Presentamos una selección poética de Edgar Saavedra, una de las más resonantes voces líricas de ese país andino. Ha publicado Lengua negra de colores (2012), Isla/Island (2009) y Final aún (2000 y 2004). Actualmente es uno de los editores de Río Grande Review.
De Lengua negra de colores (2012)
Lengua negra de colores
flor menstruante natural
leche vegetal de pechos animales
E.S.
จ
Un sonido despierta la lengua
para no desperdiciar su color
también otra sensación
que desconozco de memoria
olvido al pronunciarla
entre tanto los fusilamientos
sin patrimonio de excusas
que detengan
catástrofes salvadoras
en movimiento
abandonados
por decir la verdad
pero qué verdad
no sentirás otra vez la piel
que fluía entre tus manos
ni la explosión entre un collar de dientes
a pesar del rumor que nos previene
en sueño profundo
este viaje es contigo
ฉ
una garúa desplumada nos mojaba la lengua
por dónde irá la carretera pregunté
aquella vez
acusados de bandoleros
escapamos en un caballo olvidado en el camino
vi entre llamas la sombra del puma
desperté de pronto
colgaban de mi pecho
piedras extrañas
estrellas
[limpiamos y afilamos nuestras armas]
no encenderemos más esta leña
aguardaremos la señal
ahora tampoco importa si abandonaste alguno
de tus cuerpos
mientras todavía reconozco
algunas raciones de guanábanas
y esencia de sesos
ช
los perros descubrían nidos de huanchacos
me ahogaba con mi sangre y no sé si estaba herido
las aguas de antimonio sabían curarnos el dolor
esa vez cuando disfrutamos
matando alimañas
que anunciaban lo que todos sabían
instrumentos olvidados
fuertes como aguardiente
reparadoras son las hojas
dan calma
fresca ceniza de piedra
en este valle tranquilo
hay un claro placer en nacer y volver a morir
pero cuando imagino la respuesta
no puedo hablar en colores
lenguaje de pájaros
porque nos advirtieron no señalar el arco iris
con los dedos
era cierto:
ahora me asombro de las casas de tapial que
levantaron los abuelos
tenían ventanas invisibles
entre las piedras había nidos de lagartos y arañas
y sus únicas joyas eran dos o tres cerámicas de
sus antepasados
que encontraron haciendo la simiente de la casa
ฌ
cuando me preguntaste por los nombres de mis hijos
un frío extraño corría por mi sangre
y no supe qué decirte:
entre cada tierra una criatura se salva
esa vez me dijiste lo que todos sospechábamos
tu versión era terrible
demasiado difícil para contestarte
en esta noche:
otra vida/otra muerte
el agua nos cubre
nos hace sentir indefensos
desde la colina contemplo además
la imaginación que luchando sigue
comprendo sin esfuerzo mi naturaleza
una mano descansa entre muslos bellos y dormidos
ญ
cuando a veces hemos despertado
y repartido en dos el camino
volví a mirar la estación orilla
tantos elementos alojaba la memoria
hasta dudé lo que jamás pienso
a veces contemplo la fortaleza que soñé
colores geométricos
que limpian la memoria
entre los faisanes
cantor de color(es)
desorden perfecto
más allá del horizonte
negro celeste naranja
sentiremos un aurífero aguacero
sentiremos pena por lo que dejamos
por lo que recordamos
sufriendo de felicidad a veces
viviremos con la dicha
de los que mueren de improviso 46
ฎ
si viste solo las orillas
consérvalo
convérsalo
no te extravíes en fuegos artificiales
enamórate
compra un revólver
estirpe de mis plumas
imagina el arte de antiguos gavilanes
cuando lo real es imposible
somos mientras no pensamos
debemos insistir en las líneas del canto
no acaban en destinos
vente al otro lado
contémplame dormido
muérete un poco
a veces creo que desperdicié tanta vida
debo crearme o crear a otro
también es terrible ser fecundado
hasta el niño que destruí
a veces vuelve
ฏ
pensé orientar este camino
pero verso como respiro
siendo extranjero en mi patria
prisionero juez y asesino
cuando uno se siente bello
recoge piedras
el espejo es cómplice
entonces reconocemos nuestros minerales
empezamos otra vida
de ciervo piedra ángel
siempre insecto
palmera genital
vida y muerte
quebradas por dos caminos
ser agua del principio
que siempre viaja
por qué tendría que viajar
si nunca fue bebida
aun así
la disfrutamos con insistencia:
manantial imaginario y Real
ฐ
se siente la luz de los helicópteros
cuando nos enteramos que los torturadores habían vuelto
demasiado cobarde para el dolor
decidí matarlos
[a nosotros nos arrojaron al río
¿era un río?]
