Presentación del libro de Esteban López Arciga

Esteban López Arciga presenta su nuevo libro Nowhere Zen New Jersey, la cita es el próximo jueves 5 de abril a las 19:00 horas, en el Gimnasio de Arte y Cultura que se encuentra en Av. Álvaro Obregón 185, Roma Norte. Presentan Alí Calderón y Sergio Eduardo Cruz. A continuación dos poemas del libro.

 

 

 

El teorema de las bestias

(vindicatio catilinis)

 

uno es en tanto es nombrado

dicen

la bestia no tiene nombre

y es

la decimos no diciendo

pues es obra de su impiedad y sangre

hacer matar no matando…

 

válgame

 

en la hora más eterna

{la más tuya}

cuando pienso en la profunda

hipocresía de mi fe

te doy nombre y apellido

para navegarte

que en el nombre de la rosa

no está la rosa

sino la anatomía de cada pistilo y esperma

y cada capullo mordisqueado de caracol indulgente

y cada pétalo penetrado por la bestia

y cada cortada de insomnios

mal curada con amarga flor de azahares

en tu cuerpo

en mi cuerpo        amor mío

dame un nombre que desdibuje

la peste de mi pecho

uno debe preguntarse

si es el mal colchón

o la mala metafísica

lo que no deja dormir

el que conspira no ataca a la cosa

sino al nombre

es obra de la bestia convertir

libertador en carcelero

senador en daga patricida

lógica en guerra

amantes en dos

tú me odias       yo te lloro

me olvidas        te olvido

en la hora más eterna

(la más nuestra)

cuando la bestia roa

cada vocal y consonante

recordemos el nombre

que te di

que me diste

y hagamos nuestra mano

una

para cruzar juntos la sutil teluria del olvido

en la hora más breve

(la más mía)

cuando seamos felices en el no siendo

le daremos nombre a la bestia

para amarla

para recordarla

quizás entonces verás a la bestia

ante nuestro polvo

llorándonos.

 

 

 

La bestia responde

 

Me da asco

desgastados que cantan aedas

y yo sin saberlo

apenas me ponen nombre

y es de culpas

no me queda más que cantar a mí

pero a estas alturas está de más

porque lo mismo da Dios

que lo que da el otro

y da la nada

al final de los tiempos          el mi tiempo reinante

es una indulgencia que aprenderás a añorar

aunque no me creas

nada hubiese cambiado

si el segundo hubiese muerto en cruz

en cuanto más se intenta recordar más se olvida

y el polvo…

tan siquiera el polvo…

no importa

lo mismo da si te lloro

pero

¿me darías un nombre

para rezar

y rezarte

esta noche?

 

 

 

 

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