El día de hoy, 17 de febrero, se publica en Paris la más reciente entrevista dada por el poeta sirio Adonis (1930). presentamos un fragmento de dicha entrevista seguida por su poema Párrafos de una carta escrita un veintitrés de septiembre.
Adonis, poeta: “Obtengo de la poesía lo que se obtiene de un amor, la plenitud que lleva hacia el infinito.”
Llegó a la poesía como se llega a la revolución. A los 86 años, este exiliado nacido en Siria cree más que nunca en la fuerza de las palabras, y denuncia el papel de la religión y de occidente ante el fracaso de la primavera árabe. Esta semana, es el invitado especial de “Télérama” [Revista de Radio, televisión y cine].
Un poema cambió su vida. El poema que compuso en 1943, a los trece años, honrando al primer presidente de Siria que, en aquellos días, estaba de gira por el norte del país, cerca de donde vivía el joven poeta. Aquel día, Ahmed Saïd Esber pasó entre la gente para acercarse al hombre de estado y recitarle sus versos como quien hace un cumplido. A modo de recompensa, el hombre dijo que entregaría al joven lo que quisiera. Y así es que el joven vio su sueño realizado: integrarse al liceo francés de su región. “Un accidente mágico”, como él mismo dice. El poeta Adonis (pseudónimo que usa desde 1947) está activo desde entonces. Preso en su país durante seis meses debido a sus opiniones progresistas, fue exiliado en Beirut en 1956 y fundó, a su paso, la revista Shi’r (“Poesía”). Sus poemas fueron publicados en la prensa, y su primer libro, Cantos de Mihyar, el de Damasco confirmó su éxito en 1961. De prolífica producción, es reconocido desde entonces como una de las voces más importantes del mundo árabe.
Debido a tal historia, no se puede hablar de poesía con Adonis, ahora de 86 años, sin tocar temas de gran actualidad, como las sociedades árabes y el islamismo. Su último ensayo, Violence et Islam (libro de conversaciones con Houria Abdelouahed), es la tercera ocasión en que ventila sus opiniones sobre tales problemas. Con todo, sigue siendo impresionante. Sus palabras se burlan de la corrección política y de los tabúes que se han generado (tanto del lado pro-Assad o del islamófobo) a lo largo de estos años, para acercarse a la raíz, para observar los daños profundamente.
Usted ha dicho que el exilio es la verdadera patria del creador. ¿Por qué?
En principio, ninguna fuerza metafísica exige a nadie que pertenezca a tal o cual parte del planeta. El exilio, entonces, es el estado esencial del ser humano. Además, si consideramos aquello que (contrariamente a mí) creen las religiones monoteístas, el más grande exilio comienza con la expulsión de Eva, madre de todos, del paraíso. Los creadores son, entonces, dobles exiliados por naturaleza. No solamente sus trabajos no son originados por la exigencia, sino que lo singular de sus expresiones les exilia del resto del mundo, al que ellos buscan conectarse a través de sus obras. Por mi parte, no tengo más ideas que me ayuden a comprender dicho estado de la existencia.
¿Qué opina usted de la Siria de hoy?
Siria sigue siendo un gran país. Es importante abstraer los regímenes, nunca confundirlos con el pueblo: eso es más importante incluso que confundir el pueblo con los individuos. No he regresado allá desde 2010, a pesar de que aún tengo familiares. Durante mi exilio en Beirut en 1956, rompí con todo lo que me relacionaba políticamente con Siria. Ahora tengo la nacionalidad libanesa. Sin embargo, tengo una conexión orgánica con Siria como tierra de reencuentros, de civilización. Ese país inventó el alfabeto, descubrió mares y océanos con los fenicios, ha influenciado el mundo entero. Siempre me he sentido parte de esa gran creatividad siria. La política no tiene nada que ver con todo eso.
¿Cómo explica usted la situación actual allá, el caos, la destrucción?
Esos fenómenos bárbaros son inconcebibles. Durante nuestra sanguinaria historia, porque nunca hemos tenido una historia de paz, no habíamos pasado por tales sucesos. Nunca habíamos visto que un cristiano fuera asesinado por ser cristiano, un alauí por ser alauí. Y qué decir de aquellas mujeres vendidas en celdas, como si fueran mercancía. Hay versículos de terrible violencia en el Corán, que podrían ser leídos como justificaciones de tales salvajadas por aquellos que no tienen cultura, o visión humana, que no creen en la civilización ni en la creatividad. Eso es, sobre todo, porque la lectura dominante que se hace del Corán en nuestros tiempos proviene del fundamentalismo wahhabi. No podemos negar que el estado de la población en el mundo árabe es horrible: poco trabajo, casi ninguna seguridad, un futuro brumoso. Es fácil generarse un sentimiento total de decepción hacia la vida.
Volvamos a la poesía. ¿De dónde viene su importancia para el mundo árabe?
En el origen nosotros, los árabes, teníamos sólo la poesía preislámica: una poesía dedicada a la libertad, al amor, y por lo tanto a la mujer, al canto, a la vida cotidiana, al desierto. En esa poesía, el hombre árabe se quitaba los miedos. Eran versos que pretendían decir la verdad. Una vez que la revelación bajó del cielo, todo cambió. Los poetas son vistos como marginales, son criticados por versículos del Corán porque la verdad sólo puede ser manifiesta en la profecía. La poesía ha sido marginalizada y remplazada por la religión. Es afortunado que los poetas no hayan seguido el Corán. A pesar de todo, tenemos una de las más grandes tradiciones poéticas del mundo. Es importante hacer notar a alguien como Al-Ma’mun (786-833). Aquél califa daba importancia al conocimiento del otro a través de textos de la filosofía griega. “Traduzcan a Platón,” decía a sus traductores, “y les daré el peso del libro en oro.”
¿Qué obtiene usted de la poesía?
Lo mismo que se obtiene de un amor: la plenitud que lleva hacia el infinito, la apertura, la diversidad en igualdad y libertad. No debemos llegar a un entendimiento práctico de la poesía. Ella nos ofrece nuevas imágenes, nuevas formas de comunicación entre las palabras y las cosas, entre las cosas y los seres humanos. Ayuda siempre a crear y a recrear nuestro mundo.
Entrevista por Yasmine Youssi | Traducción del francés: Sergio Eduardo Cruz
Párrafos de una carta escrita un veintitrés de septiembre
Desde el insomnio escribo, desde una fosa negra como el asedio:
mi tinta es piedra, polvo las yemas de mis dedos.
Tú, amor, destino que me rodeas hasta aniquilarme,
apagar mi brillo, extinguir el día.
Mis pasos retroceden, un muro es mi retorno.
Palidez o escoria es cuanto reflejan mis pupilas.
Mi corazón es de piedra en tu alcoba oscura,
tu alcoba con una sola ventana y su cortina triste.
Mi corazón quiere huir de esa prisión, emprender el vuelo.
Mis huesos se prenden en tu pelo revuelto,
en tus senos de azucena, en la cintura de oro,
a la camisa abierta, a tus curvas, a tus dientes.
resumo cuanto puedo: la verdad es un atajo.
Pero quiero que sea nuestro amor embate de olas, fuego.
Mañana volveré del cautiverio,
de la cárcel de esta pasión adolescente
con la sangre ardorosa, sedienta, colmada de futuro.
No tropieza la vida en mis pasos, ni vacila:
hemos de cambiar este planeta, no hay otra salida.
Versión de Federico Arbós