En el marco del dossier, Modelo para armar: 62 voces de la poesía argentina actual, con selección e introducción de Marisa Martínez Pérsico, presentamos al poeta José María Pallaoro (City Bell, La Plata, 1959). Dirigió la revista de poesía El espiniyo. Editor de Libros de la Talita Dorada. Coordina en City Bell y La Plata talleres de lectura y escritura creativa. Últimos títulos editados: Basuritas (2010), Setenta y 4 (2011), Son dos los que danzan (edición 2005; reedición ampliada 2012), Una piedra haciendo patito (2013), Sono due quelli che danzano / Ples v dvoje (bilingüe de Son dos los que danzan; traducción al italiano por Ana Cecilia Prenz Kopušar y al esloveno por Marko Kravos y A. C. Prenz Kopušar (editado por Mediterránea, Università di Trieste, Italia, 2013), El flautista de City Bell (2015) y Antología breve (2016).
Laberinto
No hay laberintos por elevación. Escribir es la única salida.
El muro
Todos los días y todas las noches
abro los ojos
con la esperanza de ver
el dorado rostro amanecido.
Pero el muro sigue allí.
El muro sigue allí.
Cantar a tientas
Hace una cantidad de años
se solía dejar ciegos a los canarios
para lograr en su canto
mayor belleza
–actitud típicamente humana
como cortar lenguas
cercenar gargantas–
Hoy las cosas no han mejorado
y los pájaros que aún sobreviven
cantan
a tientas
todo el tiempo
con señas desesperadas
Una hermosa vida
Me metí en el sueño de mi perro. Lo vengo haciendo desde antes que los árboles se acolcharan de sombras. Vi bolsas de Eukanuba. Caricias a la mañana y al atardecer. Una pelota de tenis que busca y trae algunos fines de semana. Un gato en zapatillas deportivas que siempre escapa por la medianera de las enamoradas. Inmensas y terrestres siestas al sol con pajaritos a sus anchas y a sus patas. Una hermosa vida de perro. Y no quise salir, pensando que sus sueños eran mejores que los míos.
Basho
En el jardín
en el atrás de los ladrillos
un vecino cavó el hoyo
con la misma pala
con la misma tierra
con la ceniza del fuego compartido
la noche anterior
cubrí la lomada
luego, el silencio de los días,
y hoy, las primeras lluvias
que rejuvenecen su recuerdo