Versopolis es un programa europeo de literatura que cuenta con el apoyo de Europa Creativa, el propósito que tiene es el de promover la poesía escrita por los jóvenes poetas europeos a través de una serie de festivales con distintas sedes en Europa como los que dirigen nuestros amigos y colaboradores Ales Steger y Mite Stefoski, directores de los festivales Days of Poetry and Wine, en Eslovenia, y el Struga Poetry Evenings, en Macedonia, respectivamente; en Círculo de Poesía creemos en la literatura que están escribiendo estos jóvenes poetas y hemos decidido presentar a cada uno de los poetas que han sido seleccionados en este programa. En esta ocasión presentamos, en versión de Samuel Rivero, al poeta Walle Sayer. Nació en 1960 en Bierlingen, Alemania, Sayer es miembro de la asociación PEN de Alemania así como de la Asociación de Escritores Alemanes (Verband Deutscher Schriftsteller). Su trabajo ha recibido varios reconocimientos entre los que destacan el premio Friedrich-Hölderlin-Preis otorgado por la ciudad de Bad Homburg y el Vera-Piller-Poesiepreis de Suiza. Se considera que su poesía está marcada por la simplicidad y, a su vez, por el detalle: las pequeñas cosas que hacen llevadera y, al mismo tiempo, pesada a la vida.
Una pequeña pala perdida yace ahí
Como si esperara
debajo del turbio y nublado cielo
la playa vacía como si esperara
algún tipo de significación
un padre tal vez,
que olvida el paso de las horas
que de otra forma recuerda,
mientras construye algo
como la prognosis
de un castillo en la arena,
delicadamente sobreadornando
sus torres,
sus almenas,
y entonces dar un paso atrás,
esperar junto con los niños
hasta que el agua se eleve
mostrando
una ola que sobresalga
tirando todo y llevándoselo,
la tarde perdida,
las horas ganadas
eso simplemente,
simplemente eso.
A Little Lost Shovel Lay There
As though waiting
beneath the murky clouded sky
the empty beach as though waiting
for some sort of endowment with meaning
for a Dad maybe,
who forgets the passage of hours
that he otherwise remembers,
while building something
like the prognosis
of a castle in the sand,
delicately over-adorning
its towers,
its crenels,
and then to step back, to wait
along with the kids,
until the water rises
in its show,
a wave jutting forth,
taking everything down and away with it,
the wasted afternoon,
the hours gained
that simply
simply that.
Bendición de viaje
Tallos de ruibarbo que proyectan sombras como hojas de palma
y la bruja del clima pasando el rato en la cabina de bronceado
siempre que el estanque esté congelado con una lisa capa de hielo.
Y cada Grand Tour comienza con un triciclo
bajando por un camino polvoso,
escabulléndose detrás de tres pilas de estiércol.
Y sólo en una maleta sin fondo
podría traer todo eso.
Travel Blessing
Rhubarb stalks casting palm-leafy shadows
and the weather witch hanging out in the tanning booth
as long as the pond is frozen over, a bald icecap.
And every Grand Tour starts out on a tricycle
down a dusty road,
scuttling pas three dunghills.
And only in a bottomless suitcase
could all be brought along.