Poetas francófonos recientes: Frédérique Cosnier

Presentamos, en versión de Carmen Medina Puerta, tres textos de la poeta y narradora francesa Frédérique Cosnier. Suele trabajar sus performance con el dúo electro “Li”. Ha publicado poesía en revistas como Remue, Des payasees, Ce qui Secret, Poïeo, Dissonances, etc. Su poesía fue incluida en la Anthologie écrite et sonore de poésie contemporice, editada por la Maison de la poésie de Nantes. La mayor parte de su obra apareció en línea. Publicó el poemario PP Poèmes Précis y este 2016, bajo el sello de La Clé à Molette, verá la luz la novela Suzanne et l’influence.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Caballito de mar en la ciudad

 

Un poco cansada de dedicar mi cuerpo
a los diferentes movimientos
He vuelto a tomar el camino de salida
Es junto a la última hoja
de posidonia
en la muralla de la ciudad
donde he encontrado
El último caballito de mar del mundo

Ardía en la marea negra.

Soñando con hermosos tapices de anémonas
joyas
he caminado sin destino fijo
con viejos amigos
siguiendo el perfil de la muralla
De granito

Henri ha robado una tarrina de patatas fritas
en la hamburguesería
y yo me metí la cabeza entera
en el algodón de azúcar
para volver a mi aspecto de medusa.

Se fue sin decir que estábamos
Totalmente ridículos y vivos

Delante de la vitrina del Darty
hemos podido seguir sin interferencias
a través del muro de televisores
la final sin cortes de nuestra querida

Emisión de reality show
Esa que nos emociona

El resto de las tiendas estaban cerradas
El ambiente era muy triste y nos hemos sumido
En la melancolía
Hemos hecho un play-back de Mariah Carey

 

Solamente cuando se hizo
aún más oscuro
y más desierto, hemos acabado tranquilamente
Nuestro merodeo

Algunos lanzaban
miradas a nuestras espaldas

Disimulábamos no tener miedo
Del agua que corría a nuestros pies

Después
sin sentir nada
hemos observado
a lo lejos los resplandores sobre la
bahía

A la salida de la ciudad
un guepardo
en el mármol llevaba
Su pena a las espaldas

Hemos pasado a su lado sin saber
Que decirle

Luego nos hemos sumergido
uno por uno a cada lado
en la noche que nos
envuelve

 

 

 

 


 

Mamá lagartija

 

Cuando soy una lagartija
y tomo
a mis pequeños bajo mi brazo
cuando voy a hacer la compra
en Ford Fiesta
Me gustan los derrapes
a lo largo de la ribera
del río
Mamá lagartija, le doy
el biberón
a mis ciento veinte pequeños
peino
todas las pestañas despeinadas al despertar

Ciento veinte pequeños no caben
ni siquiera en el maletero
ni siquiera sobre techo
ni  apresionándolos bien en el motor
no lo logro
Ellos resbalan sobre el parabrisas

Hace buen tiempo esta mañana
Es la primavera prometedora
en la orilla del río
cerca de los pájaros carpinteros
las garzas rojas
que se mezclan en la ciudad
entre la gente los transeúntes
los turistas
Vestida de lagartija miro
todas las gargantas todas
estas leves respiraciones
estos pequeños bañadores borrosos
Desespero es
después de un espeso sueño nocturno

Mamá lagartija echó
Tetrazepam en polvo
en el biberón de mis ciento veinte pequeños
Harán menos ruido en el carricoche
entre los hombres
menos notables, quizás, lagartijillas dormidas
Esto me producirá
una paz más grande
en mis oídos

Y yo repliego mi larga cola
sobre mi espalda, la dejo colgar
de mi cuello una gran boa brillante
verde de negro
Deambulo en la vía principal Dirección
a la farmacia

Para comprar cremas para la piel lisa
a base de las primeras flores
Renovar el stock de zumos de abedul
cuidar la dermis
exhausta

Ciento veinte aferrados al carro
que acelera bólido alrededor de los Panta Shops
sienten el viento venir

sienten acercarse
los peores inviernos
en el paseo errante y febril
de su madre
Aseguraos mis pequeños
Un Pulgarcito desconocido
ha dispuesto detrás vuestra
sin duda
desde la caja principal
coronas de espinas  como punto de referencia
o hiedra
aulagas
decenas de flores artificiales
para encontrar
quizás
vuestro camino hacia el río

