Presentamos algunos textos de Leonardo Varela (Ciudad de México, 1970). Entre sus libros de poesía destacan “Prohibida azul distancia”, “Comala Blues”, “Palabras para sobrevivir en el desierto”, “Perihelio/Elefantia” y “Liturgias del azar”. Ha recibido diversos premios nacionales e internacionales de poesía, como el Jaime Sabines en 2003 y el Gilberto Owen en 2010. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del CONACULTA en el periodo 2011-2014.
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Bucólica
a Leopoldo María Panero
Algún día
nos cansaremos de errar
por estos valles de comedia
Pastores sin rebaño. Ovejas negras
La marea de los pastos
peinados por la sed de los alisios
recorriendo la erguida
estepa de la muerte. Dejaremos entonces
a un lado las zaleas
y vendremos los lobos
de uno en mil, cantando
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(Palabras para sobrevivir en el desierto, 2007)
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Lanzarote
Sobra decirlo todo, pesa
como lluvia la música
y el incendio se aleja exasperado
por las voces que hurtó
de la memoria. Este, mi aprendizaje
a golpes de molino, a trechos
de espada sin saber
si valía la pena tanto gozo
El cuerpo insiste en su caída,
busca en el vértigo su bandera
y en la desolación
los cantares de siesta
de tu nombre. Tal un amargo vino
que pulsara la boca derramada, las venas
tristes por un mar del Norte
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(Palabras para sobrevivir en el desierto, 2007)
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Herir
Es un lugar común
describir la faena que protagonizan los amantes
y al final no se sabe
cuál de los dos es el toro
La novia
empitona sus pechos
para las armas del hombre
El diestro
juega a no ser tocado
Ambos embisten,
Alguno
es el primero que sangra
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(Palabras para sobrevivir en el desierto, 2007)
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Vencer al Minotauro
De la valiente Ariadna no pude retener sino el oro más fino de sus cabellos
Celoso por el padre que la desposaría con la muerte,
me adentré en la ciudad
sin saber qué recodo de mi sombra ayudaría a vencer al Minotauro
Consciente de haber sido una esperanza nada más, fruto
de la inconsciencia heroica,
a seiscientas doncellas que serían sacrificadas
las hice mis esposas. Discretamente ungido
por sus besos, me deslice en la noche, tembloroso
y ebrio, desvelado
por las arpas que el viento tañía entre sus muslos
y la miel que vertieron en sus labios
Llegué hasta aquí, pero me siento solo y aburrido
Extraño vuestros mantos, los peines delicados
con que ordenáis el tiempo, vuestros raros perfumes
Sería tan hermoso
ser el más miserable de todos los esclavos
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(Palabras para sobrevivir en el desierto, 2007)
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Paradiso
De todo esto quedará para ti la memoria de un árbol
Hoja que se desprende para dejar el tacto gastado de raíz
Ausencia que habitamos con los huesos ennegrecidos por el fuego
Agua del torso, desnuda flexión del brazo
que sostiene a la estatua
En espera del reino por venir, fluye tu gracia confundida con el oro
Al margen de la niebla, mi olvido es un relámpago
–equivoca
el sitio donde cae
He aquí los nombres comunes al invierno:
He aquí la canción del gavilán extasiado en la belleza del Diluvio
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(Palabras para sobrevivir en el desierto, 2007)
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Siluetas de Manhattan
Una de las pocas cosas buenas de los tiempos modernos es que si mueres horriblemente por televisión, no habrás muerto en vano. Nos habrás entretenido.
Kurt Vonnegut
El viento arrastra hojas que una vez fueron
homenajes al otoño, cuerpos disueltos en un aire
de grandeza, oh muertos instantáneos de la velocidad
dejen caer sobre nosotros el peso de su sombra
embajadores del vértigo, semidioses que caen
por última vez en este fértil valle de lágrimas
construyan ciudades y fecunden imperios
ah de vosotros marineros en el fenicio mar
bursátil, donadores de resina para el ojo
sin fin de las calderas, no detengan su vuelo
hacia la Historia, aquí los estaremos esperando
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(Naufragaciones, 2007)
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Tabernáculo
Susurro tu nombre
a los leones dormidos del poema
sobre cuya cabeza
se desliza una luna inverosímil
colmando de arena
el afligido espacio entre los cuerpos
aún por descubrir: ahí
donde se unen labios
y una mujer desnuda
brota de la ficción, monologando
su reino de agua
en las riberas del acertijo.
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Recuerdo el mar y me recuerdo a mí mismo
(Panero dixit)
desnudo ante los nombres, omitido
de todo libro de caballería,
insomne y residual, asiendo
el espectro de un cigarro como ante
un vaso que escapa de mi mano
mientras lo sostengo, como un lago
en el cual me sumerjo
sin llegar a tocar jamás su fondo
sin saber ja-mais de ti
que la palabra que me has dado
como prenda de fe,
cual testimonio de omnipresencia.
Susurro tu nombre a los oídos del huracán
cuando siento caer la delgada retícula del sueño
y el valeroso patio muere
a manos del insomnio cobarde, oh cabellera
más fuerte que una espada bajo los párpados
arrojados a la negrura del estanque
donde la noche danza
y los pájaros luchan por la posesión de la pesadilla.
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(Tabernáculo, 2008)
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Datos vitales
Leonardo Varela (Ciudad de México, 1970). Reside en La Paz, Baja California Sur, desde 1984, donde se tituló como licenciado en Humanidades por la UABCS. Autor de una docena de libros de poesía, de los cuales destacan “Prohibida azul distancia”, “Comala Blues”, “Palabras para sobrevivir en el desierto”, “Perihelio/Elefantia” y “Liturgias del azar”. Autor, también, de la antología poética “Voz de la estirpe: poemas y poetas de BCS en el siglo XX”, el volumen de cuento “Desiertos” y la novela “El miedo a las imágenes”. Ha recibido diversos premios nacionales e internacionales de poesía, como el Jaime Sabines en 2003 y el Gilberto Owen en 2010. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del CONACULTA en el periodo 2011-2014.