Presentamos, en versión del poeta y traductor argentino Leandro Calle, algunos textos del poeta africano Gabriel Mwènè Okoundji, cuya Antología poética ha publicado Pre-Textos recientemente. Este poeta mereció el Grand Prix Littéraire d’Afrique Noire (2010). Nació en el Congo-Brazzaville. Publicó numerosos libros, muchos de ellos fueron traducidos al inglés, al español, al finés, al occitano y al italiano. Por su obra poética recibió varias distinciones y premios. Su obra fue objeto de estudios críticos y académicos como los del profesor Jacques Chevrier, Thierry Delhourme, y Stephens Akplogon. En 2014 el documentalista Luc Gétreau realizó un documental sobre su vida y su obra: Gabriel Okoundji, le dévoilement du monde. El ministerio francés de la cultura, lo distinguió en agosto de 2018 con el grado de Officier de l’ordre des Arts et des Lettres, una de las principales distinciones de la República de Francia.
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Leer a Gabriel MwènèOkoundji es escuchar a una de las grandes voces de la nueva poesía africana de expresión francesa. Quienes hayan disfrutado de Aimé Cesaire, Léopold Sedar Senghor, Jacques Roumain o cualquier otro poeta de la “negritud” encontrarán en Okoundji, no solamente la herencia de aquellas voces literarias sino la nueva savia que nutre hoy a la poesía africana. En esta vinculación del pasado literario africano con la actualidad y en esta doble memoria, la original y la adquirida, la escritura de Gabriel Okoundji se vuelve imprescindible y necesaria.
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Leandro Calle
Poemas de Plegaria a los ancestros
– I –
Despierten, luciérnagas de mi infancia
valoré mal las turbulencias de mi magro destino
no crean esta locura que cubre mi rostro y mis pies
no es de ella, ni de su matriz que yo he nacido
Perdónenme todas esas infieles esperas
no tengo patria donde grabar mis alegrías
y mi razón, día tras día se encierra lentamente
en la arena de la incoherencia de mis rutas
– II –
Ancestros, el sol descendió en la colina de la palabra de ustedes
de mis dos manos y del eco de mi voz, les ruego
les ruego con todas las lágrimas en nombre de Alima
díganme la etnia del valle en donde se cosecha la sabiduría
Estrellas, ustedes que abrigan a mis ancestros en el segundo horizonte
levanten mi voz, levanten el hambre de mi mirada
y que crezca en mí la entera esperanza de una visión
más allá de los vapores del cielo, del frío y del viento de los océanos
– III –
¡memoria, oh memoria! ¡cómo envejeció el tiempo en mis arrugas!
de un cielo a otro, mis recuerdos se cubren de vejez
está oscuro, la noche como un río que fluye ha ganado al día
y las tinieblas llevan en sus olas los sueños de mi juventud
Éramos cinco y cinco, hijos e hijos, hombres entre los hombres
Nicolás cantaba, y la alegría subía para ennoblecer el color del sol
éramos el viento de la mañana que bate sus alas en el horizonte
¡memoria, oh memoria! ¡desde ahora está abolido aquello que fue el hombre!
– IV –
Mujeres con el vientre maltrecho, ustedes madres, ustedes tías, Ampili y Ndzama
mírenme, vuestro hijo cae con los pies desnudos, enceguecido por el crepúsculo
mis ojos observan el olvido frente al vacío de los cielos mudos de la errancia
denle a mi canto los favores de una danza con el aliento de mi niñez
Ustedes, abuelas, hembras escarnecidas, mujeres honorables, díganme
¿dónde están esos niños soñadores del lejano paraíso de Okondo
aquellos que danzaban con el trance de las risas ofreciendo sus voces a los ancestros?
díganme, mi cerebro sin gloria pide la luz de sus palabras
– V –
Majestuosa tierra de Mpana con barcos cargados de dolor
tierra nacida de la herida profunda de un corazón traicionado
tierra de cenizas, territorio de relámpagos inmensos
¿qué es lo que han hecho del aliento Tégué de tus maestros del fetiche?
Tierra de desgracia, la miseria del Hombre es ciega
los Mwènèanuncian el destino en lo más oculto de las almas
el destino todo silencioso está a la sombra de los ruidos de la noche
pero he aquí que la sabana ha perdido el rostro de la pantera
– VI –
Noche de alerta, noche de desgracia, cielo sombrío, cielo cubierto
todo se va, todo perece en la inquietud: ¡Ayéssa acaba de morir!
ningún grito, ningún ruido, y sobre su nombre, ¡un remordimiento eterno!
ancestros, los invoco, ¿en dónde está el camino del viviente en esta vida?
Ayéssa yo te nombro porque tu nombre es el símbolo de la sabiduría
la flor de tus sueños se dirigen hacia el silencio, Ngayama te llama
Obouronto y Lendzandza te buscan con el espíritu que no busca
y el silencio del cosmos en tu tumba crece como una hierba de soledad
– VII –
Ellas llegaron de Baya, de Yaba, de Dzouama, de Ayandza, de Tsongo
esas plañideras que ofrecían sus lágrimas a toda la región de Mpana
a la espera de que un día la voz reunida del número de sus hijos enterrados
volviera a visitar a todos aquellos del pueblo de Okondo que fueron perfectamente amados
Vendrá la lluvia, caerá sobre nuestras heridas e inundará la plegaria de nuestro llanto
la luna en el cielo danzará en nuestro nombre, en la ola de una esperanza efímera
nuestros corazones rotos entre los corazones extraviados danzarán en el fuego de la vida
nuestros corazones danzarán en el ardor de la tristeza en los caminos del dolor
– VIII –
Ancestros-raíces en la franja inmensa del lejano Yaba-Mbéti
su mirada es horizonte de luz perpetua que revela la existencia
su sabiduría es sin descanso por la memoria de mamá Épouki
abran con honor su espacio a las espaldas solitarias de Kélonangako
Sean indulgentes, iluminen el sendero, ahí donde la penumbra permanece
sus palabras, en este día, nombran el canto de la espera que lleva a la espera
no exijan juramento a favor del enigma por sus hijos
ancestros, hagan que, desde ahora, la noche sea transparente en la hora de las tinieblas.
Gabriel Mwènè Okoundji
Antología poética
Traducción y prólogo: Leandro Calle
Editorial Pre-Textos
Valencia – España
Año: 2019