Poesía norteamericana actual: Mary Szybist

Iniciamos un dossier de poesía norteamericana actual preparado y traducido por el el poeta Francisco Larios. De este modo, continuamos con la larga tradición de poetas nicaragüenses que, desde Salomón de la Selva, José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal, nos acercan aquella tradición lírica. Iniciamos con la poesía de Mary Szybist (Pensilvania, 1970). Estudió en el Iowa Writers’ Workshop. Por el poemario Granted (2004) mereció el Great Lakes Colleges Associations New Writers Award. Su segundo poemario, Incarnadine, recibió en 2013 el National Book Award for Poetry.

 

 

 

 

 

 

 

Anunciación como mariposa azul de Fender sobre un lupino de Kincaid

 

“Las mariposas azules de Fender podrían desaparecer

pronto…el lupino de Kincaid, una especie amenazada de

extinción, es la única planta que les sirve de refugio…”

— CNN

 

Pero si yo fuera esta cosa,

mi mente mil veces más pequeña que mis alas,

 

si mi aleteo de azul fluorescente

al fin cayera

 

por la suave

garganta aguamarina de las flores,

 

si perdiera mi hambre

por todo lo demás—

 

haría lo mismo que ella.  Me ataría

al tacto de la flor.

 

¿Y qué si los bordes lechosos de mis alas

no aturdieran más

 

al cielo? Si pudiera

cegarme ante este instante, ante la lenta

 

trampa de su olor,

¿qué importaría si no fuese más

 

que aleteo de página

en un texto al que alguien llega

 

para examinarme

en el color errado?

 


 

 

 

 

 

Annunciation as Fender’s Blue Butterfly with Kincaid’s Lupine

 

“Fender’s blue butterflies may soon be extinct …

… Kincaid’s lupine, a threatened plant species in the

Pacific Northwest, is the only available host plant. … “

— CNN

 

But if I were this thing,

my mind a thousand times smaller than my wings,

 

if my fluorescent blue flutter

finally stumbled
into the soft

aqua throats of the blossoms,
if I lost my hunger

for anything else —
I’d do the same. I’d fasten myself

to the touch of the flower.
So what if the milky rims of my wings

no longer stupefied
the sky? If I could

blind myself to this moment, to the slow
snare of its scent,

what would it matter if I became
just the flutter of page

in a text someone turns
to examine me

in the wrong color?


 

 

 

 

 

La exuberancia del asunto

 

No es que el pulpo no te amaría–

no es que no estiraría hacia ti

sus brazos de angostas puntas:

Le gustarías como cualquier otro, creo,

a un pulpo.  Pero las criaturas del mar,

como el mar, no piensan

en sí mismas, o en ti.  Sigue flotando allá,

en tu cuna, incapaz de arder.  Abandónate

al bamboleo, al ondulante torbellino, deja tus

pesadas piernas a merced de los prados flotantes

de algas marinas y siente

el florecer del fitoplancton, la espuma, el rocío

del mar, los percebes.  En el oscuro reino béntico, el necton resbaloso

vuela sobre

la honda planicie: Mientras flotas, siente

esa subida de profundas, frías aguas tocando

la piel estirada

de tu espalda. Siéntete

abofeteado y preso en la red.  No, no es que el pulpo

no te amaría.  Si te tocara,

si probara tu carne, cada uno de sus tres

corazones enrojecería.

¿Me refutarán los teólogos de alguna religión?

No el salmón plateado.  No su cabeza con puntos.

 


 

 

 

 

The Lushness of It
                          

It’s not that the octopus wouldn’t love you—

not that it wouldn’t reach for you

with each of its tapering arms:

you’d be as good as anyone, I think,

to an octopus.  But the creatures of the sea,

like the sea, don’t think

about themselves, or you.  Keep on floating there,

cradled, unable to burn.  Abandon

yourself to the sway, the ruffled eddies, abandon

your heavy legs to the floating meadows

of seaweed and feel

the bloom of phytoplankton, spindrift, sea-

spray, barnacles.  In the dark benthic realm, the slippery neckton glide over

the abyssal plains: as you float, feel

that upwelling of cold, deep water touch

the skin stretched over

your spine.  Feel

fished for and slapped.  No, it’s not that the octopus

wouldn’t love you.  If it touched,

if it tasted you, each of its three

hearts would turn red.

Will theologians of any confession refute me?

Not the bluecap salmon.  Not its dotted head.

 


 

 

 

A la paloma en la piedra

 

Durmiente, todavía no conoces

la fuerza de la gravedad, invisible

para la piedra, no puedo

 

escucharte crecer en su oscuro

centro. Cuántos

siglos ha que la niña primera

 

te alertó—frotando piedra contra

piedra—en verdad sin buscar

el interior.  La piedra no

 

contenía oquedad.  Ni el cuerpo de la niña

vacío, antes de sentir bajo su palma

tu movimiento, su inalterable

 

pulso.  Desde entonces la carne fue capaz

de agitarte, capaz de hacerte

auténtica.  Piedra-paloma, pura

 

hasta de cardos, polillas, mi mano

se ha abierto.  Escucha ahora

y sal aleteando.


 

 

 

 

 

To the Dove Within the Stone

 

Sleeper, still untouched by

Gravity, invisible

For the stone, I cannot

 

Hear you shift in its dark

Center. How many

Centuries since the first girl

 

Roused you — pressing stone against

Stone — hardly meaning to

Make an inside. The stone had no

 

Emptiness. And her body, no

Emptiness until she felt you

Move under her palm, her steady

 

Pulse. Already flesh was something to

Stir you, something to make you

True. Stone-dove, untouched

 

Even by thistles, moths, my hand

Is open. Listen now and

Flutter forward.

