La poesía necesita una revolución que va más allá del estilo, de Charles Bernstein y Traice Morris

Presentamos un ensayo de Charles Bernstein y Tracie Morris, en versión de Sergio Eduardo Cruz. Bernstein y Morris son dos poetas que han dedicado tiempo a la extensa discusión de la poesía en Estados Unidos.

 

 

 

La poesía necesita una revolución que va más allá del estilo

 

por Charles Bernstein y Tracie Morris

 

Estados Unidos es un experimento.

 

Thomas Jefferson pensaba que una rebelión contra el gobierno existente era necesaria cada veinte años incluso, como él reconocía, si algunas de esas rebeliones eran atraídas más por la ignorancia que por el deseo de libertad. Durante este año de elecciones, podríamos preguntarnos por el valor de todas las rebeliones; lo cierto es que toda generación necesita, una revolución de la palabra. Las rebeliones iniciales del grupo L=A=N=G=U=A=G=E, del Black Arts Movement y del Hip Hop ya están dos generaciónes atrás de la nuestra. Desde aquél tiempo, el mainstream de la poesía estadounidense ha absorbido algunos de los modos estéticos de estos movimientos, pero no el hirviente deseo por la impredecibilidad, el desarrollo, y el cambio, que los genera. Lo que han absorbido las corrientes hegemónicas, pues, es algo de la técnica, pero no la motivación. Un estilo que era de vanguardia hace veinte años no lo será ahora. Un estilo que es de vanguardia ahora no lo será por mucho tiempo.

El arte no es fácil. No es nada más que se necesite una revolución en el estilo, sino también una revolución para la audiencia, la distribución, la circulación, la representación, la percepción y, de hecho, la motivación de la poesía. Estas revoluciones nunca se tratan de estar más allá de los tiempos –éste es el gran problema de la etiqueta Avant-Garde, con su promesa de “liderar la marcha.” Más bien, el asunto es mantenerse dentro y junto a la época, no dejar que la época te ahogue.

Todos los términos usuales para hablar de la inventiva en el arte son desagradables, aún cuando tienen buenas intenciones. Decir “experimento” sugiere que el enfoque está en el producto del trabajo o en resultados parciales, a pesar del hecho de que la escritura abierta a nuevas posibilidades puede ser de mayor entereza estética que el trabajo que cierra dichas posibilidades. Avant-Garde suele evocar una tradición sellada herméticamente, agolpada por su propio triunfalismo. Necesitamos a la historia de las literaturas de vanguardia para revolucionar linajes estrechos, para dar fe de que la revolución de la palabra fue fomentada por escritores que operaban tanto dentro como fuera de las corrientes culturales, étnicas, religiosas y raciales. Con esto, podemos decir junto a varios investigadores de la literatura, que la historia de las vanguardias no siempre agradece a sus innovadores. Al mismo tiempo, muchos de los que son hostiles a su percepción de “poesía de vanguardia” se impulsan del término para demostrar sus enojos preconcebidos contra él.

En lugar de decir avant-garde, queremos decir en garde: ¡Despierten, que la poesía está a punto de comenzar!

En 2015, como hace cien años, la poesía innovadora sigue siendo objeto de controversia. Claro, hay mucho que criticar en la multitud de prácticas performativas y muchos de los que practican algo cercano a lo experimental han empezado a generar crítica rápidamente, siendo éste un grupo de personas con ideas distintas. Mucho del embrollo, sin embargo, sugiere que lo “innovador” está, paradójicamente, al centro de la creación poética contemporánea y que sus construcciones simbólicas están sujetas al escrutinio más virulento y a la crítica más precisa.

Pero, sí, lo innovador debe cambiar, revolucionar, o no será más que el ala de moda y diseño de la cultura oficial el verso. O podemos decir que este “en guardia” indica el cambio.

La exploración de las identidades ha estado siempre al centro de la poesía radical, exploratoria. De hecho, si uno quiere definir una diferencia entre la poesía oficial y sus opuestos podríamos pensar en una en que hay trabajos que asumen una identidad fija y otra que forja nuevas construcciones identitarias. En este sentido, la identidad es un espacio para la invención, la exploración, la recreación y la experimentación. Nunca ha habido un grupo con un monopolio sobre esto. La fuente de la poética estadunidense más provocativa es la exploración lingüística colectiva de varios grupos refractados dentro de textos culturales específicos.

En el cálculo brutal de la cultura oficial del verso, se dice que la identidad es borrada en los textos “experimentales”. Pero la borradura de uno puede ser el camino a la libertad de otro, justo como el juego experimental de uno puede ser el destino del otro. Preferimos la descripción densa sobre la convención escueta: el descubrimiento sobre lo que se asume. La identidad es un proceso y una intersección: es algo que se desvela al mismo tiempo que es velado. No estamos contra la escritura desde la identidad; más bien, buscamos un encuentro más cercano con la identidad del que se encuentra usualmente en la escritura convencional, o en las colecciones de poesía experimental levemente definidas. Quisimos abrir Best American Experimental Writing 2016 a un rango de voces que, esperamos, se enriquezcan unas a otras en el mismo volumen.

