En Poema para leer un viernes por la tarde, recomendamos leer La mujer disuelta, de Mario Bojórquez, seguido del comentario de la poeta Lourdes Sánchez Duarte (Culiacán, Sinaloa, 1950), quien ha construido un método de análisis paralingüístico llamado Redes rítmicas donde profundiza en el estrato intertextual de un poema a partir de los acentos prosódicos. En 1995, como jurado del Premio Clemencia Isaura de Mazatlán, Sinaloa, el más antiguo que se otorga en México, redactó estas notas para dictaminar el poema ganador titulado La mujer disuelta de Mario Bojórquez.
Sobre La mujer disuelta de Mario Bojórquez
La repetición de las palabras dentro de esta estructura que se divide en dos planos, es un recurso que logra un eco ascendente del contenido, tal un espejo colocado frente a otro; es entonces lealtad que se repite bajo un tono vitalista. El tema amoroso está sobreexpuesto y la actitud ante el amor es la manera de relacionarse con la vida. La mujer es isla, es balsa; el maná de la mujer está delineado alrededor de la emoción erótica, húmedamente cotidiana; la mujer es parte del otro espejo colocado frente a la voz del autor, donde dos cuerpos entrelazados repiten el ritual amoroso, el cual resulta ser el encuentro con lo otro que es conocido, sí, pero distinto. Así, el encuentro forma una tercera realidad: la de la pareja que se mueve bajo la atracción enorme del instinto, ahí donde la intuición es el marco poético, ya que la razón y la conciencia se hayan enclavadas en la factura métrica. Dentro del área del metro hay un despliegue armónico de endecasílabos, aquí el juego rítmico entre metros enfáticos, heroicos y melódicos abarca a los denominados yámbicos y a los B2 a la francesa; en su conjunto, estas cinco variantes, colocadas entre sí a la distancia justa, dan por resultado un decir poético tan terso como lúdico. La lectura va sin tropiezo de línea a línea, recorriendo la buena colocación de las palabras, y es así que el entretejido de las ideas forma dentro de la estructura un todo que se relaciona en gran equilibrio con sus partes. Un punto más a tener en cuenta es el de la memoria, pues si la imagen y la idea se mueven entre la intuición y el instinto, y la conciencia dentro del equilibrio de la factura métrica, la memoria se manifiesta a partir de perífrasis inmediatas al presente, en rumbo y enlace al resto de la acción verbal dentro de un tiempo presente pleno. Así, cada vez que el poema sea leído, acontecerá desde la memoria, que también es recuerdo, un registro temporal en presente, y luego entonces una memoria viva que se actualiza de manera inagotable y combativa, especialmente en torno a los verbos ser y estar, mirar y beber, hundirse, ir y cercar. Al respecto de las imágenes interiores, aquellas que se hayan cifradas dentro del texto (intertextualidad), hallamos que en el acento diez el autor dice: “Rueda la sombra de la orilla rumbo a la corriente de la ribera, y me sumerjo en la ola hasta ahogarme”. En el acento 9 prosigue: “Yo soy el que mira la superficie de la marea”. En el acento 7 explica “(yo) soy un lago” y en el acento 8 señala: “Tú eres isla, eres balsa”. Hasta aquí aparece una distancia, él es agua de la tierra, ella es agua marina, mas él ve la superficie de la marea que se acerca. De ahí que el acento 6 diga: “Hacia ti, soy veloz corriente, pie a pie llevo hacia ti la esencia de la lluvia, soy el río que donde su lecho sabe de los remolinos y de los falsos giros, con sed de ti floto y me revuelco desde el vientre, busco en tus senos las escamas y la tregua en tus caderas, mis sinceras aguas alcanzan el oleaje en que te detengo.” De esta manera vemos con mayor claridad el contenido de los dos espejos, en uno de ellos la voz avanza hacia el encuentro del otro, como un reflejo que invade el otro mar de imágenes. En el acento 1 el autor repite: “Aquí estoy, y soy agua que va, desde aquí voy, soy agua en movimiento”. Para proseguir en el acento 2: “Me hundo en la represa del cauce, voy hacia tu profunda linfa, voy hacia el profundo vacío transparente, desde el puerto bramo por el aguamiel de tu caricia”. Es entonces que en el acento 3, acontece desde el punto de vista del ritmo acentual el desenlace; este hecho es poco común dentro de la factura del endecasílabo, ya que este acento por lo regular es un acento de enlace de nexos; y ya salvados los riesgos entre el agua dulce y el agua salada, lejana influencia de Sor Juana; el autor cierra su argumento y dice: “El cuerno de la furia ablando, paso entre la líquida agua de la lujuria, apago su cuerpo cercando su vientre, cercando sus anzuelos, cerco los huecos de su saliva y a su lengua me aferro”. Hay pues un combate erótico entre dos espejos, la voz que avanza hacia el mar: de lago a río de río a puerto va sufriendo una dolorosa transformación hasta alcanzar en la isla a la mujer, a la que el náufrago se aferra y necesariamente se entrega. Ella a cambio recibirá la esencia de la lluvia, otra vez entre dos planos dialécticamente aparece el tercer elemento que los reconcilia, la lluvia, el agua aérea. He querido pues, participar con estas reflexiones al lector, del por qué, La mujer disuelta es una obra merecedora del Premio Clemencia Isaura, el premio más antiguo que en poesía se otorga en el país, desde el hermoso puerto de Mazatlán, Sinaloa.
