Spanish Poetry: Fernando Valverde

Today at Círculo de Poesía, we present a poem by Fernando Valverde (Granada, 1980), collected in Poetry Facing Uncertainty, an anthology, pubilshed in 14 countries, of poems from eleven Spanish language poets who hail from all over the Spanish-speaking world. Each poem has been translated into English by Gordon E. McNeer. In this occasion The fall by Fernando Valverde. Originally published in his book, The eyes of the pelican. Fernando Valverde is the voice of reference of the new Spanish poetry, the poet of greater lyricism in contemporary Spain. He directs the International Poetry Festival of Granada

 

Presentamos, en versión bilingüe, un poema de Fernando Valverde (Granada, 1980), se trata de La caída, cuya versión inglesa fue traducida por el poeta estadounidense Gordon E. McNeer y publicada en Poetry Facing Uncertainty, la edición en Inglés de la antología publicada en 14 países: Poesía ante la incertidumbre (Visor, 2011). El poema La caída fue publicado originalmente en el libro Los ojos del pelícano (Visor, 2010). Fernando Valverde  es la voz de referencia de la nueva poesía española, el poeta de mayor lirismo en la España contemporánea. Dirige el Festival Internacional de Poesía de Granada.

 

 

 

 

 

 

 

 

THE FALL

To my mother

 

 

Do you remember how pelicans die?

 

Beneath the afternoon sun

that beats on the Pacific coast

the water swallows them up like lead.

 

Nothing can save them.

 

There is so much dignity in the void,

so much love in their flights,

that at the last moment they choose silence.

 

All that’s left is

the thud of their bodies against the water

like an imperceptible sound of the wind.

 

From this room you can’t look out upon the sea,

there are no rocky outcrops and no horizon remains

that they haven’t destroyed.

It doesn’t matter,

you sense a sound in this dark night,

you can touch his arm.

 

You’ll remember then, feeling the cold,

that in autumn that sea that you love so much

turns grey and leaves

the names from the past written in the sand.

 

You have sat down to look at them.

 

Before you, coiling up the horizon,

a boy slips beneath the waves.

The east wind, so warm and perfect,

betrays him and forces him under.

 

You have come to save me.

 

Your arms,

so fragile now,

surround my nine-year-old body

until reaching the shore.

 

It’s true,

from this room you can’t look out upon the sea

but my hands tremble just the same as on that afternoon.

 

Now I grasp yours,

feel how I love you,

how you save me from my fear with your looks,

how you hold my life tightly in your fingers.

 

Cast aside your body,

you have struck your face against the water so much

that the light has shattered.

There are no stars beneath the ocean.

 

Open your eyes,

death is so blind that fear confuses you.

 

Open your eyes,

look for me now in the middle of this ocean,

I’m going to hold you firmly in my arms,

feel how I hold you tight,

let’s search for our shore,

the sea hasn’t traced out our names,

it’s today, we aren’t the past,

our sweat is salty,

it’s the sea foam against the rocks

this fear on your lips.

 

Life awaits us.

 

 

 

La caída

A mi madre

 

¿Recuerdas cómo mueren los pelícanos?

Bajo el sol de la tarde

que golpea la costa del Pacífico

el agua los engulle como al plomo.

 

Nada puede salvarlos.

 

Hay tanta dignidad en el vacío,

tanto amor en sus vuelos,

que en el último instante escogen el silencio.

Sólo queda

el golpe de sus cuerpos contra el agua

como un rumor de viento imperceptible.

 

Desde esta habitación no puede verse el mar,

no existen altas rocas y no queda horizonte

que no hayan destruido.

 

No importa,

intuyes un rumor en esta noche negra,

puedes tocar su brazo.

 

Recordarás entonces, al percibir el frío,

que en otoño ese mar que tanto amas

se vuelve gris y deja

los nombres del pasado escritos en la arena.

 

Te has sentado a mirarlos.

 

Frente a ti,

torciendo el horizonte,

un niño se sumerge entre las olas.

El levante, tan cálido y perfecto,

lo traiciona y lo empuja.

 

Has venido a salvarme.

 

Tus brazos,

tan frágiles ahora,

cubren el cuerpo de mis nueve años

hasta tocar la orilla.

 

Es cierto,

desde esta habitación no puede verse el mar

pero tiemblan mis manos igual que aquella tarde.

Ahora cojo las tuyas,

siente cómo te amo,

cómo salvas mi miedo con tus gestos,

cómo tienes la vida sujeta entre los dedos.

 

Deja a un lado la carne,

has golpeado tanto tu rostro contra el agua

que la luz se ha quebrado.

 

No hay estrellas debajo del océano.

 

Abre los ojos,

es tan ciega la muerte que el temor te confunde.

Abre los ojos,

búscame ahora en medio de este océano,

voy a agarrarte fuerte con mis brazos,

siente cómo te aprieto,

busquemos nuestra orilla,

el mar no ha dibujado nuestros nombres,

es hoy, no somos el pasado,

es salado el sudor,

es la espuma del mar contra las rocas

este miedo en tus labios.

 

Nos espera la vida.

(De Los ojos del pelícano)

 

 

 

Librería

También puedes leer