62 voces de la poesía argentina actual: Raúl Mansilla

En el marco del dossier, Modelo para armar: 62 voces de la poesía argentina actual, con selección e introducción de Marisa Martínez Pérsico, presentamos al poeta Raúl Mansilla. Nació en Comodoro Rivadavia en 1959. Algunas de sus publicaciones de poesía son las siguientes: Mariaísmo (Editado por Universidad Nacional del Comahue, 1984), De la Construcción de Mitos y Otros Sucesos (Fondo Nacional de las Artes y Municipalidad de Puerto Madryn, 1988), Las estaciones de la sed (Último reino, 1992, publicado por un Subsidio de la Fundación Antorchas), El Héroe del Líquido (Ediciones del Dock, 1999), Antología de Poesía Patagónica (Málaga, 2006), El Viaje Metafísico del Héroe. Obra reunida (Celso Arancibia Compilador, Ediciones del Piche-Trelew, 2016), Relatos Orales del Interior del Neuquén (Ediciones del Piche, 2017).

 

 

 

 

 

 

Arroz

 

Un puñado de arroz es la medida de los solos.

 

Una mosca da vueltas.

Nadie le va a preparar una celada.

 

Alcohol y fármacos para la mudez de la ciudad.

 

Es la noche y lo alto y más allá donde vivió y más allá

donde vivió también y más allá.

 

Volverá la felicidad eso seguro la ciudad será distinta

dos puñados de arroz

eso es felicidad.

 

 

 

 

El oro de los tontos

 

Nada es oro en la mirada del héroe.

La fe ha sido abandonada y no hay nada que inventar.

Nada que curar, nada que nadar.

Nada que negar, las ramas ya están,

sobre el árbol del que cuelgan, líquidos,

el padre del padre del padre de su padre.

Nombres mudos e hijos naturales del alcohol.

Ni cruces de madera en las pupilas dan razones valederas.

Ni el arroz arrojado por Dios a los felices,

ni las madres recordando su futuro en el espejo.

Oro de los tontos.

El silencio es negro y blanco, sólido y gaseoso,

y se proyecta líquido en la pupila del héroe

que mira la vieja foto en donde está tan claro el crimen

y tan borroso el asesino.

 

 

 

 

El carpintero líquido

 

Cuando entendió la geometría del paisaje

ya se habían borrado los paralelos y las sombras.

Mudo, no tuvo palabras para definir la soledad.

Perdido, en un mapa de viaje,

Ni un punto de vista, siquiera, ni un mojón.

Precariamente, hizo una casa de madera,

de la que yo salí una noche,

cuando entró el alcohol.

Extraviado, y ya sin tonos,

exaltó colores que dijo tener en la manga,

y los griegos entraron a la miseria del hogar,

en un caballo delgado,

sin equilibrio,

inverosímil.

 

 

 

 

 

Hablar en el estanque

 

A Juanse

 

Hablar se está poniendo viejo

 

Yo hago cosas correctas pero mi cabecita va para otro lado,

atenta contra el status quo imperante en la pieza de 3 x 4.

.

En mi cuerpo se libran batallas que termina perdiendo el que madruga.

Por eso, equivocado, el peso de la tradición no golpea mi puerta.

 

Cuando estoy de aliado a mi cuerpo miro el techo

contando los días las horas los minutos en que será mi enemigo, nuevamente.

 

Miro al techo porque hablar se está poniendo viejo.

 

Se rompió el vaso y estoy descalzo, los vidrios son pequeños espejos donde la culpa se peina en mi cumpleaños.

 

Quizás nunca supe apretar el botón correcto

Hablar ya es algo en desuso.

 

Ningún sapo del estanque quiere ser hitler todavía

porque con croar no alcanza.

 

Hablar se está poniendo viejo,

anticuado.

 

 

 

 

 

 

 

La bañera de Newton

 

Nocturno y ebrio,

vanos fueron los intentos de sostenerme ante tus dichos,

oportuno, el baño, pensé, me expiaría con su chorro.

 

La cortina no fue la mejor liana y compañera,

y hacia el centro de la tierra nos fuimos.

 

Menos Verne y magmático en las baldosas fui justo,

toqué mi costilla averiada y no pensé en vos,

ni en los géneros, mujeres, matriarcados,

sólo le di espacio al dolor,

partícipe necesario y llamativo del evento.

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