Dentro de la columna Camisa de once varas, Édgar Amador continúa con la sección de Poemas para beber en el Starbucks. Ahora presentando un emblemático poema de Pedro Garfias y que popularizó el cantautor Víctor Manuel, se trata de Asturias, un recordatorio de la digna resistencia que mostró el pueblo asturiano.
Poemas para beber en el Starbucks: la perfección de la derrota II, Asturias
La poesía y la música nacieron juntas sin duda. Quizá en algún momento del medioevo en Europa y desconozco cuándo, en otras tradiciones, el texto se separó de la música y comenzaron rutas diferentes. La poesía, puro texto, parece tener poco en común con la música. Es por eso que la slam poetry, el rap y el hip hop son tan emocionantes: poesía y música convergen de nuevo produciendo algo nuevo.
Pero en la España del ocaso del franquismo y del inicio de la democracia, un puñado de jóvenes maravillosos, encabezados por el catalán Joan Manuel Serrat, voltearon a su tradición poética y la convirtieron en lo que siempre fue: canciones, produciendo grandes éxitos populares a partir de poemas sencillos pero poderosos. Las versiones de Serrat de los poemas de Machado forman parte ya de la cultura popular de quienes hablamos castellano.
Pero en mi opinión la más poderosa canción hecha a partir de un poema que tenemos en castellano es “Asturias”.
Victor Manuel formaba parte de esos jóvenes españoles que se abrían al mundo luego de la larga noche franquista, y en una gira por México un grupo de paisanos suyos (asturianos) le entregan un poema escrito por un poeta andaluz que había muerto hace poco en México, desterrado por la garra de Franco como miles de republicanos españoles que aquí llegaron.
El poema era “Asturias”, el poeta Pedro Garfias. Victor Manuel refiere que lee el poema y que esa misma noche, sin dormir, logra la canción que da vida al poema del andaluz.
El poema y la canción son conmovedores porque el tema es la derrota. Victor Manuel cuenta en sus conciertos la historia: Franco ha conquistado casi todo el país, pero una franja le resiste: Asturias. Pedro Garfias está tratando de sobrevivir en Andalucía (yo soy un hombre del sur/polvo sol, fatiga y hambre/hambre de pan y horizontes), viendo como huir de la dictadura, y escribe en ascuas el asedio último contra la República.
“Prepara tú salto último/ lívida muerte cobarde/ prepara tu último salto/ que Asturias, está aguardándote/ Sola en mitad de la Tierra/ Hija de mi misma madre”.
Asturias cae, la República Española sucumbe, miles de republicanos emigran a México, entre ellos Pedro Garfias, quien trae consigo su poema y tras implantarse en el país, muere en Monterrey en 1967.
La versión de “Asturias” que está en youtube es impresionante. Parece estar filmada en Asturias por supuesto y muestra la fuerza de esa canción en su hábitat natural. Parece ser que es un himno no oficial de Asturias, y se nota: hay símbolos en ese concierto que sólo ellos pueden descifrar.
Pero lo que queda al fin es un poema tremendo: un canto a la derrota que redime y que muestra el enorme poder de las palabras.
Asturias
Asturias, si yo pudiera,
si yo supiera cantarte…
Asturias verde de montes
y negra de minerales.
Yo soy un hombre del Sur
polvo, sol, fatiga y hambre,
hambre de pan y horizontes…
¡Hambre!
Bajo la piel resecada
ríos sólidos de sangre
y el corazón asfixiado
sin venas para aliviarte.
Los ojos ciegos, los ojos
ciegos de tanto mirarte
sin verte, Asturias del alma,
hija de mi misma madre.
Dos veces, dos, has tenido
ocasión para jugarte
la vida en una partida,
y las dos te la jugaste.
¿Quién derribará ese árbol
de Asturias, ya sin ramaje,
desnudo, seco, clavado
con su raíz entrañable
que corre por toda España
crispándonos de coraje?
Mirad, obreros del mundo
su silueta recortarse
contra este cielo impasible
vertical, inquebrantable,
firme sobre roca firme,
herida viva su carne.
Millones de puños gritan
su cólera por los aires,
millones de corazones
golpean contra sus cárceles.
Prepara tu salto último
lívida muerte cobarde
prepara tu último salto
que Asturias está aguardándote
sola en mitad de la Tierra,
hija de mi misma madre.