Presentamos una muestra poética de Raúl Benjamin Chávez Castillón (Tepic, 1992). Estudió la licenciatura en psicología en la Universidad Autónoma de Nayarit y participó en el festival de Letras del Pacífico en 2016. Ha asistido al taller de poesía que imparte Mijail Lamas en su modalidad on line.
SE DESCONOCE SU PARADERO
Me voy, madre. No sé si vuelva.
Traigo en mi cráneo un pandero,
escucho un tambor en mi pecho
algunos lo llaman locura
y solo unos cuantos instinto.
¿Escuchas la percusión, madre?
Dime si alguna vez pudiste.
Sirenas y pepitas de oro
aquí cerquita en la frontera
del indómito Río Grande
venden humo, venden promesas
que atraen a quien ya ha visto
a la desértica y pobre
arena vestirse de sangre
Me voy, madre. No sé si vuelva.
Dejo estas calles polvorientas
abandono el futuro incierto,
el temor de que éste cuerpo
quedará entre escombros o fosas
Que sí madre, si llevo lonche.
No madre, no me dará frío.
Me voy, madre. No sé si vuelva.
LA DESPEDIDA
El día que Trump tomó protesta
susurraste: “cuídate mucho”
a la verita de mi oído.
Una ánfora gris pintó el cielo,
la calefacción encendida,
tu mano aferrada a la mía
bajo una sábana transparente
-como extraño ese hábito horrible-
Casa sola, melancolía,
buqué de alcatraces marchitos,
un veinticuatro de cerveza
estático e intacto se entibia,
la alfombra con olor a sucio,
tus ojos un poco nublados
mi sonrisa un tanto fingida.
Tu familia celebraba
al teléfono tu estadía
pero tú y yo,
…yo y tú,
……tú y yo
callábamos por mí partida.
MÁRMOL Y GRIETAS
Todas las mañanas rumbo a la chamba
acaricio el mármol y evito grietas
desconozco los nombres de las calles
basta recorrer el mismo camino
el de siempre aquel que se siente
como alta mar y a pesar de todo eso
lo siento tibio, seguro, en calma
o es lo más cercano que he estado a estarlo.
Habito California sin dañarla
sin dejar estela de mi presencia
trato de habitar esta ciudad fría
con la misma cálida gentileza
con la que tú me has habitado siempre.
UNA CIUDAD AL SUR DE NINGUN LUGAR
Con un idioma que no es mío
un conjunto de anécdotas falaces
para encajar con los que caminan
un bautizo anónimo y ficticio y el
seguro social de un desconocido
mis pies trazan la ruta formicidea
con la que erosiono –uno a uno- mis días
me pierdo en la multitud de inmigrantes
quien a su vez trata (en mi) de perderse
y es el mismo desfile todos los días
desaparecemos entre acuerdos
no informados, ficción y ruido blanco.
¿A dónde ha ido la sonrisa cobriza
que madruga a vender en el crucero?
No habrá alarido incrustado en el aire
al jalar el arnés del parachute
la coordenada de algún teclado
en un cubículo de seis por cuatro
entre edificios de concreto y mármol
¿A dónde se iría aquel tierno asombro
atestiguado a mil pies de altura
sobre un globo de aire caliente?
Porque aquí estamos pero nunca somos.
En este lugar -que no es un lugar-
habrá una evidencia menos obtusa
de un veterano pidiendo limosna
que de mi existencia en California.
Y así lo decidí, así está bien.
HARRIED
El tiempo me ha cobrado aranceles
caíste a tres latidos por segundo
no podrás ver los nuevos pliegues
a la periferia de mis párpados
no atestiguaré a tu pelo negro
tornarse de una semana a otra blanco.
Jamás fuiste una planta de ornato,
siempre supiste hacerte presente
con el fragor de tu garganta al viento
tus ominosos ojos observando
atenta al tiempo y sus espacios huecos.
Sembraste gerberas a cada paso
no existe paradero conocido
de lo que en algún momento sentimos
o de aquel llanto ahogado al despedirme,
Y juro todo estaba calculado.
Que habría más fotos, más abrazos
monólogos mucho más prolongados
que cuando volviera te llevaría al mar.
Pero ya no estás, no estarás nunca más.
Hoy hace frío aunque estemos en Mayo
Habla por última vez niña, Harried,
para saber que estás sana y salva.
LA SOPA DEL DÍA
Los viernes siempre hay chowder de almeja
el esprincler enciende a las quinientas
sábado, sopa de tocino y papa
busco una película en cartelera
el domingo sabe a caldo de pollo
me imagino que lo hizo mi padre
el lunes repito, tocino y papa
hay que sacar la basura en la noche
el martes hay que surtir la despensa
el día libre es día de limpieza
miércoles, la barredora suena
otra vez hay un disque caldo de pollo
jueves de minestrón, chambeo de noche
luna de octubre llena de nostalgia
las lunas de California tan grandes
quedó un rastro de sal camino a casa
llanto a escondidas, inhalo, respiro
se escuchan gaviotas de madrugada
segundos antes de sonar mi alarma
mediodía, mirada entumecida
aún sin calendario sé que es viernes
los viernes siempre hay chowder de almeja
CRÓNICA DE LOS ÚLTIMOS DIEZ AÑOS
Todo era distinto hace diez años
no nombraban a Tepic ni en el clima
pero han robado varios latidos
mi hermana estuvo en un fuego cruzado
están cocinando carne humana
en la tienda ya no hay cartulinas
pendremos de un hilo como piñatas
algunos aún cambian oro por espejos
y el fiscal estatal fue encarcelado.
¿dónde quedó la serpiente emplumada?
aún no nombran a Tepic en el clima
pero ya hay noticias de nosotros.
UN AÑO EN CALIFORNIA
Miro mis palmas negras carcomidas
como los cogollos que desbarató
de nuevo me distrajo el espejismo
de tu silueta en esta fría bañera
solo el vapor y el ingrávido tiempo
separa tu piel morena de la mía
a veces veo la sombra de mi madre
vistiendo manta entre las amapolas
camino a Elsinore, Menifee o Hemet
sus hálitos me mantienen tibio.
Extraño momentos que aún no ocurren
buscar dirección en ciudades nuevas
o inventar conversaciones ajenas.
En Nayarit jamás conocí el frío
y esta ciudad se ha pintado de invierno
todo es blanco excepto nuestro futuro
nuestro exhalar es la bruma nublando
los caminos obtusos y ambiguos
o tal vez es la sal o tu sonrisa
o tu espalda o tal vez todas las noches
en Santa Cruz Miramar y sus playas
las que transmutan todas estas letras
como un grito ahogado en nostalgia
como un lamento bañado en remesas.
Y aun un año después de California
sigo guardando todas las promesas
por las que apostamos un todo o nada
para asegurar que el siguiente segundo
-solo uno- podré estar a tu izquierda.