Mamá lagartija ajustó bien
sus botones de la camisa
Ciento veinte veces
botones
por camisa de franela a los lagartos escamados
Hoy es un gran día
un día de abandono
Es fantástico

Mamá lagartija camino
sobre la cola del último pequeño
que
se pone azul y pierdo
mi lista de comisiones
en un hueco
de revestimiento plástico es el suelo

Pierdo
ciento diecinueve
pequeñas lagartijas en el camino
una detrás de otra
Adiós
a lo largo de las cajas

de números que parpadean
Pierdo
la razón
Pierdo el camino
La vuelta hacia
el río

¿Pero qué río?
En el parking del GéantCasino
cerca del punto de encuentro para compartir

coche
¿Pero dónde estoy entonces?
¿Qué he hecho con mis hijos?
¿Mis hijos?
¿Mis cementerios?

Encuentro
aferrado como un bolso
de bandolera
a mi cuello que me rasca
mi pequeño ciento veinteavo

Lo crujo
cierra la boca
en sus minúsculos ojos hechos de
párpados

Comer a mi hijo
mi último para el camino
Encontrar
el río la ribera
Volver a ser una señorita lagartija
una chica reptil
libre
Y ligera.

 

 

 

 

 

 

John

 

Después cuando he acabado siendo una                                                                                                                                                         mala madre
como madre hago lo que puedo
como las de revista
Me he dicho que podía
hacer otra cosa en lugar de esperar
He tenido ganas de volver a buscar el camino a                                                                                                                                                 la casa de John

Vive en una casa sin puertas
Es mi mejor amigo para
las horas dulces para
dejarse arrastar del cabello dulcemente por                                                                                                                                                        el suelo
llegar hasta la bañera llena de barro que él me

prepara
siempre
en la terraza al Oeste porque el barro
es muy bueno
para la piel

Tengo ganas de volver
Sacarle el capuchón del bolígrafo
Porque John es un amigo extraordinario
un songwriter para mi corazón
enamoradizo solitario

Juntos a veces
soñamos
Después de habernos amarrado a                                                                                                                                                                          la piel más suave la del
vientre que comemos
a menudo
a boca llena atravesados en su cama de 140
Soñamos con tardes sofocantes

Lo que nos destroza a menudo
las costillas es si
la vida después del dormitorio
es completa

en la calle los días de mercado negro

Entonces nos apaciguamos lo mejor que                                                                                                                                                     podemos
solito
un pañuelo en la boca con mucho éter
volvemos a pintar transparente
el recuerdo del otro
Nos arreglamos
Recuperamos hasta el día siguiente quince                                                                                                                                                      horas y media

Pero entonces caminando hacia la casa de John                                                                                                                                          siento cómo realmente
necesito
cómo no me importa depender
tanto
de este pequeño punto
de referencia
De sentir su vientre pesado
y su mirada como
una presión fija apoyada en el fondo
de mi órbita morena
cuando encima de mí él vigila
el momento
donde los ojos se vuelven
hacia atrás

Trato
Intento
caminar más recta
en la calle en la acera
brillante el asfalto
azulado por la luz del día
pero entonces
tengo calor estoy

en una forma de cuerpo
apenas confesable una forma
que no acaba
elástica hasta la muerte
como a menudo cuando se tambalea
sabéis:
ofrecéis todo lo que realmente
tenéis lo mejor de vosotros
lo más oculto

Entonces hay que sufrir el deseo
de mi amigo mi hermano
– Es que sabemos los límites
Me esfuerzo por portarme bien un poco
para comportarme más dignamente
entre las horas morales
y los transeúntes
que me miran
de arriba abajo

pero
tengo calor y
no se atempera el vapor
ni el sudor en la espalda cuando
una se balancea entre sus muslos
solo en pensamientos dirigidos a un songwriter
talentoso en la materia
Ya no tengo casi nada de vergüenza
porque el calor en el hueco del vientre
es agradable
Me propulsa me libera
más que los reproches de mi tía
que se mordió toda su vida los puños
de la resignación a la falta
Lo mejor era finalmente
llegar arrastrando las rodillas
para estar segura al menos de llegar
entera y finalmente no tan
dispersa por una pasión desenfrenada
Porque yo lo deseo mi John
lo deseaba también ayer
acostada como una sombra

