Memorial de Ayotzinapa, de Mario Bojórquez

El más reciente libro del poeta Mario Bojórquez se titula Memorial de Ayotzinapa (Visor, 2016), en este libro el poeta retoma los hechos ocurridos el 26 de septiembre de 2014, para cuestionar y denunciar lo ocurrido. Acá publicamos algunos poemas.

 

 

 

El libro se puede conseguir haciendo clic en la imagen

Memorial_de_Ayotzinapa_Marío_Bojórquez

 

 

 

 

MEMORIAL DE AYOTZINAPA

 

 

 

 

I

 

—Le dije a mi nahual—

Todas las formas están vacías

apenas un relámpago atraviesa

la piedra de moler

y el río

que corre abajo

hacia la tierra honda

es apenas el murmullo del agua.

Todo está vacío.

 

 

 

II

 

Mi nahual respondió—

Todo el tiempo rehuimos

la visión de las cosas vacías.

Todo el tiempo creemos

que asimos la realidad

intocada.

Ve allá y recoge los huesos preciosos

para que los hombres vivan de nuevo,

la vida está vacía como el pellejo de una fiera

Junta los huesos y en un barreño

muele los huesos

para que los hombres puedan vivir.

 

 

 

III

 

Me dijo mi nahual—

Ahora tendríamos que ir a buscar

los huesos preciosos

Están a flor de tierra

casi insepultos

Basta remover un poco

el polvo

y encontraremos

los huesos calcinados

400 fosas hemos de escarbar

hasta encontrarlos

en Cerro viejo

Con las uñas partiremos la tierra

con las uñas y un poco de saliva

 

 

 

VI

 

Debo tomar ahora

camino hacia el Mictlán

lugar temible

a donde van a dar

las inocentes almas

Ahí el Señor y la Señora del oscuro recinto

me negarán los huesos

Trampas para mi muerte me darán

me darán la muerte como un regalo muy ansiado

 

 

 

VII

 

Me dijo mi nahual—

No te aflijas con eso

toma a 43 surianos

del «río de las calabacitas»

y condúcelos a «donde serena la noche»

Ahí morirás para que todos vivan

Sólo si mueres los dioses te darán un lugar

para que nadie olvide

un lugar para que la muerte sea memoria

alegre

ahí donde la muerte ondea como una bandera de justicia

Que no te aflija eso

 

 

 

XV

 

Éramos —le dije a mi nahual—

43 los del «río de las calabacitas»

y yo, pero yo no cuento ni tú tampoco

éramos, entonces, 43

los que cruzamos la noche

 

 

XXXII

 

Después

ya no me acuerdo bien

si yo iba en el piso de la camioneta

empapado en mi propio rojo o en el de algún suriano

El que estaba a mi lado

ya no respiraba ni latía

Pensé —es mi nahual—

y sí era pero también era el que me estaba pateando las costillas

lo miré sin ojos

ni cara

Se asustó al verme

Yo también era el desollado

pero me dio más fuerte

 

 

 

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