Presentamos, en versión de Cidália Alves dos Santos y Javier García Rodríguez, un poema de Alberto Raposo Pidwell Tavares, mejor conocido como Al Berto (1948-1997). Buscó siempre una belleza otra en la que alternaba un alto nivel de metaforización y la procacidad de la jerga. Fue uno de los represrntantes del movimiento poético llamado “Nuevo realismo”.
De Cinco fotografías para Alejandro de Macedonia
servía el vino un joven esclavo
cuando se derramaron algunas gotas sobre la mesa
en honor a Baco
reparé en la delicadeza acuática de sus manos
recorro tu rostro y la sombra que se impregna al mantel
cuando te inclinas
parece el centro sosegado de una rosa
nunca habías aprendido a tocar la cítara
te valía la belleza del cuerpo
y el conocimiento nocturno de todas las salivas
afuera… tal vez en Delfos
los cascos dorados de los caballos se enterraban en el polvo
los carros estaban listos
de las islas llegaba el silencio perturbador de los sueños
ataba las puntas durísimas de una estrella en acero
este cuerpo pasajero partirá al amanecer
la ciudad se movía
en el fulgor crítico de los frutales que la rodeaban
me acuerdo
tenías quince años y el vino era puro
con la luz apagada fumábamos tumbados
se levantó Alejandro
para besar los párpados de su amigo aún entregado al sueño
y por la mañana
cuando los dioses cansados se reclinan
en sus lechos vegetales y sobre los océanos
surgen constelaciones de repente palpables
se torna dulce amar a los adolescentes de Beocia
de nuevo me obligaste a inventar el insomnio
y a saciar la sed con la ambrosía de tus cabellos