62 voces de la poesía argentina actual: Laura Forchetti

En el marco del dossier, Modelo para armar: 62 voces de la poesía argentina actual, con selección e introducción de Marisa Martínez Pérsico, presentamos a la poeta Laura Forchetti (Coronel Dorrego, 1964). Publicó: Libro de horas (Bajo la luna, 2017. Primer Premio Poesía del Fondo Nacional de las Artes 2016); Pájaros o reinas (Hemisferio derecho, 2017); Temprano en el aire (Vacasagrada, 2012); Cartas a la mosca (El suri porfiado, 2010); Un objeto pequeño (Vacasagrada, 2010) y Cerca de la acacia (Vox, 2007). Participó de las antologías 23 chichos bahienses (Vox, 2005) y Poetas Argentinas 1961-1980 (Editorial del Dock, 2007). Obtuvo el VII Premio Internacional de Poesía Infantil Ciudad de Orihuela, España, en 2014, con Donde nace la noche (Kalandraka, 2015).

 

 

 

 

 

 

 

consagración

 

dos blancas rosas abiertas

hijas de la sombra

                          traslúcidas

de la humedad oscura

el mar que hace silencio

 

rosas de la sutileza

dote de lo sagrado:

poder penetrar

por otro cuerpo

 

deshacerse en la mirada

deshojarse

en la que mira

 

nada habrá después

donde estuvieron

más que el aire

enrosado

dando vueltas

 

nada habrá después

si yo miraba

que no sea en mí

 

                          transparente quinqué

                          como encendida

 

 

 

 

si pasaba el cuchillo

 

si pasaba el cuchillo

adiós cabezas azules

lenguas que rozan

ahora

la mañana

 

hasta las calandrias

vienen a verlos

espigas

del campo

hijos predilectos

de dios

 

su mano sobre mi patio

mientras dormía

abrió los seis pétalos

            tépalos dice la enciclopedia

            internos y externos

desde la garganta amarilla

en el pequeño matorral

bajo el laurel

 

les sopló su  aliento

y los dejó meciéndose

como pañuelos

o polleritas

 

yo no lo vi

pero me despertó

el alboroto

de las gaviotas

que cruzaron el cielo

 

entonces

en camisón

con mis zuecos de goma

corrí hasta la playa

 

no se dio vuelta

-nunca se da vuelta para mirarme-

lo vi caminar sobre el agua

como otra gaviota

cualquiera

gritarme adiós

con un pez en la boca

 

si no hiciera los lirios

en pleno invierno

con las agujas de la helada

éxtasis y melancolía

-corto uno para que alumbre-

no permitiría que disponga

de mi jardín

para sus milagros

 

 


 

 

agosto

 

quisiera describir las notas de los pájaros

como hace Hudson

 

decir: un la corto

suavísimo

dos notas más largas

graves

y tres agudas que vibran

encendidas

toda

la tarde

 

 

 

 

13.

 

la nota embarullada

de los tordos

recuerdo

esa noche

-dice alejandra-

esperaba a las nenas

en el auto

 

volvían

a los plátanos

de la vereda del club

independiente

 

bandada tras bandada

púrpura oscuro

se volvía el follaje

como un anuncio

de alerta o curiosidad

visto a la distancia

o a la sombra

 

eso recuerdo del atardecer:

congregados

el griterío

o ventarrón que arremete

 

no sabíamos nada

todavía

del miedo

 

la pequeña

herida

quemada

casi muerta

del otro lado de la calle

 

eso recuerdo ahora

cuando no puedo dormir

 

los tordos interrumpen

como si quisieran cantar

sus amores

al abrigo de los árboles

 

una nota profunda

vertical

que apaga el pueblo

 

el otro grito suspendido

para siempre

sobre nuestro corazón

de madres

 

 

 

 

8 Estándar

(inédito)

 

 

como un par de guantes deshechos

S. Plath

 

 

fuimos a ver el cadáver

en la playa

ese gran objeto azul

carne casi negro

que arrojó el mar

con un gesto de maestro

de ceremonias

su gran reverencia

a nuestros pies

 

el olor era el único pensamiento

 

imaginaba que quedaría ahí

para siempre

en la arena

no habría forma

de quitarla devolverla

tal vez cortar en trozos

la grasa

el cuero oscuro

los huesos cúbicos

los arcos perfectos

y el cráneo largo donde hubo

olfato mirada orientación

 

un extravío que el mar

bañaría en cada marea

 

pero no quedó nada

estuvo para nosotras

una sola tarde

bajo el sol

 

llegamos en excursión

por el entusiasmo de mi padre

de llevar a las nenas a ver

una ballena

de cerca

 

un cachalote –dijo

 

no me gustó esa palabra

me gustaba llamarla

ballena azul ballena

ondulaba alrededor de mi boca

 

la gente subía al cuerpo desnudo

lo recuerdo-

como si no hubiera estado

vivo

 

hubo que lavar las zapatillas después

también las nuestras

aunque no intentamos subir

 

toda la playa estaba llena

de su materia derramada

canales en la arena

que el mar no alcanzaba

a lavar

 

mi padre hacía fotografías

pero ninguna quería detenerse

posar frente a esa cosa

pudriéndose en medio de la

fiesta

 

nadie se daba cuenta

que ya no respiraba

su gran pulmón de flores

de agua

árboles de oxígeno brillante

vuelto una bolsa arrojada

en la orilla

secándose como una cáscara

 

el revuelo de las aves

hambrientas

en medio de las cabezas

de los hombres

como recién creadas para esa

avidez

 

¿qué vimos esa tarde?

 

 

 

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