Presentamos un poema clásico del poeta, narrador y ensayista Enrique González Rojo (1928), “Receta para enamorar a una mujer”. González Rojo recibió el Premio Villaurrutia en 1976. Uno de sus poemarios más recordados es Para deletrear el infinito. Mereció el Premio Nacional de Poesía Benemérito de América 2002, Oaxaca, por Viejos.
RECETA PARA ENAMORAR A UNA MUJER
Se cuecen a fuego lento dos poemas de Bécquer,
y la ceniza que quede de ellos
se unta suavemente en el pecho de la sujeto.
Se consigue un disco con música de Chopin,
llora uno copiosamente con ella,
se mezclan las lágrimas con una o dos claras de huevo,
se baten poco a poco
y se preparan unos merengues nostálgicos
que se le obsequian a la mujer con un gesto desdeñoso.
Frota uno tres veces consecutivas
el codo izquierdo de la susodicha
tomando la precaución
de que se haga tal cosa un viernes o un martes.
Se humedece la punta de la lengua
y cuando menos lo espere la mujer
se le introduce de golpe en su oreja derecha.
Si no hay resistencia,
se hace tal cosa cuatro veces
y al terminar, se la ve directamente a los ojos,
como diciéndole: fue sólo un avance,
un sábado preñado de domingo.
Se leen a la interfecta
las historias de
Adán y Eva, Romeo y Julieta, Pablo y Virginia,
todos los hombres y Marilyn Monroe.
Se le tocan los senos pero como quien no quiere la cosa:
no como quien exprime una naranja
sino como quien prueba si una ciruela está madura.
Cuando logra uno desnudar su vientre
se llora, en fin, una lágrima
que dé exactamente en el ombligo