Presentamos tres poemas de Pier Paolo Pasolini. Poeta, novelista, ensayista, dramaturgo y director de cine; el mayor reconocimiento se debió a las películas que filmó como por ejemplo Il Vangelo secondo Matteo, Il Decameron y Il fiore delle Mille e una notte. Su poesía se destaca por la búsqueda de justicia y el reconocimiento de su falta en el mundo del siglo XX; entre sus libros de poesía más destacados se encuentran Le ceneri de Gramsci, La religione del mio tempo, Poesia in forma di rosa. Su asesinato, ocurrido en 1975, sigue estando en circunstancias no aclaradas. Las traducciones corren a cargo de Adalberto García López.
Al príncipe
Si regresa el sol, si cae la tarde,
si la noche tiene un sabor de noches futuras,
si una tarde de lluvia parece regresar
de tiempos muy amados mas nunca del todo poseídos,
ya no alcanzo felicidad alguna en gozarlos o sufrirlos:
ya no siento delante de mí toda la vida…
Para ser poeta se debe tener mucho tiempo:
horas y horas de soledad son el único modo
para producir algo, que es fuerza, abandono,
vicio, libertad, para dar estilo al caos.
Yo, ahora, tengo poco tiempo: por culpa de la muerte
que se aproxima, en el ocaso de la juventud.
Pero por culpa, también, de este mundo humano
que al pobre le quita el pan, y a los poetas la paz.
Al principe
Se torna il sole, se discende la sera,
se la notte ha un sapore di notti future,
se un pomeriggio di pioggia sembra tornare
da tempi troppo amati e mai avuti del tutto,
io non sono più felice, né di goderne né di soffrirne:
non sento più, davanti a me, tutta la vita…
Per essere poeti bisogna avere molto tempo:
ore e ore di solitudine sono il solo modo
perché si formi qualcosa, che è forza, abbandono,
vizio, libertà, per dare stile al caos.
Io tempo ormai ne ho poco: per colpa della morte
che viene avanti, al tramonto della gioventù.
Ma per colpa anche di questo nostro mondo umano,
che ai poveri toglie il pane, ai poeti la pace.
Al muchacho Codignola
Querido muchacho, sí, claro, encontrémonos,
pero nada esperes de nuestro encuentro.
Acaso una nueva desilusión, un nuevo
vacío: de aquellos que hacen bien
a la dignidad narcisista, como un dolor.
A los cuarenta años me encuentro como a los diecisiete.
Frustrados, el de cuarenta y el de diecisiete
pueden, claramente, encontrarse, balbuceando
ideas convergentes sobre problemas
entre los que se abren dos décadas, una vida entera,
y que aparentemente son los mismos.
Hasta que una palabra, salida de las gargantas inseguras,
marchita del llanto y las ganas de estar solos,
revela la irremediable diferencia.
Y, juntos, deberé actuar como poeta
padre, y estaré replegado a la ironía,
que te hará sentir incómodo: al ser el de cuarenta
más alegre y joven que el de diecisiete,
él, ya dueño de la vida.
Más allá de esta apariencia, de este aspecto,
no tengo más por decirte.
Soy avaro, lo poco que me pertenece
lo guardo apretado en el corazón diabólico.
Y las dos palmas de piel entre pómulo y mentón,
bajo la boca torcida a furia de sonrisas
de timidez, y los ojos que han perdido
su dulzura, como un agrio higo,
te parecerían el retrato
preciso de esa madurez que te hace daño,
una madurez no fraterna. ¿De qué puede servirte
un coetáneo, simplemente entristecido
en la delgadez que le devora la carne?
Cuanto ha dado ya lo ha dado, lo demás
es árida piedad.
Al Ragazzo Codignola
Caro ragazzo, sì, certo, incontriamoci,
ma non aspettarti nulla da questo incontro.
Se mai, una nuova delusione, un nuovo
vuoto: di quelli che fanno bene
alla dignità narcissica, come un dolore.
A quarant’anni io sono come a diciassette.
Frustrati, il quarantenne e il diciassettenne
si possono, certo, incontrare, balbettando
idee convergenti, su problemi
tra cui si aprono due decenni, un’intera vita,
e che pure apparentemente sono gli stessi.
Finché una parola, uscita dalle gole incerte,
inaridita di pianto e voglia d’esser soli —
ne rivela l’immedicabile disparità.
E, insieme, dovrò pure fare il poeta
padre, e allora ripiegherò sull’ironia
— che t’imbarazzerà: essendo il quarantenne
più allegro e giovane del diciassettenne,
lui, ormai padrone della vita.
Oltre a questa apparenza, a questa parvenza,
non ho niente altro da dirti.
Sono avaro, quel poco che possiedo
me lo tengo stretto al cuore diabolico.
E i due palmi di pelle tra zigomo e mento,
sotto la bocca distorta a furia di sorrisi
di timidezza, e l’occhio che ha perso
il suo dolce, come un fico inacidito,
ti apparirebbero il ritratto
proprio di quella maturità che ti fa male,
maturità non fraterna. A che può servirti
un coetaneo — semplicemente intristito
nella magrezza che gli divora la carne?
Ciò ch’egli ha dato ha dato, il resto
è arida pietà.
Poesía mundana
Trabajo todo el día como un monje
y en las noches doy vueltas, como un gato viejo
buscando amor… Voy a proponer
a la Curia que me hagan santo.
Le respondo, de hecho, a la mentira
con gentileza. Miro
como una imagen a los adeptos al linchamiento.
Me observo a mí mismo masacrado, con el sereno
valor de un científico. En ocasiones
cultivo el odio, sin embargo, escribo
poemas de amor puntual.
Estudio la perfidia como una fenómeno
fatal, como si careciera de objeto.
Tengo piedad de los jóvenes fascistas
y a los viejos, que los considero
el peor de los males, les otorgo
sólo la violencia de la razón.
Pasivo como un pájaro que, en pleno vuelo,
todo lo ve y en su corazón se lleva
al vuelo en el cielo la conciencia
que no perdona.
Poesia mundana
Lavoro tutto il giorno come un monaco
e la notte in giro, come un gattaccio
in cerca d’amore… Farò proposta
alla Curia d’esser fatto santo.
Rispondo infatti alla mistificazione
con la mitezza. Guardo con l’occhio
d’un’immagine gli addetti al linciaggio.
Osservo me stesso massacrato col sereno
coraggio d’uno scenziato. Sembro
provare odio, e invece scrivo
dei versi pieni di puntuale amore.
Studio la perfidia come un fenomeno
fatale, quasi non ne fossi oggetto.
Ho pietà per i giovani fascisti,
e ai vecchi, che considero forme
del più orribile male, oppongo
solo la violenza della ragione.
Passivo come un uccello che vede
tutto, volando, e si porta in cuore
nel volo in cielo la coscienza
che non perdona.