Aquí está
Me esperaba en el pasillo
Me mira fijamente
El rostro iluminado por la lámpara eléctrica
Es hermoso jadeando
Porque él no se va
por las ramas
Me  saluda contra la pared
y yo tengo
un dolorcito en los riñones

y es entonces
– Por fin
cuando su rostro desaparece en mi cuello
una vez más
Mano a mano nos dirigimos hacia la carretera
hacia los animalitos que nos quedan
vivos sin concesiones bajo la carne
El viejo instinto animal
que hace que no podamos ceder
a las dudas
nos aferramos a nuestros corazones
como hermanos

 

 

 

 

 

 

 

 

3. Hippocampe dans la ville

 

Un peu lasse d’occuper mon corps
aux mouvements d’ensemble
j’ai repris le chemin du dehors.
C’est attaché à la dernière feuille
de posidonie
sur le contrefort de la ville
que j’ai trouvé
le dernier hippocampe du monde.

Il flambait contre la marée noire.

En rêvant aux jolis tapis d’anémones
bijoux
j’ai marché en ordre dispersé
avec des amis de longue date
en suivant le dessin du rempart
de granit.

Henri a volé une barquette de frites
au fast-food
et j’ai mis ma tête tout entière
dans la barbe à papa
pour retrouver l’apparence d’une méduse.

Il va sans dire que nous étions tous
absolument ridicules et vivants.

Devant la vitrine du Darty
nous avons pu suivre sans encombre
sur le mur de téléviseurs
la finale in extenso de notre chère
émission de reality show.
Celle qui nous fait battre le cœur.

Les autres magasins étaient fermés,
c’était bien triste on a eu
un petit peu le blues.
On a fait un play-back sur Mariah Carey.

 

 

Uniquement quand ce fut
plus obscur
et plus calme on a tranquillement fini
notre tour.

Certains affichaient
des regards en arrière.

On faisait semblant d’avoir
pas peur
de l’eau qui coulait à nos pieds.

Après
sans trop sentir
on a observé
les éclairs au loin sur la
baie.

À la sortie de la ville
un guépard
dans le marbre portait
sa peine en bandoulière.

On est passés sans savoir
quoi lui dire.

Puis on s’est allongés
un par un côte à côte
dans la nuit qui nous
entoure.

 

 

 

 

 

 

 

4. Maman lézard

 

Quand je suis un lézard
Et que je prends
mes petits sous mon bras
quand je vais faire les courses
en Ford Fiesta
J’aime bien les dérapages
le long de la berge
du fleuve
Maman lézard je donne
le biberon
à mes cent vingt petits
je peigne
tous les cils emmêlés au réveil

Cent vingt petits ça rentre pas
dans le coffre Même
sur le toit même
dans le moteur en forçant bien
je n’y arrive pas
Ils glissent sur le pare-brise

Il fait doux ce matin
C’est le printemps prometteur
sur le bord du fleuve
tout près des pics épeiches
des ibis à crête rouge
qui se mêlent dans la ville
aux gens les passants
les touristes
Habillée en lézard je regarde
toutes ces gorges toutes
ces respirations légères
ces petits maillots flous
Je désespère c’est
après un épais rêve de nuit

Maman lézard je mets
du Tétrazépam en poudre
dans le biberon de mes cent vingt petits
Feront moins de bruit dans le caddy
parmi les hommes
moins repérables, peut-être, lézardots endormis
Ça me fera
une paix plus grande
entre les deux oreilles

Et je rabats ma longue queue
sur mon épaule jusque
derrière le cou grand boa luisant
vert de noir
Déambule dans l’allée centrale Direction
la parapharmacie

Acheter crèmes pour peau lisse
à base de fleurs pionnières
Renouveler stock de jus de bouleau pour
soigner le derme
exsangue

Cent vingt petits agrippés au caddy
qui accélère bolide autour des Panta Shops
sentent le vent venir
sentent approcher
de plus mauvais hivers
dans la balade errante et fébrile
de leur mère

Rassurez-vous mes lapins
Un Petit Poucet inconnu
aura disposé derrière vous
sans doute
à partir de la caisse principale
des couronnes d’épines en repères
ou bien du lierre
des ajoncs
dizaines de fleurs artificielles
pour retrouver
peut-être
votre chemin vers le fleuve

Maman lézard j’ajuste bien
leurs boutons de chemise
Cent vingt fois 6
boutons
par chemise de flanelle à squamate
Aujourd’hui est un grand jour
un grand jour d’abandon
C’est super

Maman lézard je marche
sur la queue du petit dernier
qui
devient bleu et je perds
ma liste de commissions
dans un trou
de revêtement plastique c’est le sol

Perds
cent dix-neuf
petits lézards en route
l’un après l’autre
Adieu
le long des caisses
à numéros qui clignotent
Perds
ma raison
Perds mon chemin
Le retour vers
Le fleuve

Mais quel fleuve ?
Sur le parking du GéantCasino
près du point de covoiturage
Mais où suis-je donc ?
Qu’ai-je fait de mes fils ?
Mes enfants ?
Mes cimetières ?