 


 

 

 

 

 

Noticias de María

 

María siempre piensa que tan pronto como acabe sus deberes y lave los

platos, abrirá su ser a Dios.

 

En el gimnasio María ve programas sobre cómo vestir, y cada

mañana se prueba combinaciones de faldas y tacones antes de regresar a

sus botas impermeables. Lo cual toma mucho tiempo, así que María está ocupada.

 

A María puede vérsela con frecuencia doblando la ropa limpia o regando las plantas. Solo

siente su vida en orden cuando hace una tarea simple y repetitiva, y siente que

no morirá antes de lo previsto.

 

María se pregunta si ella sería una persona mejor si no comprara tantas galletas de almendra

y tantos macarrones rosados.

 

Cuando la gente dice “María”, María aún piensa  ¡Virgen Santa! ¡Santa Madre Celestial!

Pero María sabe que ella no es ninguna de esas cosas.

 

María teme no tener suficientes palabras en su cabeza.

 

María llena su despensa con muchas clases de tés para luego escoger, entre las

etiquetas de colores pasteles, la que combine con su estado de ánimo: Pera Toscana, Gris

Lavanda, Rosa Cereza, Verde.

 

Pero a María únicamente le gusta el simple té rojo y lo toma desde la mañana hasta el anochecer.

 

María tiene demasiados aretes de plata y disfruta ordenándolos en los compartimientos de

sus gavetas.

 

Algún día quisiera pensar en sí misma, pero aún no está segura de qué significa

pensar, y tiene una confusión todavía mayor sobre sí misma.

 

No es inusual descubrir a María durmiéndose en su alfombra de yoga cuando apenas

ha comenzado a estirarse.

 

Algunas veces María cierra sus ojos y trata de imaginarse como una puerta

totalmente abierta.  Pero es más fácil imaginar macarrones rosados–

 

A María le encantan los títulos solemnes en los gruesos libros de su esposo.  Se

siente feliz y somnolienta cuando él los lee a su lado por la noche: Las obras de San

Agustín, Crítica de la Razón, Cambios de Paradigma en Teología—pero ella no quiere

 

María secretamente cree que es bonita y por tanto merece ser amada.

 

María se dice a sí misma que si pudiese tener un hijo a quien cargar por

todas partes como un pulmón extra, el vacío en su interior dejaría de morderla.

 

Es difícil saber si en verdad lo cree.

 

María cree ser una persona seria y sincera, pero no intenta rezar.

 

Algunas tardes María hace como que lee un libro, pero más que todo observa el

estampado de la luz en las cortinas.

 

En esas tardes, ella es como un niño que ya no tiene nada más en qué pensar.

 

A María le encanta salir y sentarse en el patio.  Si por ella fuera, podría mirar al

cielo el día entero.

 

Para ella lo más interesante son las nubes.  Date cuenta que las observa aún

bajo la luz de la luna.  Esta noche, hasta la hora de dormir, podemos dejarla con ellas.


 

 

 

 

 

 

Update on Mary

 

Mary always thinks that as soon as she gets a few more things done and finishes the

dishes, she will open herself to God.

 

At the gym Mary watches shows about how she should dress herself, so each

morning she tries on several combinations of skirts and heels before retreating to

her waterproof boots.  This takes a long time, so Mary is busy.

 

Mary can often be observed folding the laundry or watering the plants.  It is only

when she has a simple, repetitive task that her life feels orderly, and she feels that

she is not going to die before she is supposed to die.

 

Mary wonders if she would be a better person if she did not buy so many almond

cookies and pink macaroons.

 

When people say “Mary,” Mary still thinks Holy Virgin!  Holy Heavenly Mother! 

But Mary knows she isnot any of those things.

 

Mary worries about not having enough words in her head.

 

Mary fills her cupboards with many kinds of teas so that she can select from their

pastel labels according to her mood: Tuscan Pear, Earl Grey Lavender, Cherry Rose Green.

 

But Mary likes only plain red tea and drinks it from morning to night.

 

Mary has too many silver earrings and likes to sort them in the compartments

of her drawer.

 

Someday Mary would like to think about herself, but she’s not yet sure what it means to

think, and she’s even more confused about herself.

 

It is not uncommon to find Mary falling asleep on her yoga mat when she has barely

begun to stretch.

 

Mary sometimes closes her eyes and tries to imagine herself as a door swung open.

But it is easier to imagine pink macaroons—

 

Mary likes the solemn titles on her husband’s thick books.  She feels content

and sleepy when he reads them beside her at night—The Works of Saint 

Augustine, Critique of Judgment, Paradigm Change in Theology—but she does not want to

read them.

 

Mary secretly thinks she is pretty and therefore deserves to be loved.

 

Mary tells herself that if only she could have a child she could carry around like an

extra lung, the emptiness inside her would stop gnawing.

 

It’s hard to tell if she believes this.

 

Mary believes she is a sincere and serious person, but she does not even try to pray.

 

Some afternoons Mary pretends to be reading a book, but mostly she watches the

patterns of sunlight through the curtains.

 

On those afternoons, she’s like a child who has run out of things to think about.

 

Mary likes to go out and sit in the yard.  If she let herself, she’d stare at the sky all

 

The most interesting things to her are clouds.  See, she watches them even

by moonlight.  Tonight, until bedtime, we can let her have those.

 

 

 

 

 

Datos vitales

Mary Szybist, Pennsylvania.  Su segundo poemario, Incarnadine (2013), ganó el Premio Nacional del Libro en Estados Unidos.  Es catedrática en la Universidad Lewis & Clark de Portland, Oregon, y miembro de la facultad del programa de maestría en Bellas Artes (MFA) del Warren Wilson College.  Los poemas de esta muestra proceden de Incarnadine.

 

 

 

 

 

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