Presentamos, en versión de Nahomi Sánchez Puente, la primera entrega de una serie que se titula Nuevas Poetas en Inglés. Iniciamos con Safiya Sinclair (1984). Nació en Montego Bay, Jamaica. Escribió el libro de poemas Cannibal (University of Nebraska Press, 2016). Ha merecido distinciones como el Whiting Writers’ Award, el American Academy of Arts and Letters’ Metcalf Award, el OCM Bocas Prize for Caribbean Poetry, el Phillis Wheatley Book Award, y el Prairie Schooner Book Prize in Poetry. Obtuvo el PhD in Literature and Creative writing en la University of Southern California. Este poema apareció en The New Yorker el 25 de junio de 2018. Leyó su poesía en el festival Poetry International de Rotterdam en 2018.
Evangelio del malentendido
Quiero ser la navaja chocando
el lazo marrón para besar la nuca de cualquier hambriento;
Belleza americana o caña de rama, rama tibia
del hombre atándome aquí en un estudio mudo. Para ser un dolor
en el pecho de una explosión gelatinosa, es lo que quiero, mancha de la vid
y tórrida en la codicia de verano, presionando mis miedos contra
la luz de la soledad. Carente de nombre, cazo por bien y por amor
en lugares extintos, me encorvo dentro del deseo del ojo y bebo.
Todos los bermellones pelados, todos pillados, prometidos. Otra vez siendo vistos y finalmente.
Para ser vistos. Es eso lo que quiero. Arrastrar el sueño de su cuerpo.
Para hacer arder el cuarto de su boca. Vestido de ansiosa piel
santa con una mordedura de araña. Escupitajo rosa, ebrio. Silencio ahogado.
Como la vida desdoblando sus pegadas alas en mí, aspirándome dulcemente.
¿Esto es amor? Caminar de la mano a través de la húmeda oscuridad,
Penetrar la tela fantasma del hambre, para considerar algunas necesidades
Que no deberían ser entendidas. Algunas mujeres.
La manera en que mi hermano reza todavía encontraré a un hombre para divinizarme
Y mi padre me dice que las mujeres flojas jamás serán amadas
Como la nueva trompeta de hoy empujando su brillante flor
En mi promiscuo camino. La lenta voz de su ángel silbando sin aliento:
No. Él no está aquí. Él no está aquí. Él no está en ninguna parte.
Gospel of the Misunderstood
I want to be the blade striking
knotted brown, to kiss the nape of any hunger;
American beautyberry or rutted cane, warm branch
of man pinning me here in mute study. To be an ache
in the breast of a burst jelly is what I wanted, vine-slick
and torrid in summer’s greed, pressing my fears against
the light of the lonely. Nameless, I haunt for god and love
in extinct places, curve myself inside desire’s eye and drink.
All peeled vermillion, all caught promise. Again all-seeing, and finally.
To be seen. Is what I wanted. To trawl the sleep of his body.
To make a burning room of this mouth. Skinned eager
with spiderbite and holy. Split-pink, drunken. Choked quiet,
as life unfolds its sticky wings in me. Snuffing me sweetly.
Isn’t this love? To walk hand in hand toward the humid dark,
enter the ghost web of the hungry, to consider some wants
were not meant to be understood. Some women.
The way my brother prays I’ll still find a man to divine me,
and my father tells me lazy women will never be loved.
Like today’s new trumpet pushing its bright flower
in my slutty way. The slow voice of its angel hissing breathless:
No. He is not here. He is not here. He is nowhere.