62 voces de la poesía argentina actual: Graciela Cros

En el marco del dossier, Modelo para armar: 62 voces de la poesía argentina actual, con selección e introducción de Marisa Martínez Pérsico, presentamos a la poeta Graciela Cros. (Bariloche, 1945). Es poeta y narradora. Ha publicado libros de poemas como: Poemas con bicho raro y cornisas (1968); Pares Partes (1985); Flor Azteca (1991); Cordelia en Guatemala (2001; 2013, 2da ed. revisada y corregida); Libro de Boock (2004) o Cantos de la gaviota cocinera: Antología personal (Amargord Ediciones, Madrid, 2013), entre otros. Además, la novela Muere más tarde (2004). Recientemente apareció en La frontera móvil, Antología de poesía contemporánea de la Patagonia argentina (Barcelona, 2015). 

 

 

 

 

 

 

 

 

Genealogía*

 

Mi hija escribió que yo nací de un huevo en el río

y por eso soy un pez.

 

Para mi padre era un caracol

entonces debo ser lo que él creía

porque el huevo vino de él.

 

Sin embargo mi hija dice que también fui yegua

y que siéndolo parí un hijo de algodón

y a otro que está loco y lejos.

 

Hay uno que

es carpintero / corta madera hasta dejarla como el cuerpo.

 

No sé si esto

es realidad o ficción

porque una Activa Yegua de la Noche

una Auténtica Yegua Madre carne argentina de exportación

es caballo vaca pez carpintero y loco

carne de caracol

Cantora

 

Si no fuera porque me hija me clavó en el río

para que no me comieran cuando era huevo

nada de esto hubiera sucedido.

 

 

 

*A partir de una relectura de Nido de ballena de Melissa Bendersky, Ediciones Deldiego, Buenos Aires, 2001.

 

 

 

 

 

Primera comunión

 

Este hombre es un baboso pero yo no lo sé porque soy una niña.

Este hombre es mi tío y vive en la ciudad.

No en el campo como papá, mamá, mi hermana y yo.

Tengo puestos mis guantes de hilo de algodón.

Es mi primera comunión y soy hermosa.

Me siento un hada con la falda amplia y larga,

una princesa envuelta en runrunes de organza y almidón.

Él me habla y sonríe.

Dice que parezco un pato con los dedos abiertos

por estos guantecitos al crochet.

A mí me arde la cara. No me atrevo a mirarlo.

Ya no me siento hermosa y tengo miedo.

Él dice que ha perdido algo muy importante

y va a buscarlo debajo de la enagua,

que yo me quede calladita y quieta

para que pueda encontrarlo.

Que es el día de mi primera comunión

y no debo hacer nada que enoje al Señor.

A mí me arde la cara y no me atrevo a mirarlo.

Ya no me siento hermosa y tengo miedo.

Luego pide que me saque los guantes

y me chupa los dedos mientras cierra los ojos

y dice en voz baja cosas que no entiendo.

Después pide que lo toque ahí entre sus piernas

y me dice que ése será nuestro secreto.

 

 

 

 

Siete ángeles españoles*

 

  1. Llega a mi casa y trae lo que yo espero de otro. A medias le permito mi boca, mi cuello, mi cintura. Su cuerpo se apasiona con el mío. Lo dejo hacer sin oponer resistencia mientras veo por la ventana qué bello está el jardín.

  1. Trae lo que no aguardo. Sin preguntar por mis expectativas se limita a entregar lo que tiene para mí reservado. Yo recuerdo historias sin lógica, argumentos de cine y lo abrazo para bailar Siete ángeles españoles en puntas de pie.

  1. De este hombre no necesito defenderme. Admito que me complace su cuidado. Con devoción se ocupa de mi sed sin prometer que lo hará mañana. Hago lo mismo con el jardín en estos días de verano.

  1. Sin embargo, no sé si lo conozco suficiente. Él se empeña en mostrar uno que sospecho no es para el resto –digamos, lo que está fuera del jardín y la casa- donde yo no soy la que es para el resto.

  1. Aprendí a confiar en este hombre. También he aprendido a no saber que espero su llegada. De este modo, cuando viene se parece a la lluvia que nutre el jardín sin dar aviso. Las cosas que me depara no son las previsibles. Hay páginas en blanco entre nosotros. El nudo que nos ata no se ve.

  1. Hay palabras que este hombre no dice. Yo leo el silencio y tampoco las digo. Sabemos en qué moneda cobra lo no dicho. Mientras tanto en el jardín las plantas florecen, se marchitan. Hablo de él cuando callo.

  1. Este hombre viene a ofrecer lo que yo espero de otro. ¿Lo que me trae a alguien se lo quita? ¿Lo que me es negado en alguien se acumula? Yo recibo de uno, ansío de otro y no sé qué hacer. Sola, en casa, mirando el jardín, escribo para entender.

 

*Canción de Ray Charles y Willie Nelson

 

 

 

 

 

 

 

Nombres propios

 

Urca, Cordelia, Boock,

Elvis, Newton, Mansilla.

 

Me gustan los nombres propios

más que las elucubraciones.

 

Detrás de un nombre propio

hay una historia

y me gustan las historias.

 

Detrás de una historia

hay elementos tangibles

como los húmeros de Vallejo,

en cambio

detrás de las elucubraciones

suele haber paja

que arde

al primer fuego

que cruza.

 

 

 

 

 

La liebre gris

 

Los tulipanes deberían estar encerrados como animales peligrosos,

escribe Sylvia Plath,

octubre también

porque es octubre

es viudo

y la viudez

es peligrosa,

ácida o amarga,

nunca dulce.

 

En el sur

los tulipanes brillan

en las mañanas de octubre.

 

La vida cruza frente a mí

y la observo dar saltos

con el recuerdo del que se fue

con la muerte,

abrazado a ella

en un bote que hacía agua,

abrazado a ella

en un bote que hacía agua

con una liebre gris

en la popa

diciéndome

adiós.

 

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