62 voces de la poesía argentina actual: Laura García Del Castaño

En el marco del dossier, Modelo para armar: 62 voces de la poesía argentina actual, con selección e introducción de Marisa Martínez Pérsico, presentamos a la poeta Laura García Del Castaño (Córdoba, 1979). Editó ocho libros de poesía, entre los que se destacan El grito (edición de autor, 2004), La vida en que sueñas (Recovecos, 2012), El animal no domesticado (Pan Comido, 2014) El sueño de Sara Singer (Llanto de mudo, 2014, Caleta Olivia 2017) y Los demonios del mar (Ediciones Del Dock, 2015). Mantiene el blog: www.lapalabrasembrada.blogspot.com

 

 

 

 

 

 

 

Cautiverio

 

Esta cueva es mi casa

esta lentitud y esta métrica

para caminar entre las cáscaras

es mi diálogo con el bosque

mi forma de no olvidar el regreso.

El sendero original estará lleno de maleza

Habrán levantado una fábrica, un templo

una antena provisoria

que baje el mundo a las alturas

Soy la bestia en un rectángulo

que podría ser la habitación de un hombre

donde entran él y su cama

y con suerte una silla

Dar el zarpazo a la mosca atraída

por la corpulenta pasividad y el encanto

de la antigua destreza

Pensar en ella como en el salmón

que se entrega manso

lejos del chorro

Pero es tan solo una mosca

disputándome el azúcar

que un niño nos arroja.

Llueve en esta jaula

comida por los hormigueros

El agua del hipopótamo se ha llenado de hojas

Una tortuga ha quedado suspendida

en un alto del cemento

Quien dice que los animales no sufren senilidad

extrañeza, estreñimiento?

Qué hace a este lugar distinto a un hospital

o a una cárcel?

Quien puede asegurar

que esa tortuga a la orilla del piletón

como ese viejo recostado en el arco del geriátrico

no esperan

a costa de ahogarse

la corriente milagrosa

que los devuelva al mar.

 

 

 

 

Es en la mañana

 

donde todo puede acontecer
incluso sentada detrás del escritorio
o repasando el plumero en los bancos
puede que esté luchando con el mar
o enterrada en la nieve
o corriendo de mi misma
en un pabellón mental
De una siesta vacía puedo hacer
una jauría de perros
con la misma naturalidad

con que alguien vio venir
en aquella bicicleta

una cabeza de toro
Una nube de polvo se levanta de lo verdadero
Algo invisible descifra los símbolos del día
su plástica en relieve
el filo que crece de la bondad
Las pastillas que derriban a la bestia
con un dardo
ponen en cartel
a la mujer sedentaria y lógica
arrullada por la voz de su demencia

Viene la noche

la galería abierta para sentir
ese fresco muñón de invierno
la devoción a los detalles
el nudo del residuo

esperando tras la puerta
un cuchillo gastado
para destapar el filtro del café
una mano que pliega un sobre
para poner
ese otro dardo
destinado
a la presa

 

 

Así ha sido toda la vida

 

así es ahora

un día arrojado para voltear a un hombre

y a ti sólo para despeinarte

Luces un espléndido rasguño sobre el rostro

Otro luce un corazón de hierro

Una bondad ortopédica

un tubo de oxigeno, un ojo de vidrio,

la calvicie de una peste

el áspero talón de quien anda por el monte

el cayo de la música

el titilar de un párpado vencido por la máquina febril

la espalda tirante de cargar lo contrario

o tan sólo

el moretón que descubres vistiéndote

y cuyo golpe desconoces

Pero hay quienes no lucen nada

Ni curvatura en la sombra

ni polvo entre los dientes

ni cabellos que se parten al mínimo roce.

Ellos exprimen la fruta sin volcar una gota

Hacen el amor ciñendo los cuerpos

Exigen castigo con la mano del delito

Andan pálidos, súbitos, a sangre fría

Sin prender ningún fuego,

sin sonido de motor, sin sudor,

casi verdaderos,

muertos de quietud,

de escepticismo

 

 

 

 

 

 

Subsistencia

 

La mariposa volará toda una tarde

para reunir una gota de miel

Dulce María Loynaz

 

En Groenlandia un hombre caza aves

escondido en el mismo lugar que sus ancestros

Coloca las aves en una bolsa de piel de foca

cose y unta sus junturas

luego la entierra bajo las rocas

hasta el próximo invierno.

 

Aquí otro hombre escribe poemas

escondido detrás de sus antiguas visiones

en la misma persistencia

No guardará ni enterrará nada

Escribirá toda una vida para reunir

una gota de silencio.

 

 

 

 

 

Se  habla cada vez con más certezas

 

Así,

como el color del humo presume la voracidad del

fuego,

o el cauce de un río su arrebato

por cómo naces se adivina el carácter

por la línea de tu mano los hijos que te esperan

por la forma de tu cráneo la inteligencia

por el ancho de tus huesos tu fortaleza

por tus actos la magnitud de tu entierro

y por tú cadáver

la demora de tu olvido.

 

 

 

 

 

 

 

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