Tres poemas de Almudena, de Luis García Montero

Valparaíso México y Círculo de Poesía han publicado recientemente el libro Almudena del poeta español Luis García Montero, que se puede encontrar en todas la librerías Gandhi del país, así como en Toki [Sushi | Casa de té | Librería] ubicado en Córdoba #229 esq. Coahuila, colonia Roma. Luis García Montero (Granada, 1958) es poeta, narrador y ensayista. Obtuvo los premios: Premio Federico García Lorca de la Universidad de Granada, Adonais, Loewe de Poesía, Premio Nacional de Poesía, Premio Nacional de la Crítica, Premio de la Crítica de Andalucía, Premio Poetas del Mundo Latino y Premio del Gremio de Libreros al mejor libro del año 2009.

 

 

 

 

 

DEDICATORIA

Si alguna vez la vida te maltrata,
acuérdate de mí,
que no puede cansarse de esperar
aquel que no se cansa de mirarte.

 

 

 

CONFESIONES

 

Yo te estaba esperando.
Más allá del invierno, en el cincuenta y ocho,
de la letra sin pulso y el verano
de mi primera carta,
por los pasillos lentos y el examen,
a través de los libros, de las tardes de fútbol,
de la flor que no quiso convertirse en almohada,
más allá del muchacho obligado a la luna,
por debajo de todo lo que amé,
yo te estaba esperando.

 

Yo te estoy esperando.
Por detrás de las noches y las calles,
de las hojas pisadas
y de las obras públicas
y de los comentarios de la gente,
por encima de todo lo que soy,
de algunos restaurantes a los que ya no vamos,
con más prisa que el tiempo que me huye,
más cerca de la luz y de la tierra,
yo te estoy esperando.

 

Y seguiré esperando.
Como los amarillos del otoño,
todavía palabra de amor ante el silencio,
cuando la piel se apague,
cuando el amor se abrace con la muerte
y se pongan más serias nuestras fotografías,
sobre el acantilado del recuerdo,
después que mi memoria se convierta en arena,
por detrás de la última mentira,
yo seguiré esperando.

 

LA AUSENCIA ES UNA FORMA DEL INVIERNO

 

Como el cuerpo de un hombre derrotado en la nieve,
con ese mismo invierno que hiela las canciones
cuando la tarde cae en la radio de un coche,
como los telegramas, como la voz herida
que cruza los teléfonos nocturnos
igual que un faro cruza
por la melancolía de las barcas en tierra,
como las dudas y las certidumbres,
como mi silueta en la ventana,
así duele una noche,
con ese mismo invierno de cuando tú me faltas,
con esa misma nieve que me ha dejado en blanco,
pues todo se me olvida
si tengo que aprender a recordarte.

 

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