Presentamos una muestra de Bejan Matur (Kahramanmaraş, 1968). Poeta, escritora, periodista y conductora de televisión. Es una de las autoras en Medio Oriente con mayor relevancia en la actualidad. Desde 2005 es colaboradora del diario Zaman. Entre sus libros destacan Rüzgar Dolu Konaklar, Onun Çölünde y Doğunun Kapısı: Diyarbakır. Las traducciones son de Adalberto García López.
Si esto es un lamento
Ellos hablan de una tierra que nunca fue,
una lengua inexistente.
No hay pronunciación
sin palabras.
Si somos arrojados al mundo
para entendernos entre todos,
¿quién puede darle sentido a la muerte?
Explica cómo las montañas se robaron el aliento,
o traduce la oscuridad
que ha caído.
¿Quién puede nombrar lo que brota
del sueño de un niño?
Aleteando en un viejo cuento,
las alas de los pájaros se posan
sobre mí, y mi piel
es parecida a las piedras
como las ancianas solían decir.
Cuando la oscuridad cae
más allá de las montañas,
La gente que recuerdo me mira
con dolor. Mis palabras son una elegía.
Si esto es un lamento,
aún no comienza
nuestro llanto.
Sol muerto
Cavé la noche
desde la carne de un sol muerto
y lo introduje en mi corazón.
Cada mujer conoce su propio árbol
Cuando te busqué
extendí mis alas por la ciudad
construida por negras, abandonadas piedras,
encontré un árbol y me posé sobre sus ramas
y grité del dolor.
Cada mujer conoce su propio árbol.
Esa noche crucé una ciudad
tan negra que la oscuridad
temía introducirse en ella.
Mi alma estaba sola
sin su sombra.
Aullé.
El sueño de la tierra
En su soledad el nocturno pensamiento,
¿Por qué estas estrellas?
¿Por qué esta voz zumba en mi corazón de oscuridad?
¿Cuando las voces retrocedan
qué quedará
sino la opresión mordiendo mi alma?
¿Si la Estrella Polar se mueve un segundo de su lugar
el pescador pierde su camino?
¿Olvida el pastor su silbato?
Quizás nada,
nada pueda alterar mi verdad.
Soy el sueño de la tierra.
Un durmiente que termina de dormir
verá cuando despierte
la verdadera oscuridad más allá.
Estar en el mundo es dolor
Todas las piedras rojas en la tierra están manchadas
con la sangre de dios.
Y es por eso que las piedras rojas
nos enseñan nuestra infancia.
Cuando somos niños, el dios
camina detrás de nosotros.
Tocas nuestros aretes
y nuestro collar.
Él entra y se oculta en nuestros zapatos brillantes
y en los pliegues de nuestra cinta infantil.
Debo comprar un vestido rojo fuego, y una cama,
un anillo rojo
y una lámpara.
Debe llegar un instante
en que el tiempo de la madre comience y termine.
La sangre sabe cómo esperar,
sabe también cómo ser una piedra.
Estar en el mundo es dolor,
esto he aprendido.
Oscuridad roja,
oscuridad azul
y el comienzo,
El significado de estos debe ser
que nunca nos abandonan,
nuestra madre y nuestro dios.