Foja de Poesía No. 400: Minerva Margarita Villarreal

Presentamos, para celebrar cuatrocientos fojas de poesía, una serie de poemas de Minerva Margarita Villarreal, una de las voces más significativas de la poesía mexicana contemporánea. Es autora de trece libros de poesía y ha merecido distinciones como el  Premio Nacional “Alfonso Reyes”,  Premio Internacional de Poesía “Jaime Sabines”, Premio de Poesía del Certamen Internacional de Literatura Letras del Bicentenario “Sor Juana Inés de la Cruz”, etc.

 

 

 

 

 

 

Dentro rompe la creciente

y salgo de las sombras

que se alojaron en mí

Mi animal huye por la montaña

Hacia allá salgo todos los días

empapada de oscuridad

y de regreso

ya que la luz declina

la nube divide y parte en dos al sol

Dos soles bañan lo perdido

Allá quedaron mis pies buscándolo

mis ojos

mi perdido animal

Pero nada serás

sin estos versos

convertidos en pájaros

en círculos

en pasos

que mis años alargan

 

 

 

 

 

 

Voy

hacia

la entrega

junto al río

que bendice

a la noche

 

 

 

 

 

 

La piedra cruzo todos los días

la piedra laja la piedra bola la piedra pinta

la caliza piedra blanda de tus labios

la tigre que con tus ojos me liga

como el cazador a su presa

y hace que caiga en la piedra

que repentinamente

se puso de pie

y me llamó desde un tiempo de silencio

me llamó

para que me aquietara

 

 

 

 

 

 

Cautiva

De madrugada

vuelves a ser

pasto

Pasto fresco

para ser

comido

 

 

 

 

 

 

 

Atravesé los campos

la noche que avanza

entre lobos y viento

Avanza con miedo

No se trata de un sueño

la sangre que avanza

al despertar

 

 

 

 

 

 

 

Donde llamó

espinas

ramas

bolas de yesca

golpes de un viento

que galopa veloz

embiste

dobla

Cuando llamó

una puerta

entre los matorrales

un remolino al alza

una cabra en el viento

una cabra que vuela

 

 

 

 

 

 

¿De qué se trata?

¿De aceptar un camino?

¿El silencio?

Cabalgaron y el viento alzó aguas de fuentes muy recónditas

Oscuras fuentes en el cielo guiaban una constelación

de torres empinados castillos niños adormilados

huellas de alces ciervos e hipocampos

luego rodando por mis mejillas

Una grieta escindía el paisaje

Bajaron hasta los montes

Golpes del cierzo

no quiero oírlos más cabalgar

Entiendo que no quisiste hacerme daño

No lo quisiste

Pero me abandonaste

y sólo escuchaba el ruido de un tren

divisaba un incendio

el humo se expandía

hasta perderse en lo alto

Tú sin oírme

El silencio crecía y encrespaba las olas

era una tumba una barda una montaña

y mi cuerpo a lo largo del túnel despertaba

Una camilla en el último cuarto

Ponte encima de mí

Estoy

viendo tras el cristal

cómo el miedo nos traga

 

 

 

 

 

 

El vino

una larga mesa

de manteles blancos

 

Como el pastor

que sigue su camino

de cabras

tus pupilas

me llevan

al fondo

 

El agua sigue su marcha

y la corriente clava

donde giran mis huesos

para que también beba

como se bebe uno mismo

 

 

 

 

 

 

La casa que construiste fue arrasada

Vi cómo sucedió

cómo se desprendían paredes y ladrillos

El techo voló

sobre los huesos

y el paisaje entre la hierba abrió

echó raíces bajo las plantas de mis pies

Estoy anclada

y esta casa mojada por la lluvia

esta casa azotada por el viento

hecha polvo

y materia que crece

Esta casa soy yo

 

 

 

 

 

 

 

Pude estar quieta el tiempo en que apartabas

el agua de mis labios

perseverante

en la luz de tus ojos

entre los árboles

era la lluvia

 

 

 

 

 

 

 

Tras la puerta

la acera se vuelve azul y húmeda

en los quebrantos 

de no acabar el lloro

pero salgo

y te busco

y el hemisferio

abre su maquinaria

para decir que sí

piel sobre piel

en la perseverancia

del padre que

me entrega

 

 

 

 

 

 

 

Tú que me haces ver

la quietud deslumbrante de la isla

que guarda la bolsa del azúcar

Que distingues el salto de los príncipes

en el jardín

Tú que descubres torcazas

temblando en el nido que abriga la persiana

Que me haces el día

en la noche sin fin

 

 

 

 

 

 

Una puerta hacia otra  

conduce a un jardín

de ahí brota el calor

del amor que te tengo

 

el pan de mañana

 

 

 

 

 

 

Tu pelo

tus brazos

tus ramas

y el cuenco de mis manos

para tu largo viaje

 

 

 

 

 

Atravesé los campos

entre lobos y viento

No se trata de un sueño

lo que hallé en la niebla

 

 

 

 

 

Como el río que se desborda

y anega la tierra

yo soy la tierra anegada

y el río enloquecido

sin oírte

 

 

 

 

 

 

La pátina del hierro el amarillo adobe el óxido adoquín

Un eco un chillido un pájaro elevando

los incendiados muros

que el fuego amó

Gravitaciones torceduras

en el margen turbio de las cosas

brilla el silencio

La paila

bajo la teja

que da al patio

de mosaicos rojos

Entro y salgo

y la puerta es tu pecho

entro y salgo

y tus labios me besan

me besa tu inclemencia

me atraviesa tu aliento

Verde sed

a la orilla del río

suntuosidad de hojas flotantes

de viñas y de higueras

cuyos frutos

devoran los pájaros

Las perlas o la sangre

manteles de alabastro

las copas esparcidas

el hierro en que clavaste

el corazón

Todo flota

y el espacio deja de serlo

La muerte y lo que llama de la muerte

Entro y salgo

en el instante en que el vino

se vierte sobre la mesa

y vuelven

tus sandalias

con su paso de lluvia

y tus pies a mi pecho

y mi lengua en tus dedos

Porque la noche fue

contada entre los días

y vino entre los meses

y prendió su grano de luz

cuando este templo asciende

en este espacio

en esta mesa

 

 

 

Datos vitales

Minerva Margarita Villarreal es autora de trece libros de poesía, entre los que destacan: Pérdida (1992), Premio Nacional “Alfonso Reyes” 1990; El corazón más secreto (1996; segunda edición de 2003), Premio Internacional de Poesía “Jaime Sabines” 1994; Adamar (1998; segunda edición de 2003), traducido al francés por Françoise Roy y publicado por Écrits des Forges y Mantis Editores en 2008. En 2010, por su libro Tálamo, recibió el Premio de Poesía del Certamen Internacional de Literatura Letras del Bicentenario “Sor Juana Inés de la Cruz” 2010. En 2011 la UNAM con sede en San Antonio Texas y The University of Texas at San Antonio le rindieron un homenaje por su obra poética en el marco del III Encuentro de Escritores Letras en la Frontera; en 2013, obtuvo el Premio de Honor Naji Naaman’s Literary Prizes de la Naji Naaman’s Foundation, de Líbano. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte y directora de la Capilla Alfonsina de la UANL, donde dirige la colección de poesía internacional El oro de los tigres.

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