Poesía italiana: Antonello Trombadori

Presentamos, en versión de Alfredo Soto Guillén, dos poemas de Antonello Trombadori (1917-1993). Se desempeño como poeta, periodista, crítico de arte y político.

 

 

 

El hilo

 

Hay un hilo en la exacta mitad de la ola

cuando rompe la proa el agua profunda:

si corres hacia las lejanas orillas,

hasta donde la roca marina se encrespa

en el tenso viento, e inclinada mirando estás

los nueve oscuros cuartos del verde marino,

síguelo. Es un hilo sutil de plata,

se desdobla, rodea el barco en sus extremos

y, recompuesto, se desliza, rayo antiguo,

de las turbinas de popa, alegremente.

¿No escuchas que libres brisas lo enarcan?

¿Que lágrimas en espejos de arcoíris

lo bañan, diáfano alborozado vidrio

en el arduo surtidor del ruido en el sereno,

de glaucos barcos, a develar todo de ti,

el rostro, la risa, el labio, el flotar

de tus risorios infantiles, el ansia de amor

del mundo que te distiende toda y como

cometa, allá arriba, te tiende temblorosa?

Que yo pueda, atada a mi hilo hablarte

y donde sea, en el grito que lejos se pierde,

encontrarte…

 

 

 

Il filo

 

C’è un filo nel mezzo essatto dell’onda

cuando la prora frange l’acqua profonda:

se corri all’estrema punta di pesca,

fin dove la roca marina s’increspa

nel vento teso, e china rimani a guardare

i nove stati cupi del verde del mare,

seguilo. É un filo sottile di platino

si sdoppia, cingue il battelo ai fianchi

e, ricomposto, slitta, fulmine arcano,

dal turbine di poppa, allegramente.

Non senti che libere brezze lo inarcano?

Che lacrime  a specchio d’arcobaleno

lo bagnano, diáfano vetro ridente,

nell’arduo getto dal buio nel sereno,

di glauchi bagliori, a svelare tutto di te,

i viso, il riso, il labbro, il gallè

dei tuoi infantili risori, l’ancia d’amore

del mondo che tutta ti svolge e come

aquilone ti tende, tremante lassù?

Ch’io posa legata al mio filo parlarti

e ovunque , nell’urlo che lungi si perde,

incointrarti…
 

 

Una separación

 

Recorreré tu rostro con los dedos,

en tu risa reiré, y tu movimiento,

atónito, traeré desde el espejo

ardiente del ocaso, apagaré

la palabra impaciente de tu grito.

E iremos en la noche ardidamente

para cambiar el rumbo y una brecha

abrir entre las puertas y la trampa

furiosa que quisiera así impedir

el entrelazamiento de nuestras voces.

Más profunda es la insidia y más profundo

será el signo encantado. Te separo

los labios, en el lirio de tus dientes

de amor doy la mordida, reconozco

la pendiente que huyendo en el regazo

me encamina hacia el valle, hacia la herbosa

sombra, a través de cuyas velas, dulce,

se precipita el sentido de la vida.

El manantial de las constelaciones

altas ahora en el círculo sin fin

reluce el mar junto al Estromboliano:

Mi llamado abrasivo exalta el vuelo

de las gaviotas entorno de tus velas,

el acuático hilar de los delfines,

el constreñido andar del pez aguja,

el parloteo del viento, el rayo cálido

de las espumas que asedian el volcán,

los signo que navegan en tu mano,

se alejan y prolongan este viaje.

 

 

 

Un distacco

 

Percorrerò il tuo volto con le ditta,

riderò nel tuo riso e la stupìta

tua mossa evocherò dalla specchiera

ardente del’ocaso, nel tuo grido

sepegnerò la parola che dispera.

E andremo nella notte arditamente

per snidare il destino, per aprire

un varco fra i canceli e la furente

tragliola che vorrevero impedire

l’intrecio fitto delle nostre voci.

Più profonda è l’insidia, e più profondo

sarà il segno incantato. Ti dischiudo

il lappro, nel mughuetto dei tuoi denti

mordo il morso dàmore, riconosco

il pendió che fuggendo sotto il grembo

mi conduce alla valle, alla schiarita

erbosa, dolcemente, oltre il cui lembo

precipita il sentiero della vita.

I brulichio delle costelacioni

alte oramai sul cerchio sterminato

del mare fiammeggia con lo Stromboli:

il mio struggente appello esalta il volo

dei gabbiani atorno alle tue vele,

l’ìlare doppia volta dei delfini,

il tuffo sbigottito delle aguglie,

il parlottio dei venti, il caldo raggio

delle spume que assediano Vulcano.

I segni che ti  solcano la mano

tramontana mi siano lungo il viaggio.

 

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