American Poetry: Mary Rose O’Reilley

All Walt Whitman Awards at Círculo de Poesía

The Walt Whitman Award 2005

Today at Círculo de Poesía we present two poems by the 2005 Walt Whitman Award winner Mary Rose O’Reilley (1944). Able to play with theological and environmental themes, her poetry becomes both profoundly emotional and yet bitingly ironic.

Spanish translations are by Esteban López Arciga.

Hoy en Círculo de Poesía presentamos dos poemas por la ganadora del Walt Whitman Award de 2005 Mary Rose O’Reilley (1944). Capaz de jugar con temas de teología y medio ambiente, su poesía es tanto emocional como ácidamente irónica. Versiones al español por Esteban López Arciga.

 

 

 

Speaking In Tongues

 

I go to church every Sunday

though I don’t believe a word of it,

because the longing for God

is a prayer said in the bones.

 

When people call on Jesus

I move to a place in the body

where such words rise,

one of the valleys

where hope pins itself to desire;

we have so much landscape like that

you’d think we were made

to sustain a cry.

 

When the old men around me

lift their hands

as though someone has cornered them,

giving it all away,

I remember a dock on the estuary,

watching a heron get airborne against the odds.

It’s the transitional moment that baffles me—

how she composes her rickety

grocery cart of a body

to make that flight.

 

The pine siskin, stalled on a windy coast,

remembers the woods

she will long for when needs arise; so

the boreal forest composes itself in my mind:

first as a rift, absence,

then in a tumble of words

undone from sense, like the stutter

you hear  when somebody falls

over the cliff of language.  Call it a gift.

 

 

 

Hablar en lenguas

 

Voy a misa cada domingo

aunque no creo ni una palabra,

porque el deseo de Dios

es una plegaria dicha en los huesos.

 

Cuando la gente le pide a Jesús

voy a un lugar del cuerpo

donde tale palabras se elevan,

uno de los valles

donde la esperanza se aferra al deseo;

tenemos tantos parajes así

uno creería que fuimos hechos

para mantener el llanto.

 

Cuando los ancianos a mi alrededor

levantan las manos

como si alguien los acorralara,

dándolo todo,

recuerdo un puerto en el estuario,

viendo a la garza volando contracorriente,

es el momento de transición el que me perturba-

como crea su raquítico

carrito de mandado a partir de un cuerpo

para hacerlo volar.

 

La chamariz de pino, estancado en una costa ventosa,

recuerda los bosques

que extrañará cuando vengan las carencias; así

el bosque boreal se incrusta en mi mente:

primero como grieta, ausencia,

después en la caída de palabras

deshechas del sentido, como el tartamudeo

que escuchas cuando alguien cae

del barranco del lenguaje. Llámalo don.

 

 

 

Portrait of Madame Monet on Her Deathbed

 

Monet confided to his journal, “All the while she was dying, I could not stop painting her face.”

—Monet at Vétheuil

He will paint her again as grain;

now she is fog

the chantilly fog of the Seine:

 

avoiding no hint of the slow dissolve,

the bandage around her jaw,

rigor’s cramp at the lip,

how death abraded and hollowed her,

while he remembered light.

 

Had he a failed heart

or a wholly transfigured eye

that knew her tonight as water

convulsion and sky?

that stared through layers of the body

at more than it took to die?

 

 

 

 

Retrato de Madame Monet en su lecho de muerte

 

Monet escribió en su diario. “Mientras ella moría, yo no podía dejar de pintar su rostro”

– Monet en Vétheuil

 

La pintará otra vez como nuez;

ahora que es niebla

la niebla chantilly del Sena:

 

sin escapar de ningún rastro del lento disolver,

la venda cubriendo su quijada,

el calambre rigoroso de su labio,

como la muerte la erosionó y dejó hueca,

mientras recordaba la luz.

 

¿Tuvo él un corazón inútil

o un ojo transfigurado

que la vio esta noche como agua

convulsión y cielo?

¿Observó  a través de las capas de su cuerpo

más de lo que tardó en morir?

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