Presentamos una serie de poemas de Francisco Larios que tratan el delicado momento político que tensa a Nicaragua. Francisco Larios ha publicado un poemario, Cada Sol Repetido, anamá Ediciones, Managua, Nicaragua, Noviembre del 2010 y una plaquette bilingüe Astronomía de un Sueño/Astronomy of a Dream, Barcelona, 2013. Es Doctor en Economía, es consultor de economía internacional, investigador y catedrático. Tradujo la antología de poesía norteamericana Los hijos de Whitman, que publicó Valparaíso México.
Poemas a la insurrección del pueblo en Nicaragua
Epitafio para espectro en abril
A los sesenta y tres asesinados
por la dictadura Ortega-Murillo
en nuestro abril más triste
y lleno de promesa.
Todas las pancartas hablan del espectro.
El espectro que mata rodeado de flores.
Tiene su corte, un
regimiento sombrío que ya muere
su primera eternidad.
Sesenta y tres
eternidades
tendrá que recorrer
en muerte eterna.
La mancha de abril
será su techo, su áspero piso,
las paredes que por siempre
le cerrarán la luz.
Oración Ancestral
No digan el nombre del tirano ni en susurros,
(el tirano está muerto cuando duerme)
no le alerten con palabras virulentas
ni lo despierten con maquinaciones;
ya vendrá el cavador de rostros a arrancarle los ojos,
y el murciélago de la muerte le cortará la cabeza,
y el brujo-pavo comerá su carne y sus huesos serán triturados
con sus nervios, que fueron impasibles al dolor,
y olvidaron
que el tiempo pule las piedras del amor,
y afila el canto agudo
del peñasco y la emboscada.
También caerán tus muros
A los héroes que derrumban muros y rescatan sueños
Los muros en ruinas camino del Monte Carmelo,
las llaves de Armagedón, de la perennidad:
la muralla china, la línea Maginot,
el Checkpoint Charlie;
los muros del gran Salomón son solo
una pared de lamentos. Osado Vallum Hadriani,
adelantado muro,
entre los bárbaros crece tu abandono;
y el gran Atlántico que
por los siglos
de los siglos nos cuidara;
las murallas invisibles de Dubrovnik y Gorgán; y todas las fronteras
que la guerra apisona en su estampida;
los muros que erigen los que erigen las ruinas,
los muros que erigen los que erigen
el silencio de otros;
los muros
que su espanto diseña;
los muros
que su miedo imagina;
los muros que prohíben entrar,
los que prohíben salir;
tristes decrépitos túmulos de sombra,
entre los bárbaros
crece su abandono;
el horizonte cae y la luna apenas se sostiene,
los muros del Carmelo caerán también.
Furia contra el usurpador
Tu aire canalla en medio
de todas las sedes del desierto
me ha despertado
En Senaar
El soberano
sale a la multitud
que agita brazos y banderas.
El eco esparce su homilía.
Regresan
las frases fecundas en gratitud
No será vuestra miseria
quien detenga
este amor
Ahora el rey hermano
abraza al hijo de tu amigo muerto,
su hijo,
hermano de la muchedumbre
que le ama
porque así se construyen las venganzas.
elogio a un tiranicida
Yo siento mi corazón por Rigoberto;
dios menor, demonio, paria, tonto inusitado;
sucio inmoral innecesario loco
acomplejado iluso inadaptado;
creyó que al decir de un Tomás Jefferson
el árbol de la libertad se nutre
con la sangre de tiranos.
Qué absurdo impulso Rigoberto.
Qué cruel violencia.
Gracias.