Poesía chilena actual: Tamara Orellana Valdivieso

Presentamos una muestra de Tamara Orellana Valdivieso (Santiago de Chile, 1989). Licenciada en Antropología Social por la Universidad de Chile y con Diplomas en Estudios Griegos y Lenguas Clásicas por la misma casa de estudios. Premio Juegos Florales Gabriela Mistral 2005 (Cuento Juvenil). Bajo el seudónimo de Malena de Mili publicó los libros de poesía “Elegías” (2013) y “Lacrimal” (2014), ambos por Mago Editores. Algunos de sus poemas se pueden encontrar en revistas digitales como Círculo de Poesía, Cantera, Librescritura y Buenos Aires Poetry.

 

 

 

 

Purificación del Fuego

 

Entregamos tu cuerpo a las llamas.

Ahora es sagrado

el fuego

 

 

 

 

Es insultante esta calma

 

Ya no tenemos nada de qué quejarnos.

No hay pelos en la ropa,

ni un punto corrido en mis medias,

no hay ruidos a mitad de la noche,

no tropezamos con nada en el pasillo.

Salvo el insomnio, nada perturba nuestro sueño.

Las cosas insisten en permanecer en su lugar.

Toda la casa está demasiado limpia,

demasiado quieta.

Es insultante este orden.

Es ultrajante esta calma.

 

 

 

 

No poder entender la ausencia

 

Me acuerdo cuando la señora Ángela me contó

que cada vez que me iba a clases

dabas vueltas por mi pieza

y me buscabas, llorando.

Me dio ternura,

como se enternecen los adultos

de las penas de los niños,

sin tomarlas en serio.

 

Ahora entiendo qué se siente

dar vueltas por la casa y que,

por más que se lo llame y se llore,

el ser amado

no aparezca.

 

 

 

 

 

Fe

 

Qué lindo sería creer en Dios.

Qué alivio poder despojarse

de esta rabia difusa contra la vida

y tener de pronto alguien

concreto y definido

a quien culpar de esta injusticia

sobre quien descargar mi ira

 

 

 

 

 

Rugir

 

Qué mentira más grande

la omnipotencia semántica del lenguaje.

Para poder decir este dolor

yo tendría que rugir.

 

Tendrían que desencajarse mis mandíbulas

volverse poderosas mis quijadas, mi garganta,

mis dientes afilarse hasta colmillos,

convertirme en la fiera que soy

y rugir

 

Rugir hasta que se detenga el curso de los astros en el cielo

y el sol, temblando, no se atreva a salir,

que no pueda amanecer un nuevo día

hasta que los cielos no me hayan devuelto

a mi cría.

 

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