Poesía española: Pablo Fidalgo

Presentamos una muestra del poeta Pablo Fidalgo (Vigo, 1984). Ha escrito el libro La educación física (Pre-textos, 2010), elegido por El Cultural como uno de los cinco mejores libros de poesía publicados en 2010 en España. En 2012 gana el Premio Injuve de poesía por el libro La retirada. Ha publicado el libro de artista El tiempo de las tragedias absurdas (Fundación Cuña-Casasbellas, 2012). En 2013 publica Mis padres: Romeo y Julieta (Pre-textos). Sus textos para la escena están publicados en el volumen Autobiografía de mi generación (MARCO, Vigo, 2014).

 

 

L’aquila

 

Nadie quiere ver lo que está roto

y permanece en pie.

 

 

 

Porto-Vigo

 

Durante toda mi juventud en el autobús

vi mi luz encendida y todas las demás apagadas.

Vi mi tiempo entrando en el tiempo de los otros.

¿Cómo decir que te estaba buscando

cada madrugada, vigilando el sueño de los demás?

 

Creo que en otro tiempo los hombres

se sentaban junto a los caminos de día y de noche

para ver pasar jóvenes como yo hacia la guerra.

Durante toda mi juventud yo me ocupé

de que alguien me viese venir.

 

Creo que las palabras deben ser lavadas una por una.

Odié a aquellos que me hicieron creer

que habíamos descubierto el mundo juntos

cuando sólo yo lo sufrí.

¿Quien pasa el dolor, como una madre,

posee más? No lo creo.

Y sin embargo este poema habla de eso.

 

Un hombre deja su vida

y llega hasta mí, toma la palabra,

la huele, la prueba, la saborea.

Yo le digo, qué bello el hombre como tú

que no se cree nada.

Él dice, qué necesario el hombre como tú

que se lo cree todo.

 

Cómo le cuesta al hombre que no cree en nada

dejar la palabra.

Cómo le cuesta aceptar

que no va a creer en nada nunca más.

 

 

 

París

 

Yo soy la prueba de que se debe estar en todo

o no estar.

Di adiós a los aplausos, a las formas hechas,

a la buena educación.

¿Cuántas veces has dicho ya me inventaré algo

y no te lo has inventado?

 

Un día quise que un hombre pintara mi retrato.

Dijo que yo era imposible y en el cuadro escribió:

obsesión con la edad y la muerte, fe inquebrantable,

la venganza es un plato que se sirve frío.

 

Esta vez el héroe no tiene cara

porque alguien decidió que no la tuviera.

¿Para ti dar la cara por alguien

no es como alegrarte por alguien?

¿Y quién dio la cara?

 

¿Entiendes por qué quiero estar lejos de la tristeza?

¿Entiendes que yo no hablo

de que te alegres por mí el tiempo habitual,

que eso no sirve de nada?

¿Entiendes que lo que pido es que te alegres

pase lo que pase

por mí

para siempre?

 

Yo habito mi dolor y tú lo habitas conmigo.

¿Tú no puedes concebir mi existencia

como la prueba de amor definitiva

a todo lo que no puede ser?

 

 

 

Último diario

 

Y en los diarios de aquellos días

sólo fascinación, seres a los que deseo parecerme,

malentendidos, frases que diría un muerto,

malos gestos, orgullo, vergüenza, ansia.

La desesperación de un joven

que trata de educar una mirada distinta

para cuando ya no haya nada que mirar.

 

En los diarios de aquellos días

planes de viaje, notas sobre Liguria y Sicilia,

frases hechas, estamos siempre solos,

esto se ha cerrado, frases en italiano,

en portugués, vivir en Lisboa,

ningún gesto radical, y odio, demasiado odio,

te crees en posesión de la verdad.

Y una sola certeza: la raza que yo amo no es la mía.

 

En los diarios de aquellos días

nada sobre tu belleza,

nada sobre tu sonrisa,

nada que pueda durar para siempre.

En los diarios de aquellos días

estoy partido en muchos trozos

que se creen el centro del mundo,

y que quizá lo sean. Pero tú habla,

no escribas diarios, abre las ventanas.

 

¿Sabes cuántas veces he tenido que oír

juego descubierto?

Puedes descubrir los juegos que quieras

pero la lengua está de mi parte.

Yo sé guardar secretos

porque envejezco sin nada que perder.

 

Tú ¿quién serás finalmente?

Tantos años preguntando por mis diarios

y ahora que podrías leerlos

ya no estás.

 

Tú ¿qué sientes cuando alguien como yo

que te ha avisado de que así no quiere vivir,

de que así no quiere despertar,

finalmente un día no despierta?

 

 

 

Génesis

 

¿Qué es la vergüenza para un hombre

que desea simplemente

que el cuarto en que pasó su infancia

sea ocupado por un niño mejor?

 

Ellos decían, vergüenza sólo para hacer cosas malas.

Vergüenza sólo para morir

por los que no tienen tu sangre.

 

Vergüenza los cristales rotos

que coronaban el muro del colegio

para que los niños no viesen el mundo.

 

Cada vez que alguien me dice

eres una vergüenza para tu familia

algo en mi cuerpo encuentra su lugar.

 

 

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