Presentamos, en versión de Nieves García Prados, algunos textos de la joven poeta norteamericana Maiya Pittman. Vive en Richmond, Virginia, y forma parte del rico movimiento de oralidad de la poesía en Estados Unidos, con un tono que presta especial atención a las narrativas de violencia, intolerancia y desigualdad. Actualmente cursa estudios de doctorado en el programa de española de la Universidad de Virginia.
Maiya Pittman is a poet, playwright, and spoken word artist from Richmond, Virginia. Her play, The Visitor, was featured by SPARC’s New Voices for the Theater play festival (2013) as one of eight youth poets in Virginia. She attended Virginia Commonwealth University, where she studied Foreign Language with a concentration in Spanish and a minor in Italian Studies. She is currently a graduate teaching assistant in the Spanish PhD program at the University of Virginia where she explores her research interests, such as film, contemporary poetry, and the application of womanist theory in contemporary narratives on violence. She has served as a featured poet for the FLUX Poetry and Spoken Word Organization at the University of Virginia (2018).
WWIII
It was 9 in the morning and the sky was weeping.
I think that it might be time to retire the butterflies.
Everything changed when the world became divided.
Democracy was pronounced dead.
Even the tectonic plates hesitated to rub against each other.
Each afraid of more destruction.
More division.
Bickering broke out amongst humanity.
There were no more words, just nuclear aftershock.
Bombs were dropped quicker than friendships.
This is what we do:
each generation imploding
on themselves and leaving the next
generation with the rubble.
This is how we survive:
killing each other with each glance.
Eyes become weapons.
Water becomes a way of life
And only then do we appreciate
the company of one another.
My grandmother noticed that the seashells
no longer sound like the ocean.
Now they sound like greed and warfare:
A lullaby for the carnage to come.
That’s when my grandmother started the lessons:
1. Learn to swallow the days whole.
Gargle them in your throat,
only tasting the memory.
2. Always live near the water.
3. Unlearn everything.
Faces, buildings, baptisms and prayers.
What
becomes
of
the
faith
to
those
who have forgotten how to believe?
4. When the last body falls
Only then will we know
to whom this land was promised.
III GUERRA MUNDIAL
Eran las 9 de la mañana y ya estaba llorando el cielo.
Creo que fue la hora a la que se marcharon las mariposas.
Todo cambió cuando el mundo quedó dividido.
La democracia fue declarada muerta.
Incluso las placas tectónicas dudaron de chocar entre sí.
Temían una mayor destrucción.
Una división mayor.
Estallaron las peleas entre la humanidad.
No hubo más palabras, sólo réplicas nucleares.
Las bombas cayeron más rápido que las amistades.
Esto es lo que hacemos:
cada generación implosiona
sobre sí misma dejando a la siguiente
generación con los escombros.
Así es como sobrevivimos:
asesinándonos en cada mirada.
Ojos que se convierten en armas.
Agua que se convierte en un modo de vida
y sólo entonces apreciamos
la compañía del otro.
Mi abuela se percató de que las caracolas
ya no sonaban como el océano.
Ahora sonaban como la avaricia y la guerra:
una nana para la matanza por llegar.
Fue entonces cuando mi abuela comenzó las lecciones:
- Aprende a tragarte los días enteros.
Haz gárgaras con ellos en la boca,
saborea sólo el recuerdo.
- Vive siempre cerca del agua.
- Olvídalo todo.
Caras, edificios, bautismos y rezos.
¿En
qué
se
convierte
la
fe
para
aquellos
que han olvidado cómo creer?
- Sólo cuando caiga el último cuerpo
sabremos
a quién fue prometida esta tierra.
Terms and Conditions
Reflecting about the birth of my little brother:
When they told me that my little brother was breech,
I understood him for the first time.
His feet were trying to march into a world
where he will continuously be halted by authority.
I could feel my heart sinking just a little for a boy
who was born in the same summer that
hoodies became a cautionary tale.
I flinched when I held him for the first time.
I was holding innocence dressed in worry.
His sweat felt like bomb fluid an
each breath he takes is a riot.
How challenging it must be to come
Into a world that isn’t built for you.
Black children ride down the birth canal
reading the Terms and Conditions.
Condition: Knowing that a bullet is out there
claiming you as its destined target. The click
of a gun marks consent of existence.
Term: You are never innocent.
Though you can look at a flag with red
and white stripes you may also realize
that another soul may have been beaten
Black and blue until
they saw the stars.
Condition: Is waking up for another day
and calling it cheating death.
You won’t waste time checking for monsters
under your bed because you have
already observed how they can be present
in your skin so I’ve tried to convince
my brother that monsters do not exist.
Term: Is your skin crawling every time
that there is a guilty plea with no indictment.
You’ll cringe as the replay loops on the news
from evidence of a murder
that was nicknamed a misunderstanding.
Condition: Even your shadow is afraid
to follow you because your future is not well lit.
Term: Is the closing of yet another casket.
Is the missed march on a rainy day
Is the person crossing the street when
I walk home from the library at night.
Is my mother changing the channel
when the news came on when we were kids.
Condition: Is getting to leave
the hospital with my little brother.
Term: is not knowing what this
world may do to him.
Términos y Condiciones
Reflexionando sobre el nacimiento de mi hermano pequeño:
Cuando me dijeron que mi hermano pequeño vino de nalgas,
lo entendí por primera vez.
Sus pies intentaban desfilar hacia un mundo
en el que continuamente recibirá el alto de la autoridad.
Pude sentir cómo se hundía mi corazón un poco por un niño
que había nacido el mismo verano
en que las sudaderas con capucha se convirtieron en un cuento con moraleja.
Me estremecí cuando lo sostuve por primera vez.
Estaba sosteniendo la inocencia vestida con preocupación.
Su sudor se sentía como una bomba líquida,
cada una de sus respiraciones como una rebelión.
Qué gran reto debe ser venir
a un mundo que no está hecho para ti.
Los bebés negros descienden por el canal de nacimiento
leyendo el contrato de Términos y Condiciones.
Condición: Saber que ahí afuera hay una bala
que te reclama como su destinado objetivo. El clic
de un revólver marca el consentimiento de la existencia.
Término: Nunca eres inocente.
Aunque puedas mirar a una bandera con barras
rojas y blancas también te percatarás
de que otra alma ha podido ser golpeada
negro y azul hasta
que viera las estrellas.
Condición: Levantarse cada día
y llamarlo engañar a la muerte.
No perderás el tiempo comprobando si hay monstruos
bajo tu cama porque
ya has visto cómo pueden presentarse
en tu piel así que he tratado de convencer
a mi hermano de que los monstruos no existen.
Término: Tu piel se arrastra cada vez
que hay una declaración de culpabilidad sin acusación.
Te encogerás de miedo cada vez que las noticias insistan
en que un asesinato evidente
lleva el sobrenombre de un malentendido.
Condición: Incluso tu sombra tiene miedo
de seguirte porque el futuro no está bien iluminado.
Término: El cierre de otro féretro.
La marcha cancelada por un día lluvioso.
La persona que cambia de acera cuando
de noche me cruzo en su camino de vuelta a casa desde la biblioteca.
Mi madre cambiando de canal
al empezar las noticias cuando éramos niños.
Condición: Poder salir
del hospital con mi hermano pequeño.
Término: Se desconoce que
le deparará a él este mundo.