Editamos el libro en colaboración con los dos editores de planta. Nos pidieron hacer una selección de cuarenta y cinco textos publicados en 2015 o no publicados. Creamos nuestros propios, más estrictos, criterios para traer voces más variadas a esta conversación: no escogimos colegas o estudiantes actuales o recientes que hayan estado en las mismas instituciones que nosotros. No escogimos autores que estubieran en las primeras antologías como esta (lo que representó dejar mucho trabajo admirable). También excluimos a cualquiera cuyo trabajo poético hubiera sido publicado en los noventa tempranos. Como muchos poetas de esta generación han seguido haciendo mucho buen trabajo experimental, pensamos que era necesario abrir el camino a nuevos escritores (más nuevos, siquiera.) Pero no quisimos quitar el espacio a otras generaciones del todo, así que incluimos obras selectas de varias figuras importantes conocidas por géneros distintos a los aquí representado. Tampoco escogimos traducciones, porque consideramos que incluir algunas se quedaría corta de representar la vibrante poesía escrita alrededor del mundo. Quisiéramos ver un libro como este dedicado a la traducción, enfatizando nuevas aproximaciones a ese arte. Además de nuestras 45 selecciones, los editores de la serie hicieron otras quince. El resto de trabajos en la antología fueron de manuscritos enviados a nosotros que escogimos junto a los editores de planta. Esperamos que esta mezcla permita un volumen fuerte, y contribuya al desarrollo de estos anuarios. Aunque nos alegran los resultados, los acuerdos entre los cuatro editores y las inevitables limitaciones espaciales han querido decir que no pudimos incluir varios textos importantes que hubiéramos querido. Queremos expresar nuestro aprecio por varios poetas que enviaron su trabajo pero que no pudimos incluir por ser colegas,estudiantes o amigos nuestros. No podríamos haber hecho esto sin nuestras comunidades que se intersectan, que se expanden.

Los editores de antologías dedicadas a lo mejor de la escritura convencional son capaces de rechazar textos por no haber visto nada como ellos antes. En contraste, nosotros preferimos el trabajo que parece nunca antes visto –y si visto, rehecho. No es que grandes poemas sean escritos sólo de maneras no establecidas previamente: mucha de la mejor es tradicional. Pero aún hay espacios y lugares para cosas distintas. Éste es uno de ellos.

Observando el campo en 2015, hallamos varias modas múltiples, contrastantes de textos multívocos, multiétnicos, multilingües; apoyados en sitios; apoyados en constricciones; visuales; programables; basados en plataformas digitales; apropiación transcriptiva; reenmarcamientos y resistencias; ecopoética; aproximaciones varias a la transliteración radical, a la geografía, a la afirmación y traslación mediática, y a la escritura performativa.

También quisimos incluir trabajos fuera de los límites usuales de la poesía experimental. Hemos incluido a algunos artistas visuales, incluso gráficos, que trabajan con palabras. Hemos incluido transcripciones de algunas canciones basadas en la escritura, cuyas letras resultan poesía. Entonces, hemos combinado escritores que no están usualmente en el mismo cuarto porque vienen de varias posiciones socioculturales. Estar en este mismo cuarto, en este libro, facilita una de muchas conversaciones necesarias.

La poesía está conectada con los orígenes del lenguaje, con sus posibilidades, la poética más allá de lo que ve el ojo o de lo que la oreja escucha; lo que hace posibles a la lógica y al lenguaje. La Poïesis es construcción de alma, construcción de mundo. Todas las voces en esta recámara tienen su espacio, porque la fuente de la poesía y lo poético no es la sombra de un solo lenguaje, grupo o cultura. La poesía, el tipo de poesía que queremos, es el lenguaje que rompe sus ataduras con las maneras asumidas de entender, con las relaciones asumidas.

En la cotidianeidad estadounidense, el 2015 ha visto la expansión de derechos civiles legales para parejas del mismo sexo y mayor visibilidad de la presencia Trans en la vida norteamericana, y mayor observación de la violencia histórica que ejerce la policía ante personas de raza negra. El 2015 también vio menores sueldos para la mayor parte de los estadunidenses, pobreza exacerbada, enormes tasas de encarcelamiento (sobre todo para la gente de color), agresión racista y de género, la facilitación de una enorme disparidad financiera entre los millonarios y la gente común. Aún, también ha habido mayor atomización, interseccionalidad, interconectividad de individuos, grupos y el planeta.

Ningún progreso social es posible si no se atienden los problemas de desigualdad financiera y el poder, la agencia cultural incluida.

Y sin embargo, aún se escriben grandes poemas.

 

Traducción de Sergio Eduardo Cruz

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