Je retrouve
accroché comme un sac
en bandoulière
à mon cou qui me gratte
mon petit cent vingtième

Je le croque
ferme la bouche
sur ses yeux minuscules départis de
paupières

Manger mon fils
mon ultime pour la route
Retrouver
le fleuve la rivière
Redevenir une mademoiselle lézard
une fille reptile
libre
et légère

 

 

 

 

 

5. John

 

Après quand j’ai eu fini d’être une mauvaise mère
une mère comme on peut
comme dans les magazines
Je me suis dit que je pouvais
faire autre chose en même temps qu’attendre
J’ai eu envie de retrouver le chemin de chez John

Il habite une maison sans porte
C’est mon meilleur ami pour
les heures tendres pour
se traîner doucement par les cheveux par terre
atteindre la baignoire remplie de boue qu’il me prépare
toujours
sur la terrasse à l’Ouest car la boue
c’est très bon
pour la peau

J’ai eu envie de retourner
lui décapuchonner le stylo
Car John est un ami extraordinaire
Un songwriter pour mon cœur
d’artichaut solitaire

Ensemble parfois
nous rêvons
après nous être empoignés par la peau un peu plus douce vers les
côtés du ventre que nous mangeons
souvent
à pleine bouche en travers de son lit 140
Nous rêvons des après-midis lourds

Ça nous trifouille souvent
les côtes c’est selon
que la vie après la chambre
est bien remplie ou non
dans la rue les jours de marché noir

Alors on s’apaise au mieux
tout seul
un mouchoir sur la bouche avec beaucoup d’éther
On repeint transparent
le souvenir de l’autre
On se débrouille
On récupère jusqu’au lendemain quinze heures trente

Mais là en marchant vers chez John
je sens comme vraiment
j’ai besoin
Comme ça m’indiffère de dépendre
autant
de ce petit point
de repère
De sentir son ventre lourd
et son regard comme
une pression dure appuyée sur le fond
de mon orbite brune
quand au-dessus de moi il guette
le moment
où les yeux s’abandonnent
en arrière

Je tente bien
J’essaie
de marcher plus droite
dans la rue sur le trottoir
brillant le bitume
bleui par la lumière du jour
mais voilà
j’ai chaud je suis
dans une forme de corps
à peine avouable une forme
à n’en plus finir
élastique à mort
comme souvent quand ça tangue
vous savez :
ça vous cambre vous offrez tout ce que vraiment vous
avez de mieux à aimer
et si peu découvert

Donc il faut qu’éprouvant le désir
de mon ami mon frère
– Est-ce qu’on sait les limites
Je tâche de me tenir correctement un peu
pour évoluer plus digne
parmi les heures morales
et les passants
qui me regardent
toute

mais
J’ai chaud et
on ne tempère pas la vapeur
ni la sueur dans le dos quand
on balance entre ses cuisses
rien qu’en pensée déjà un songwriter
plein de talent en la matière
Déjà je n’ai presque plus du tout honte
car la chaleur au creux du ventre
est bonne à vivre
Elle me propulse elle me libère
bien plus que les reproches de ma tante
qui s’est mordu toute sa vie les poings
dans sa résignation à la manque

Le mieux était finalement
d’arriver en rampant sur les genoux
pour être sûre du moins d’arriver tout
entière et pas tant que ça
éparpillée dans des mouvements d’amour fou
Car je le veux mon John
je le voulais déjà hier
couchée comme une ombre

Il est là
Il m’attendait dans le couloir
Il regarde droit contre moi
Le visage éclairé par la lampe électrique
Il est si beau dans son souffle court
Car il n’y va jamais
par quatre chemins
Il me dit bonjour contre le mur
et j’ai
un tout petit peu mal aux reins

et c’est alors
— Enfin
que son visage disparaît dans mon cou
pour une fois encore
Main dans la main on s’élance sur la route
vers les petits animaux qui nous restent
vivants sans concession sous la chair
La vieille humeur animale
qui fait qu’on ne peut pas céder
aux doutes
qu’on s’agrippe à nos cœurs
En frères

 

 

 

 

 

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