Poesía mexicana: César Cañedo. Video

Presentamos, en video, un poema de César Cañedo (El Fuerte, Sinaloa, 1988), perteneciente al volumen Inversa memoria (Valparaíso México, 2016).Su poesía es desafiante e irrumpe como un río energético. César Cañedo actualmente estudia el Doctorado en Letras en la UNAM y es fundador y codirector del Seminario de Literatura Lésbica Gay, UNAM, de reciente creación. El video fue tomado por la revista El Gólem.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hablo

 

Nací sin una oreja.

Y mi abuelo en sus manos

presentándome al mundo malformado,

y mi madre diciendo: ¡hay que arreglarlo!,

y mi padre diciendo: ¡yo lo pago!,

y mi abuela, tan solo: ¡qué belleza!

y ese niño incompleto creció y se hizo poesía

incompleta.

He aquí mi cántico sulfúrico.

La misericordia me llegó del culo

y me encendió las noches

en que mi cuerpo

incompleto

mi amor

incompleto

mi rostro

incompleto

se encarnaban

de la diferencia.

Con el pegamento

de los compañeritos del kínder

y el gesto inclino de Jesús abierto

y machacado en su compasión por mí,

como Dumbo de circo

sin todo lo que le sobra,

pásele a ver a la mujer araña,

pásele a ver a la carcacha humana,

pásele a ver al joto de este barrio,

pásele a ver al que será joroba,

sábana de miedo,

pesadilla de ridículo,

flor de asco,

estrella de tres picos,

chuequito,

arrancado del cielo de la simetría

perfecta, de la griega belleza,

del cerrado monumento.

Sin aristas, con cachos,

retazado de versos,

siempre copia fiel de incompletud completa.

Cuir antes de lo queer,

torcido de selección natural,

herencia de un patriarcado que te esconde,

pelo largo para ocultar sus fallas.

 

Y se me abrió el poema

como la flor de loto en que me siento

para no ser original

ni registrado made en el Olimpo

porque sería un exceso

que yo con tantas marcas

buscara lo perfecto

en lo absoluto de un culo sin flatos,

en las constelaciones de la noche Ocolome,

en el río Fuerte, que siempre es el mismo río, porque la presa no abre la compuerta,

y empecé a sonar con voces impostadas

pedacitos de versos que eran de otros,

de Darío, de Novo, de Bohórquez,

de la víscera seca, del maizal en invierno,

de la princesa triste de labios de clítoris de fresa,

del zagal que se vino vino,

del marcial que se corre corre,

de los gachos y cursis románticos tan nuestros,

del dildo del hechizo que más quiero

y en medio de nosotrxs

mi madre oliendo a Dior

y un no sé qué que queda

que no que no

que Noa Noa

¿vamos?

 

Hay tantas metáforas en el mundo

que mejor las reciclo.

Hago oropéndolas de tantas tan perfectas

mamadas

y las vendo en la feria,

¿traes feria?

a peso si es barroco,

a cinco si es soneto,

a tres por diez Vallejo,

el César que me ganó

el derecho de ser único César

y entonces soy Cesárea de mi rostro

de mis versos y mis hombres

que esos sí, no reciclo.

Me enseñaron de niño

que una costilla,

un cartílago blandengue

(por más del Génesis que suene)

puede ser una oreja que no oye,

y no agradezco al cielo la ironía,

y llenarse de pelos que eran púbicos

para la alquimia de sonrisa perfecta

a la que se le nota el truco

como a mis ortosílabos,

versos que nacen del ano

que van a dar en el dar

que es el plaisir

de la petite mort jotuá

y así creí en la magia del poema

a mi manera.

 

¿Si un día no fueras mayate

qué querrías ser?

Mariposa.

Todo queda entre bichos

y entre bichis.

Y por la tambora

que si alguien no me entiende

cáigale a Sinaloa

donde se rompen los machos,

donde nací quebrado y descompuesto

en medio del narcosilencio

que te arrulla en las noches rorro nene.

 

Derramando poesía

igual que semen

en aleteos de chupa

rosa,

una tarde se entrega

otra despierta

a tanto amor

de espaldas,

y cobijo mis miedos

en toda mi asimetría,

tuércele al verso el rostro,

y mi sonrisa torcida

es la perla que brota de la pérdida,

de raspar el dolor en tantas burlas,

de soñarme poeta

y ser fallido

y encontrar gozo en ello.

 

 

 

 

 

 

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