En el marco del dossier, Modelo para armar: 62 voces de la poesía argentina actual, con selección e introducción de Marisa Martínez Pérsico, presentamos al poeta Dardo Festino. Nació en Vicuña Mackenna, Córdoba. Actualmente reside en Mar del Plata. Fue Presidente de La Fundación de Poetas René Villar, Sede Central Mar del Plata (2006-2007). Ha publicado el poemario Raíz de agua, Ed. Lágrimas de Circe, 2017.
Puerto Cardiel
El sol tiembla las aguas del alba
Camino descalzo entre los pecios de la arena
es demasiado temprano incluso para creer en algo
Las olas acercan la molienda de la noche reciente
todo en la playa es romo
Incansable
asmático
El océano tritura el mundo donde se apoyan los ojos
Alzo un trozo de madera que llega a mis manos
lo sopeso
miro los alrededores
no se ven hombres
no se ven árboles
Me pregunto
qué habrá pensado Cristo cuando tocó el madero
tan lejos y tan temprano
¿Habrá visto todos los naufragios?
En tanto
El habla de tus manos
se poya en un idioma secreto
En este diálogo de temperaturas
las palabras toman profundidad
cortan la piel del agua
Mientras andamos hacia el río
se llenan de tréboles los ojos
y la tarde nos habla de lo que no envejece
Somos en el aire
Tu voz
flecha de animales suaves
Un vértigo de fuego lento
hacia el templo de la respiración
Hay formas de arder en línea recta
Memorial
Hoy vine al Paraná
a retomar la sonrisa y tus ojos
Después de tantos años
vengo a entregarte esta flor de azúcar
a decirte los soles perdidos
El tiempo y los Pamperos
nos dejaron sin aliento
ni triciclos para visitarnos
¿Cuándo desmontamos
la infinita máquina de barro
con la que fabricábamos
silencio de vasijas en la siesta?
Me alcanzan los azahares
de aquel naranjo nocturno
los paraísos de nuestro patio
cuando jugábamos al fuego apagado
para no atraer a los dragones
Recuerdo todo esto
y se rompe mi cabeza
en una estela de peces
Ahora que el río es más grande
sigo pensando
que no hay nada mejor
que las manos pequeñas
para levantar flores del agua
Lo sabe el tiempo
Me inclino en el aire de la mañana
clavo los dedos en la helada para llegar a la grama
Disperso granos frescos en silencio
Hay un diálogo preciso con la tierra
que es anterior a mí