Lourdes Sánchez Duarte
La mujer disuelta
(Viaje)
I
Porque me hundo en ti, lago de sombras
es tu cuerpo veloz agua que rueda
abriendo su torrente en dos orillas.
Porque me hundo en ti, soy lo que arrastras
en tu furia me llevas diluido
y me ablando en la lluvia, soy corriente
que a su paso abrirá nuevas riberas.
II
Soy agua junto a ti, estoy permeado
de tu líquida esencia presurosa
y donde va tu pie, se me derrama
la sed que por tu pie voy padeciendo.
Eres agua, lo sé; te bebo a mares
es lujuria tu pelo destilado
si cada que te toco se humedece
la mano primitiva donde tiemblas.
III
Eres agua, lo sé; lo sé, lo siento
pues tu cuerpo es el río donde empieza
la vida que me das y que yo tomo.
¿Cuál es el cauce, el lecho en que reposas?
¿Y qué represa o vaso te contiene?
Si cuando voy a ti, sólo eres jugo,
jugo de ti, donde beber es santo.
IV
Agua profunda, en superficie quieta
ahonda remolinos de la vista.
Agua profunda, que el mirar explora
y la mano se atreve sin asirte.
Agua profunda, curso interrumpido
estancamiento falso donde agitan
secretas linfas, giros expectantes.
Agua profunda, vaso medio lleno
medio vacío vaso, donde bebe
la transparencia líquida, tu acento.
V
Eres agua de amor, estoy ahíto;
y no apago la sed, cómo saciarme
si tu cuerpo te crece ola con ola.
Bañado en ti, bañado, sumergido
me desperezo, floto sin ahogarme
es tanta la fruición, sin empalago
que vuelvo a revolcarme en tus fluidos.
(Tornaviaje)
I bis
Voy cercando tu vientre con mis barcos
y tu vientre se extiende, marea baja
en el vaivén extremo de tu brote.
Voy cercando tus piernas con mis redes
y el pez piloto busca donde alzarse
donde arrojar su escama braquicéfala.
II bis
Voy cercando tus senos con arpones
con anzuelos sin mella hundo la carne
en tu pezón ardiente está manando
el aguamiel, delicia donde abrevo.
Voy cercando caderas por tus costas
anegando sin tregua mis bajeles
para regar sin mácula tu orilla.
III bis
Voy cercando tu pelo, eres corona
de frutas suculentas, fresca pulpa
donde chupar encuentra su contento.
Voy cercando tus manos que me cercan
y el apretón sincero de mis ansias
en tu caricia de agua se detiene.
IV bis
Voy cercando tus pies, islas floridas
en donde puerto alcanzo, tu cobijo.
Voy cercando tu boca y tus axilas,
de tus huecos los húmedos humores
la saliva candeal, sudor extremo.
V bis
Va cercando tu cuerpo, el artificio
de mi lengua serena, pero diestra
y toco, bramo, brusco, te penetro
y te aferras a mí, balsa sonora,
en tu más alto oleaje te suspendes,
te vienes, te detengo, nos hundimos
y vuelves otra vez a derramarte.