dos serpientes me quiebran
con sus ojos me veo
entre las perlas
habrá siempre una más negra
ecuaciones de nuestra sangre
un tranquilo juego acontece
atravesando los surcos de luz
acumulada y protegida
presientes tu propio amor
deja que descubra sin actos
la muerte si fuera posible a cada lado
deja tus manos tocando
este palacio incompleto
“En nuestra memoria de nueve meses se re-produce un ciclo inmemorial y somos la memoria del agua donde fluimos flotantes y unicelulares hace millones de millones de años”
CÉSAR CALVO
ฅ
la dimensión del viaje siempre es uno
perseguidor o perseguido
quiero volver a esa patria
seducido y alunado
por una gravedad que desconozco
el verdadero orden no tiene lenguaje
como viento fecundo
se renueva constante
para ser y no ser
sonreímos para no morir muertos
aceptamos nuestra condición mineral
nuestra combustión
el calor fermenta y destruye
el frío arremete imparcial
despierto animal intenso
ฆ
no alcanzaremos la superficie artificial
es insuficiente
los sentimientos proféticos solo anuncian desgracias
ciudades de mirada asexuada
esa vez no combatimos
llegaremos a donde debemos llegar
no será difícil comunicarse
sin monedas
con esporas
sin gestos
secuestraremos espantapájaros
la máscara no podrá seguirme
piedras caminantes ofrecían el calor
de un recuerdo milenario
palabras sin tiempo para el vuelo
llevo días buscando mi cuerpo
solo encuentro esqueletos de revólveres
me reconozco en estos cuarteles
tan intermedio de uno mismo
contemplo una plaza provinciana
vestidos de orillas multicolores
un camino de sombra se ha perdido
ง
entonces
era la mujer
seduciendo
fumadores de lenguas
en cruces de caminos
ebria y feliz
pero a veces también
recogíamos el alimento
del bosque
del océano
reptiles incompletos
y como era debido
ofrecimos la sangre
a la Tierra que nos miraba hambrienta
Isla ( de Isla, 2009)
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nuevos paisajes se descubren inhóspitos en los hospitales y en los cuarteles lejos detrás de la niebla oscura vivían cansados dentro de un cuarto enorme y una pintura que decía marino ella te prefiere más que a tu recuerdo misiles cargabas todo el día con tu corte al filo de los cuchillos que ascendían de la marina tempestad del mar frío agosto húmedo amanece pensando que no ha de caer arrastrado de su reino ahí mismo angustiado en esa región de cabellos rubios y tumbas pre incas al frente del puerto en su ocaso celeste balneario de sombra de mar de la costa soleada de una tierra que no quiere pertenecer a esta tierra desolada enfermerías repletas de cuerpos lisiados lejos no muy lejos del precipicio la sal se condensa en el rancho de un soldado raso adormecido por la inocencia al sur de ese circuito nostálgico arremete con su ametralladora llena de magia era tu experiencia la voz que amanece en la fría niebla que se repite
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algunos años después el Callao era una circunstancia de negros vi solo negros yo era negro y lancé millones de insultos y la salsa veranea conmigo veo un retorno corrosivo hay una ternura en cada unas de las cosas que comprábamos sin pudicia ahí mismo para no morir y volver a la fiesta de negros y nosotros también estábamos negros hay un recuerdo lejano y la música insolente solo eso escuché decir contar bailar jalar y salir corriendo escapando de la vida
esa sensación se repite y es esta vez el puerto que no duerme el puerto provinciano que quizás deba sucumbir en nuestro equipaje de granadas de guerra de la guerra que cada uno libra para no morir o para morir de pura vida de puro negro explota esa tempestad que acontece lejana en el grito de las palmeras que no existen porque el Callao no es el Caribe aunque a veces siento el caminar de cabezas de culebra de los negros y las negras
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la Punta se llenaba de millones de cervezas millones de peces omnívoros millones de cuchillos todo es millones millones de tempestades y gritos y furor y risa total y risa y mujer y sexo chalaco de chalaca hice el gol las negras mujeres repisas mujeres con sexo escondido y otra vez y otra vez es una palabra que se repite en las murallas del lobo del hueso del silencio angosto de luces que a veces vuelan entre el silencio y no veo la isla veo nuevamente la isla y me recuerdo abandonado agotado hasta el tuétano haciendo las verticales abdominales y sigo y prosigo mirando de lejos la costa que no puedo alcanzar y duermo y me despierto a veces entre la marea que alcanza y el frío que entra por las orejas desnudo en fila india esperando que anochezca y que amanezca
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enormemente festivo se verifica que todo acontece mejor en la soledad o en el destierro sueño con palabras placeres extrañas palabras de gas fosforescente libres de funciones sintácticas palabras solas y en las olas no será terrible divisar animales que nunca imaginas el invierno o el verano que dan lo mismo continúa en esa tempestad que viene y despierta y urge algo más terrible de lo que pueda explicar sin verdad sin alma sin el titular tutelar de los que dicen en las angostas aguas minerales de una hermosa bahía que no amanece y la frontera es apenas perceptible hace tiempo que no me pongo triste dijiste y todo brillaba veo y creo veo y recreo lo que escuché de la voz del anciano niño pájaro pez eran lo mismo desde el mismo lugar comido y amado por el mar sometido a su placer a su inclemencia
Edgar Saavedra (Caxamarca, Perú). Ha publicado Lengua negra de colores (2012), Isla/Island (2009) y Final aún (2000 y 2004). Realizó estudios de Literatura y un postgrado en Estudios Culturales en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima. Fue profesor universitario y ha traducido a poetas brasileños como Wilson Bueno, Roberto Piva, Horacio Costa, entre otros. Actualmente es uno de los editores de Río Grande Review.