hacia ti
como a tu tumba
una costilla
encuentra su par bajo los escombros
por encima del olor indefinible
los líquidos de un cuerpo
se reúnen, se reconocen
empiezan a tocarse…
2.
Desde las fosas comunes
las desaparecidas, las borradas
las amadas del desamor
las que enterraste dentro de ti
las de tu propio cementerio
empiezan una canción
tal vez un brazo alcance su mano
la reconozca suya
tal vez estén fundando un idioma
tal vez ordenen su cuerpo, su alma
tal vez
dicen…
[De Tres nombres para un lugar]
Tu gemelo está en un dios que no viste
en un amor que dejaste olvidado
en las opciones
en otra forma de vivir
en todo lo que callas
tu gemelo canta desde tu niñez
te cuida como al más solo de sus hijos
te va siguiendo los pasos
y recoge a diario lo que queda de tu sombra
sabe tus transformaciones
no se parece a ti aun con tu misma cara
tu gemelo es el que quieres
el que pudiste
el que dejaste de ser
tu gemelo duerme a tu costado sin decir palabra
su nombre es el nombre que pondrás a tu hijo
sin saber que lo convocas
que también le sigues los pasos
entregándote sin peros
a las almas de doble filo
[De Fronteras de doble filo]
Siete maneras de decir el dolor
(fragmento)
Posibilidad 1
Hoy quisiera, Mónica, enfermarte larga, mortalmente,
sacarte lejos del mundo, convaleciente:
distanciar del cuerpo su llanto, su sudor solitario
de manera que todo quede, ahora sí, bien vacío
y ser un desierto rencoroso resuelto a envenenarse de sed.
Quiero hoy quebrarte un hueso imprescindible
esparcir las astillas de la estructura fundamental
que implores ayuda y extiendas anchas las manos
y no tengas pasos ni pies para darlos.
Quiero una úlcera que cuente de tu furia
músculos torpes pidiendo a gritos
abrazos que no han de venir
epilepsias que transparenten tu confusión
tu dificultad para contenerte
insomnio eterno para salvarte de los sueños
que anuncian cuando alguien va a morir.
Ningún consuelo, eso quiero darte,
para hacer visible tu necesidad de otro
para que te vean dolerte, partirte en pedazos y se sepa
y te sepulten, te lloren, te perdonen
aunque a nadie salve tu muerte,
el viento aleje tu nombre, todo sea casi igual.
Hay demasiado peso en tu sombra
y yo quiero curarte, lenta, con mi saliva…
Quiero restablecerte la balanza aún sin par
murmurarte que no hace falta,
que no hace falta morir así.
[De El viento de los náufragos]
Desaparecido sur
(fragmentos)
2.
Quisiera desatar el nudo de plomo
que traigo en la garganta
y echarme a llorar largo
la reciente nostalgia que te tengo,
comerme el hambre enorme
de tu cuerpo ahora de tierra
y rendirme a la urgencia de amarte de otro modo.
Deberías ver cómo se enredó el vino con la pena
tu muerte con la espera
tu cuerpo con mi espíritu de polvo
tu alma y mi afán efímero de vida.
Nadie me dijo que tu muerte
(sigiloso vuelo alborotado)
se nos vendría así:
devolviéndonos la nuestra.
10.
En este sueño sólo hay ruidos.
Botas que corren gradas arriba.
Puertas, puertas
una mano que aprieta otra, la hiere
cajones, papeles, platos, todo roto
contra el piso, contra la pared, contra otro cuerpo.
Gemidos, gemidos, gemidos,
un hueso, dolor, algo roto.
Respiran agitados, golpean el muro, golpean claves
susurran ánimos,
pero un cuerpo cae tras otro
y otro tras otro
y así, no se puede despertar.
13.
La mano que escribía
que a veces repartía papelitos
quería un hijo porque no le quedaba tiempo,
arañó la nada entre las preguntas
empujó el hombro amado diciendo corre,
fue desconocida por los amigos
en los corredores del horror,
la que esposada cura a la otra, le da cariño
la que deshojaba sus dedos para contar los meses
está alambrada.
Rota de mí
esperando su cuerpo
en el fondo del mar.
[De El viento de los náufragos]
6.
Con este inédito odio
(inmerecido como todo odio, como todo amor)
saldré por las calles donde no me amaste
lo pondré en los sitios del cuerpo donde te extraño.
Con este impetuoso odio
recolectaré otros náufragos dejados del mar
quemaré cada lágrima donde la fe se derrame.
Iré hilvanando poemas entre jóvenes muchachos
en plazas, pupitres y algún distraído diván.
En este odio me lavaré tres veces la cara
hasta renunciar al santo, al bueno, al perfecto
abrasaré a los padres en lo que falta
concluiré los funerales arrojando mi cuerpo
al hueco inefable donde la ausencia cava.
12.
En el infierno de los santos
(donde te escribo)
brilla el éxtasis del látigo
el júbilo de la sangre extendido en cada culpa
el deseo de la misma bala
para el asesino tan amado
el ruego poderoso por alguna piedad
el dulce horror de lo monstruoso
apareciendo en la entreabierta rajadura de lo bueno
la súplica de los ojos desde una esquiva cruz
o un desaforado fuego que todo perdona
la súplica por saber la causa del suplicio
la última soberbia del por qué me has abandonado…
28.
Me falta cuerpo donde guarecerme y derramar
la gangrena. Carencia de hígado y desvanecimiento
hueco de síntoma descontrolado de ayes…
A la muerta —te interpelo— le falta su carne
purgatorio e infierno de un grito otrora familiar
anquilosada costumbre de provocar el suero materno.
No dejes de buscarme en las morgues de la lengua.
No dejes de inyectar sangre en los miembros inertes.
Alimenta aún a la muerta,
aunque ninguna boca mía te reclame el pecho
y ninguna leche tuya colme la imposible saciedad
(de la Otra)
30.
Lejos de la violencia del gemido y la luz
llévame al sitio donde nacen los hijos
donde no son herida ni piedra ni condenados a muerte
donde imperfecta la perfección alcanza nombre
y tiene madre y abrigo
la hija de Medea.
[De Hija de Medea]
Datos vitales
Mónica Velásquez Guzmán (1972) Poeta y crítica boliviana. Publicó los poemarios Tres nombres para un lugar (1995); Fronteras de doble filo (1998); El viento de los náufragos (2005); Hija de Medea, con el que ganó el Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal en 2008; y La sed donde bebes (2011). Además, los libros de ensayo literario Múltiples voces en la poesía de Francisco Hernández, Blanca Wiethüchter y Raúl Zurita (México, 2009) y Demoniaco afán. Lecturas de poesía latinoamericana (2010), entre otros. Ha editado además la Poesía completa de Oscar Cerruto y la Poesía completa de Yolanda Bedregal. Obtuvo la beca del International Writting Program de Iowa en 1997. Sus poemas figuran en antologías de Julio Ortega y de Gustavo Guerrero.