Foja de Poesía No. 381: Lya Ayala

Presentamos el trabajo de la poeta salvadoreña Lya Ayala (San Salvador, 1973). Poeta y periodista. Ganó el premio de poesía Alfonso Hernández (1997).  Aparece en las antologías Alba de Otro Milenio (DPI, 2000), de Ricardo Lindo, Otras Voces (DPI, 2011), El Libro del Voyeur (Ediciones del viento, 2010), Lunáticos, poetas Noventeros de la posguerra (Índole Editores, 2012), Ventanas (Ediciones La Fragua, 2012).

 

 

 

 

 

Ancestral

 

La mirada del viento

mira las palabras

mira los ojos inciertos

mira caer la sombra

mira en silencio gotas encima de una mesa

gotas sobre el suelo encendiendo chispas de fuego

estaban solitarias las palabras y recordaban

los rostros débiles en la niebla, las manos sin estaciones

los aullidos de los recuerdos

las miradas podían caer lentamente en la madera

y oler la gravedad del dolor de la madera

podían sinceramente entrar en la talladura

y reconocerse en el entramado oscuro del tiempo

era simple

las miradas recordaban los caminos por donde surgió

aquel árbol

aquella débil rozadura del aire con la lluvia.

 

 

 

 

 

 

 

Luces

 

¿Escuchas cómo late tu sombra

contra mi sombra?

hace tiempo los oídos están muertos

y el tiempo grita

debajo de las piedras

mientras escuchamos

mientras el silencio

ese terrible

ese inmortal

las elige con cuidado

prometí cuidar tu sombra,

prometí hacerla dormir encima del agua

prometí convertirte en palabras

en palabras que destrozaran sonidos

y puertas y casas y piedras.

 

 

 

 

 

 

Laberinto

 

El tiempo gira sobre los árboles

los árboles giran sobre la tierra

el silencio gira en ruta de la arena

tus manos hondas de agua están entrando

en mis manos de tormenta

el tiempo gira en nosotros adentro y afuera

mira tus ojos que me miran

mira tu boca que toca mi boca

estamos donde estuvimos

aquel día en el fin del mundo

en el principio de la hoguera

éramos tiempo y sombra

recuerda…

 

 

 

 

 

2

 

El centro de tu boca me toca

me toca y me perfora

me perfora y me sacrifica

es el tono de las silabas

lo que pasa entre nosotros

me quiebro entonces en ti

en silencio

como los tulipanes

frente a sus hojas.

 

 

 

 

 

29

Tu boca sobre mi boca

descubren en secreto

el silencio de una gaviota

susurrando en nuestros dedos

el olvido de la historia

así es el cielo de la gaviota

volando de tus labios a mis labios

firmamento que reconoce en tu cuello

su tibia estela de viento

es el mar cuando atardece

y somos la brisa en sus ojos

inmensa

recogida

son tus labios y mis labios

silenciosos

musitando la noche detenida.

 

 

 

 

 

39

Hoy puedes tocarme

como se toca la muerte

hundiendo tus dedos

en el agua fría del viento

donde las horas pasan

y el tiempo sacude sus alas

no me verás

deslizarme en vuelo

hasta tu espalda

no me verás

porque la muerte

es también

un tierno silencio.

 

 

 

 

 

 

 

Tres

A K.

la palabra es tu respiración

aire que derramas adentro de tu centro

deseo tu centro sobre todas las cosas

el tiempo de tu respiración sobre la palabra

para que viva y exista para que sea verdad

verdad de tiempo y estructura

tu aire en el pecho que salta y enciende su cúspide

y se desploma ese aire quiero y no otro

date la vuelta

mira cómo se desliza en medio de las páginas blancas

míralo ha sido hecho por ti ha nacido para ti

por eso es tu cuerpo y ama tu cuerpo y tu respiración y tu aire

míralo

tócalo

eres tú

y más que tú es la historia

la que construyen los silencios y los pasos

quiero destruir la línea que borda el silencio en medio de los pasos

abrir su boca y entrar para encontrarte

tomarte entre los dedos y encerrarte en mi boca

erguir la silaba ante el vacío y construirte de nuevo

anunciar en la palabra la tristeza de un pájaro

que salta y brilla como el péndulo

pero no estás cerca aún te buscan las sombras

el tiempo teme huidas

el tiempo se arrastra debajo de tu piel ansiosamente

rescato de la sílaba tiempo y péndulo

tu cuerpo

anunciado desde el vacío hacia la presencia

cuerpo hermosamente labrado

en las páginas de la historia

eres viento en la boca.

 

 

 

 

 

 

A Ítaca

 

Fui alguna vez Penélope

sentada y bordando el claro cielo y las nubes

Ulises volverá…así dice la historia

cuando en la tierra unos pasos soltaron la lluvia

y enterraron sus ojos de fuego en mis ojos

Ulises murió… ese día esa hora

Cuando el forastero apareció

Y enterró sus dedos en mis piernas

en que sus dedos hurgaron mi vientre hasta conocerlo

en que su olor se quedó en mi cabeza

en que la frialdad de mi cuerpo ante el tiempo y la espera

se crucificó ante el forastero que llega

Fui  alguna vez  Penélope

sentada y bordando el claro cielo y las nubes…

ante el forastero sin nombre que no luchó en la batalla

que no alimentó  al Ciclope

que amó a las sirenas

ante su fuerza azotada contra mi espalda

fui locura desatada: mujer desnuda ante la isla

mujer sin sentido, mujer finalmente poseída

Ulises murió…ese día esa hora

en que el forastero apareció

y sobre el cadáver  de Ulises vibraron mi piel contra la suya

piel de hojas y olor de hierba

piel de fuego y orgullo

ese día esa hora

cuando todos los hombres llegaban a vencerse

él estaba en mi cama

Pobre Penélope crucificada

eres cualquiera, le dijo el forastero

eres estúpida, le burló el forastero

ahora serás llamada la de las pocas monedas

al despedirse depositó mi forastero

una pequeña de plata sobre mis piernas

Mis ojos lo vieron marcharse

mis ojos bordaban su nombre

sobre el claro cielo y las nubes…

No entiendes,  le dije, antes  que cerrara la puerta

Ulises jamás ha existido

tú conoces el latido de mi lengua.

 

 

 

 

 

Datos vitales

Lya Ayala (San Salvador, 1973). Poeta y periodista. Ganó el premio de poesía Alfonso Hernández (1997).  Aparece en las antologías Alba de Otro Milenio (DPI, 2000), de Ricardo Lindo, Otras Voces (DPI, 2011), El Libro del Voyeur (Ediciones del viento, 2010), Lunáticos, poetas Noventeros de la posguerra (Índole Editores, 2012), Ventanas (Ediciones La Fragua, 2012). Ha escrito Verde, Arrecife, Rojo, Piel del mar, Memorial del árbol.

 

 

 

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